Con la MTV machacando a todo trapo «Sweet Child O’ Mine» y el resto de vídeos del Appetite for Destruction y con la polémica rodeando a la banda, era normal que Geffen quisiera seguir explotando la «gallina de los huevos de oro» en que se habían convertido Guns N’ Roses (GNR) y a finales de 1988 llegaba Lies, que no era exactamente un disco nuevo. Por un lado, la primera parte era el EP Live ?!*@ Like a Suicide, publicado apenas dos años antes. En la segunda parte entraban cuatro canciones acústicas que mostraban un registro diferente de la banda. La más famosa era la delicada «Patience», una canción escrita por Izzy Stradlin. También había una versión en acústico de «You’re Crazy», que aparecía en el disco de debut, y dos canciones más controvertidas y políticamente incorrectas: «Used to Love Her», que añadía «But I had to kill her» reiteradamente; y «One in a Million», que contenía algunos elementos racistas y homófobos, y que fue compuesta por Axl Rose, generando no pocos conflictos internos y externos. Con estos mimbres, imaginaros lo que se les iba viniendo encima. Pero a GNR no le importaba, subidos en esa espiral de autodestrucción.
Lies también mostraba una diferencia importante con respecto a Appetite for Destruction. Si este último había sido firmado conjuntamente por todo el grupo, a pesar de que no era así, en las canciones de Lies las autorías son claras. Y no es un tema menor, estamos hablando de royalties y beneficios económicos. Pero la máquina seguía e incluso GNR abrían shows para The Rolling Stones, con su impacto simbólico, y se comenzaba a preparar la siguiente cita con el estudio. Obviamente, las expectativas no es que fuesen altas, eran lo siguiente. Y GNR rompieron la baraja de la forma más bestia que pudieron hacerlo. Pero, la espiral de alcohol, cocaína, heroína y otras sustancias estaba dejando secuelas y, en 1990, cuando estaban comenzando las sesiones de grabación del nuevo disco, el batería Steven Adler fue despedido. El argumento empleado fue que su abuso de las drogas estaba perjudicando el trabajo del grupo, lo cual significaría que, en el nivel de GNR, Adler habría tenido que llegar a un nivel estratosférico. Adler, el miembro menos carismático, salió por la puerta de atrás y nunca más se supo de él, llegando incluso a tocar en nuestra ciudad con su banda de versiones de GNR hace unos años (si en 1989 nos hubiesen dicho que Steven Adler tocaría en Logroño…).
El sustituto de Adler sería un músico solvente como era Matt Sorum, que formaba parte del grupo británico referente de los 80 The Cult. Ese día, a Matt Sorum le tocó la lotería e hizo que la gente olvidase rápidamente a Adler. GNR seguían en el estudio y su productividad había sido tal que el material era ingente. Además, sumaron a la banda a un teclista llamado Dizzy Reed, amigo de Axl, que también ganó la lotería y que sigue siendo miembro hasta hoy de GNR. Ya eran un sexteto, y Dizzy Reed se hacía necesario ante la complejidad de las nuevas canciones.
La imposibilidad de sacar un disco desembocó en una decisión arriesgada para la compañía: sacar dos discos simultáneamente. Una jugada muy dura porque las posibilidades de que aquello no acabase de funcionar eran muy altas. Aquellos discos se llamaron Use Your Illusion I y Use Your Illusion II, y supusieron otro éxito descomunal. Arrastrados por una corriente muy favorable, los Use Your Illusion sumaban entre los dos ¡30 canciones! Es fácil imaginarse a la gente de Geffen sudando lo indecible ante este panorama, pero también había crédito porque lo que se había logrado con el debut era descomunal. En la actualidad, es habitual encontrarse con valoraciones negativas de estos dos discos, pero musicalmente son grandes trabajos que ni siquiera se ven ensombrecidos por Appetite for Destruction, y ya es decir. Muy diversos estilísticamente, los dos discos incidirán en uno de los pecados que acabó con la banda: la megalomanía, que fue monopolizada casi en su totalidad por Axl Rose. Pero, no hay muchas canciones desechables, la verdad
Publicados en septiembre de 1991, los discos tuvieron un avance demoledor con la canción «You Could Be Mine», que aparecía en la Banda Sonora de Terminator 2. De nuevo la MTV se puso las botas al emitir miles y miles de veces el vídeo. Muy repartida la composición, el mayor peso cayó en Axl Rose e Izzy Stradlin.
