Son los años 80 del siglo XX y éramos unos niños primero y, luego, ya unos chavales. Durante esa década, los Bee Gees eran uno de esos grupos que conocías sí o sí. Allí estaba el «Stayin’ Alive» que iba cumpliendo años y Fiebre del sábado noche (1977) como la película que marcaba una época. Con ella, Grease (1978) claro, con John Travolta en ambas. También en la Banda Sonora de Grease estaba Barry Gibb como compositor de la cabecera «Grease», interpretada por Frankie Valli e irremediablemente adictiva. El caso es que la segunda película envejeció mucho mejor que la primera. Volviendo a los Bee Gees, todos identificábamos a los tres hermanos (Barry Gibb era el guapo, ese pelazo, acompañado por Robin y Maurice), su falsete, ese vídeo cumbre de un «horterismo» setentero que era «Stayin’ Alive» y que eran australianos, como dato anecdótico, aunque realmente eran ingleses y había emigrado a las Antípodas. El caso es que, durante mucho tiempo, los Bee Gees estaban en la lista de esos artistas que eran imposible de reivindicar y que nos tomábamos a chiste. Sí, sí, de acuerdo, éramos muy tontos. En esa lista estaban también ABBA, que algún día aparecerán en Los Restos del Concierto. Se recuerdan parodias como la de Martes y Trece con «Los Pichis» o Florentino Fernández y compañía en El Informal de Tele 5 con «El pelo pa’ trás». Lo cierto es que, todavía hoy, puedo reírme con ellas. El caso es que, los Bee Gees sonaban a esa música Disco tan denostada a finales de los ochenta y comienzos de los noventa porque entonces éramos muy auténticos y la música Disco era superficial y hortera. Y no, amigos, no. Hemos recuperado a Chic hace unas semanas, y ahora vamos a por los Bee Gees. Primero, porque creo que a todos nos gustaban los Bee Gees pero no lo decíamos. Estaban dentro de eso que se llamaría «placer culpable», que es una cosa extraña que es autojustificativa. Era imposible no mover los pies con «Stayin’ Alive» o quedarse prendado con «How Deep Is Your Love». Lo mismo se puede decir de la intensidad dramática de «Dancing Queen» o el festival de «Waterloo» de ABBA. Joyas Pop impagables.
Pero, además, es que los Bee Gees venían de más atrás. Los que se queden con esos pechos descubiertos del vídeo de «Stayin’ Alive» olvidan que tenían una trayectoria anterior llena de joyas Pop imbatibles. Algunas de esas canciones tuvieron también mucho éxito, como por ejemplo «To Love Somebody» que grabaron Janis Joplin, Nina Simone y una larga lista, o «Massachusetts», otra cima. Para cuando llegaron a la banda sonora de Saturday Night Fever, decenas y decenas de millones de discos vendidos, los Bee Gees llevaban más de una decena de discos publicados y se habían ido acercando a la música Funk primero y Disco después, hasta convertirse en uno de los grandes iconos de la misma, junto a los mencionados Chic o a Giorgio Moroder, Donna Summer, etc. (no olvidemos que casi todo el mundo se acercó a la música Disco). De hecho, su impacto en la música Pop será recordado por esta parte de su discografía, una situación que no podrían levantar ya en los ochenta con discos muy espaciados, conflictos entre los hermanos, etc., alejándose de la música Disco pero sin los resultados de los comienzos de su carrera. Desde 1981, fecha de su disco Living Eyes, hasta 2001 publicarían seis discos de estudio más. Posteriormente, Maurice fallecería en 2003 y Robin en 2012. Barry retomó una carrera en solitario que había tenido su comienzo, y única estación, en 1984 con Now Voyager, años en los que también Robin publicaría discos en solitario, así como más adelante. In the Now fue el disco de 2016 de Barry que en este 2021 ha sido noticia por la reinterpretación de clásicos de los Bee Gees, y otras canciones, en tono Country en Greenfields junto a una nómina de artistas como Dolly Parton, Sheryl Crow, Alison Krauss, Jason Isbell, Brandi Carlile, Keith Urban y Olivia Newton-John, entre otros. Este tipo de discos suelen representar también un momento de reconocimiento, en el que se pone en valor a unos artistas que marcaron una época, la cual también les marcó a ellos. Vamos con la última recopilación de los hermanos Gibb, Timeless. The All-Time Greatest Hits que fue publicada en 2017 y recogía veintiún canciones, todas reconocibles. En el mismo, aparecían diez de sus discos, destacando, como no podía ser de otra manera, la banda sonora de Saturday Night Fever, pero también su predecesor, Main Course (1975) y su continuación, Spirits Having Flown (1979). El orden de las canciones es cronológico lo que permite ver esa evolución y el giro hacia la música Disco a mediados de los setenta.
