Hace unos días hablábamos del nuevo disco de The Mastersons, representantes del Country – Folk desde Texas. Ahora toca el turno de Jason Isbell que trae bajo el brazo el recomendable The Nashville Sound, sexto disco que supone la continuación de los exitosos Southeastern (2013) y, en menor medida, Something More Than Free (2015). La trayectoria de Isbell ya la señalamos en su momento con estos dos trabajos, su pertenencia a los icónicos Drive-By Truckers de 2001 a 2007, su caída a los infiernos y su redención fundamentalmente a través de su relación con la cantante y violinista de Country Amanda Shires. En esta ocasión, Isbell se acompaña de los 400 Unit, su banda de acompañamiento, que también fueron referenciados en el segundo y tercer disco del de Alabama. Junto a ellos colabora Shires, que tendrá de nuevo un papel fundamental con sus aportaciones con el violín y las voces, y con la que compone una de las mejores canciones de todo el largo, ‘Anxiety’. Isbell sigue por las sendas anteriores, lo que sería un ‘Americana’ más ortodoxo aunque también se nutre de sonidos más duros, rindiendo homenaje a la evolución del Country en décadas pasadas en su cuna fundamental, la ciudad de Nashville. Y, de nuevo, a la producción se sienta Dave Cobb, responsable de trabajos de artistas que valoramos mucho en este blog como Chris Stapleton o Sturgill Simpson, entre otros.
El comienzo del disco se define con ‘Last of My Kind’, donde su voz maravillosa se combina con esos acordes acústicos en un medio tiempo que cuenta con el violín de Shires de forma sutil. Pero en ‘Cumberland Gap’ da un giro más rockero, más eléctrico y contundente, más en la línea de lo que hacen Drive-By Truckers, y donde destaca un estribillo adictivo. ‘Tupelo’ se encuadra en el ‘Americana’ más clásico, un nuevo medio tiempo de acústicas y violines mecidos por la voz de Isbell, donde también destaca la voz de Shires. ‘White Man’s World’ entra desde el comienzo, muestra de nuevo una cara más dura, con una batería más sincopada y con el violín de Shires aportando un punto más Folk. ‘If We Were Vampires’ es una canción más predecible, acústica con voz y guitarra, Shires de nuevo haciendo los coros, sin duda de lo mejor del tema.
La segunda parte del disco comienza con una fantástica ‘Anxiety’, coescrita por Shires, una canción larga que llega a los siete minutos prácticamente, y que comienza y termina con un sonido más épico, con las guitarras eléctricas y la batería, aunque entremedias regresa al Country-Rock. ‘Molotov’ es una canción que destila un tono más melancólico, combinando de nuevo la fuerza de su voz y el peso de la guitarra acústica. Menos conseguida está ‘Chaos and Clothes’, también de tono acústico y derivada hacia el Folk. No ocurre lo mismo con la fantástica ‘Hope the High Road’, que comienza de forma acústica de nuevo para ir alcanzando cotas eléctricas y donde destaca la aportación de los teclados. El final es para la más clásica del Country ‘Something to Love’, canción donde el violín de Shires vuelve a tener un lugar destacado, como en todo el disco.
Seguramente habrá críticas que señalen que Isbell no se sale de una senda bien delimitada, que su sonido se puede quedar estancado, pero para nosotros sigue haciendo grandes discos. The Nashville Sound es un buen trabajo donde Amanda Shires sigue ganando peso en el trabajo de Isbell.