Comentar todas las canciones de estos discos daría para doce posts más, pero muchas de ellas fueron singles y contaron con vídeos que, recordemos, eran el lenguaje del momento. Había canciones de rock como la señalada «You Could Be Mine», «Dust N’ Bones», «Bad Obsession» o «Get in the Ring». Había medios tiempos como «Yesterdays» o «Civil War» (la única canción donde toca Adler). Había baladas como «Don’t Cry» (por partida doble, con dos letras distintas), y las inclasificables «Estranged» y, especialmente «November Rain», dos temas complejísimos de más de nueve y ocho minutos, respectivamente, que habían sido compuestos por Rose. La segunda se ha convertido por sí misma en otro de los referentes de GNR, pero son dos temas que muestran la megalomanía en la que se estaba instalando Axl. Además, contaron con dos vídeos, ¡imaginaros lo que implicaba esa duración! que, si las canciones eran excesivas, los vídeos ni te cuento. Sin embargo, esto no quita un ápice de calidad a los dos temas, y todos recordamos esos vídeos, especialmente «November Rain». Y también había dos versiones: «Live and Let Die» de Paul McCartney y «Knockin’ on Heaven’s Door» de Bod Dylan. Dos clásicos que, tras pasar por GNR, adquirieron un nuevo valor y ya no volvieron a ser las mismas. Y nos dejamos más de la mitad de las canciones…
El impacto de GNR se había sobredimensionado todavía mucho más y, además, su estatus ya era otro. Por ejemplo, Slash no sólo colaboraba con Lenny Kravitz, sino que también ponía las guitarras en temas del Dangerous (1991) de Michael Jackson. Había que salir de gira, una gira de tamaño considerable, y para ello sumaron otro teclista (Teddy Andreadis), dos coristas y una sección de viento femenina de tres miembros. Vamos, que poco tenía que ver con aquel grupo que se fogueaba en el Troubadour…, ya que sobre el escenario podían llegar a juntarse doce personas. Y, mientras tanto, las ventas seguían creciendo y creciendo, abarcando a más público, conquistando las radiofórmulas, y con unos vídeos que formaban parte de la cultura popular.
Pero un hecho decisivo iba a tener lugar antes de la gira: Izzy Stradlin dejaba la banda. Si la baja de Adler no fue tan importante, la de Izzy era capital. Stradlin había compuesto o coescrito una parte muy significativa de las canciones, y su protagonismo no era tan secundario como parecía. Cansado del ritmo de vida y de los excesos que seguía llevando el grupo, o parte, Izzy lo dejó e incluso hay referencias a este hecho en el vídeo de «Don’t Cry». A finales de 1992, Izzy Stradlin debutaría en solitario con Izzy Stradlin and the Ju Ju Hounds, un maravilloso disco de rock puro y duro, pero que no pudo nunca repetir, y fue cayendo en el olvido, a pesar de volver a tocar en alguna ocasión con GNR.
El tercer afortunado con el boleto ganador de la lotería fue un modesto guitarrista llamado Gilby Clarke. Ni que decir tiene, Clarke estaba muy lejos de Stradlin, pero cumplió en los tres años que estuvo en la banda. Uno de los ejemplos que ilustran el poderío de GNR fue en el concierto homenaje a Freddie Mercury en Wembley el 20 de abril de 1992, y transmitido en directo a todo el mundo. La primera parte del concierto consistía en bandas de rock duro tocando temas propios y canciones de Queen; en la segunda, el resto de Queen se unía a un montón de ilustres invitados para cantar más temas de Queen. Fue un concierto impresionante, que recordó al Live Aid de 1985, donde los propios Queen habían sido los triunfadores. En la primera parte actuaron Metallica, Extreme, Def Leppard y GNR. Y GNR reventaron Wembley con «Paradise City» y «Knockin on Heaven’s Door», que se extendió a casi diez minutos y es una muestra del estado de forma de la banda.
En la segunda parte, Axl cobraría un inusitado protagonismo al cantar con Elton John «Bohemian Rapsody», haciéndose cargo de la parte dura de tema, y «We Will Rock You». El pobre Elton fue barrido del escenario por un Axl que estuvo inmenso en ambas interpretaciones.
En esos momentos, el grunge ya era una realidad consolidada, con Nirvana a toda máquina y Pearl Jam subiendo, representando ética y estéticamente valores contrapuestos a los de GNR. Pero GNR vendían mucho más, eran más populares y seguían teniendo cuerda para rato, o eso parecía. La gira en la que se encontraban inmersos duraría hasta 1994, y por el camino hubo tiempo de discos reivindicativos de sus miembros como el Believe in Me del entrañable, pero secundario, Duff McKagan, toda una declaración de intenciones ese título, y el Pawnshop Guitars (1994) del todavía más secundario Gilby Clarke. En ambos casos, sus compañeros de GNR colaboraron, exceptuando Axl en el de Duff, que también se vio acompañado por Lenny Kravitz, Jeff Beck y Sebastian Bach (Skid Row).
Pero a GNR tal y como los conocíamos hasta ahora les quedaban unos pocos instantes. Además del desgaste de esos años subidos al éxito, a los excesos y a los consiguientes agravios y recelos, se iba a añadir la personalidad neurótica y megalómana de Axl Rose, que ya daba indicios de no estar en muy buenas condiciones.