La primera época está marcada por un Pop orquestal característico de esos años, también hay un punto Folk en algunas de sus canciones. «Spicks and Specks» es una canción de Pop muy creciente y «New York Mining Disaster» incorpora esos elementos de Folk, con la combinación de las voces de los hermanos Gibb. Llega «To Love Somebody», una canción maravillosa con ese punto Soul y el tono expansivo de los vientos. Claro que la versión de Janis Joplin es tremenda, pero la original no se queda atrás. «Massachusetts» no se queda atrás, canta Robin, es muy emocionante. Y lo mismo se puede decir de la muy orquestal «Words». «I’ve Got a Message to You» es otra canción «marca de la casa» de esa época. Para mí, una de las grandísimas canciones de los Bee Gees es «I Started a Joke», melancólica y triste, impactante, que contó con una versión a cargo de Faith No More décadas después. En «Lonely Days» van introduciendo elementos más sofisticados, pero siguen en su línea. Y «How Can You Made a Borken Heart» es la última de la saga de estos años, es de su disco de 1971, Trafalgar. No se salen de un guion que ya no parecía que les iba a funcionar mucho más.
Y es que, saltan a 1975 con el ya señalado Main Course. Siguen estando las premisas de su sonido pero ya incorporan el Funk y el Disco. «Jive Talkin» es una muestra clarísima y muy conseguida, una canción que marca el camino. En «Nights on Broadway» llega otra de mis favoritas, una canción que tiene Rock, Funk y Disco y en la que comienza a aparecer el falsete de Barry. El mismo se hace más evidente en el medio tiempo «Fanny (Be Tender with My Love)», una canción muy elegante que bebe de un Pop más sofisticado. Y ya el salto llega con «You Should Be Dancing», otro hit que se centra en la música Disco del todo. Una canción con mucho Funk, con los vientos desatados y con el falsete de Barry ya como seña de identidad. Brutal, hortera para mucha gente también.
Pero, claro, el salto cuantitativo llega con Saturday Night Fever y sus cuatro hits imperecederos. Comienzan con la balada intensa que es «How Deep Is Your Love». Siguen con «Stayin’ Alive», de la que no se puede decir nada, canción invencible. «Night Fever» tiene ese ritmo tan pegadizo que no te suelta. Y «More Than a Woman» destila elegancia y clase, y todas ellas con el falsete, como no. A partir de ahí, con decenas de millones de discos vendidos, la cosa era complicada. Su siguiente disco traería todavía grandes canciones como «Too Much Heaven», una canción que supone un retorno a sus orígenes, un medio tiempo Soul y una rebaja con respecto al sonido Disco, una canción igualmente fantástica. «Tragedy» es seguir en la línea Disco pero con un tono más duro, otro hit. Y «Love You Inside Out» es una cancionaza con un sonido que es muy de la época. Pero, a partir de aquí, poco más o nada. De hecho, la canción que cierra el disco es «You Win Again», que recuerdo de chaval, y que es una gran canción, con una producción muy de los ochenta. Ya hemos comentado que, durante buena parte de los ochenta los Gibb fueron cada uno por su lado.
Hablando con gente de mi escucha de la música de los Bee Gees, he encontrado también gestos de estupefacción, e incluso se ha señalado ese horterismo del que hemos hablado. En fin, esos clichés seguirán por siempre. Me quedo con su música y amenazo con ABBA para más adelante.