En losrestosdelconcierto.com hace muchos años que nos enamoramos de Josh Rouse, y lo contamos en nuestros inicios con «De Nebraska a Altea, o el largo viaje de Josh Rouse». Impactados por «1972» (2003) o «Nashville» (2005), y sus obras anteriores, siguió una errática carrera que comprendió discos notables «Country mouse city house» (2007) con otros aprobados como «Subtítulo» (2006) o «The Long Vacations» (2011), sin olvidar el fallido experimento de «El Turista» (2010). Adscrito en sus inicios al folk americano, luego al «americana», para convertirse en autor de canciones pop de aires soul, y capaz de crear temas tan redondos como «Sad eyes», «Love vibration», «Saturday» y un largo etc., Josh Rouse siempre ha estado en la sombra, lejos del reconocimiento y éxito que merece, pero sin duda que a gusto consigo mismo, controlando su destino y su trayectoria, y eso le honra y nos gusta. En 2013, cuando esperábamos que siguiese su última senda, la que le ha reportado más críticas y controversias, Josh vuelve al camino que le generó su reputación y casi completa una trilogía con «1972» y «Nashville», volviendo a recurrir al gran Brad Jones.
Y sí, «The Happiness Waltz» ya es uno de mis discos favoritos de 2013. Josh Rouse vuelve a componer sobresalientes canciones que reflejan toda la paleta de sonidos que le hicieron grande. Hay aires folk y country, los menos, pero hay muchos más ecos de pop sofisticado y ese soul tan característico que incorpora sutiles secciones de viento que se convierten en marca de la casa. El disco funciona en su conjunto y en la gran mayoría de los temas el nivel es enorme. El comienzo no puede ser mejor, «Julie (Come out of the rain)» es un tema perfecto, meláncolico y emotivo, destacando el pedal steel de Paul Niehaus, que se ha incorporado ya a la lista de grandes temas de Josh.
Mantener un comienzo así se antoja complicado, «Julie» es de 10, pero Rouse lo consigue con las animadas «Simple Pleasure» y «It´s good to have you», esta última comienza lentamente y va ganando. «City people, city things» desciende un poco pero ya quisieran firmarla otros muchos artistas. Y con «This movie’s way too long» llegamos a otra elegante y rápida canción pop, una de las mejores del disco. La más lenta y sofisticada «Our love» da paso a mi canción favorita, la maravillosa «A lot like magic», con la que Josh nos regala una excelencia soul que compite con «Julie» por ser el mejor tema del disco. En «Start up a family» se cuelan los ritmos latinos que le han marcado últimamente, pero aquí le quedan muy bien.
Cuando parece que no puede haber más sorpresas llega otra gran canción: «The Western Isles». De nuevo con ese toque soul, más unas guitarras juguetonas, Josh Rouse construye otro de los hitos del disco. El final es más pausado con las melancólicas «Purple and Beige», «The Ocean» y, especialmente, «The Happiness Waltz», una canción preciosa que culmina un disco redondo.
«The Happiness Waltz» es un acontecimiento musical, nos devuelve al mejor Josh Rouse con un disco de pop elegante, con numerosos matices. Como otros largos de Rouse, este disco tiene la enorme virtud de acompañarte y alegrarte el día. Hay melancolía y nostalgia, sí, pero en el fondo subyace una cierta tranquilidad y paz reparadora. Josh Rouse ha vuelto y nosotros lo celebramos con alegría, porque Josh es el amigo que todos queremos tener. Os dejamos con «A Lot Like Magic» pero en acústico y en un entorno impresionante.