Nos tocan unas semanas en las que estaremos muy en modo Suede ya que se ha publicado su octavo disco de estudio, The Blue Hour, y lo comentaremos aquí; dedicaremos un amplio artículo a repasar su carrera; y la editorial Contra ha publicado en España las memorias de su frontman, Brett Anderson. En un libro breve, no llega a las doscientas páginas, y con una prosa ágil, Anderson nos cuenta su historia desde su infancia hasta el momento justo en el que Suede comienzan a despegar hacia lo que fueron, una de las bandas más relevantes del BritPop, y firman su primer contrato discográfico. Anderson ya nos avisa desde el comienzo que no pretende hacer unas memorias al uso sobre el proceso de la fama, todo lo que rodea, etc., y eso que seguro que los casi tres décadas de Suede darían para mucho. A cambio, Anderson se centra en sus orígenes familiares y en el periodo anterior al triunfo de Suede, queda en medio toda la etapa de la adolescencia y primera juventud que Anderson pasa casi de puntillas, pero es que realmente tampoco parece que daba para mucho más.
Con un título tan sugerente como Mañanas negras como el carbón, expresión que para Anderson viene a significar las dificultades que vivían en su día a día, el autor nos muestra su dura infancia en un hogar de clase trabajadora con aspiraciones de estatus de clase media, casi imposible de alcanzar, en un típico municipio británico. Las penalidades de un hogar que no llegaba a fin de mes marcarán una huella profunda en un Anderson que también se verá expuesto a la extraña y compleja personalidad de su padre y a una madre que aparece en un segundo plano frente a la figura paterna y que será la pieza clave en la sostenibilidad del hogar, en todos los sentidos. Poco más hay de especial en una infancia y adolescencia de Anderson, más allá de los lugares comunes y el acercarse a un cierto costumbrismo que será clave en sus obras, aunque no es menos cierto que te atrapa en su cotidianidad con la que mucha gente se puede identificar.
La segunda parte, la que aborda su entrada en el mundo de la música y la formación de Suede, trasladándose primero a Manchester a estudiar y luego a Londres, ofrece pinceladas de los momentos claves y también tiene el tono de costumbrismo y cotidianidad de la primera parte. Además, Anderson cuenta el desarrollo de Suede desde la humildad de reconocer la suerte de la banda para llegar al éxito, junto a aquellos momentos de conciertos prácticamente vacíos. Tienen especial relevancia las descripciones de cuando conoce al resto de integrantes de Suede, de Mat Osman a Simon Gilbert, junto a la evidente llegada de Bernard Butler, su pareja creativa durante los dos primeros discos de Suede, sus dos trabajos más clásicos. Y, obviamente, hay un lugar destacado para Justin Frischmann, que será miembro fundadora de Suede y su pareja durante esos años. Frischmann deja a Anderson y a la banda antes del triunfo de Suede y, tanto con respecto a Butler como a Frischmann, hay palabras de cariño y agradecimiento, no salda cuentas pero no es menos cierto que da algunos apuntes interesantes sobre huellas y daños mutuos. Anderson también nos lleva por sus influencias, obvias The Smiths y David Bowie, pero no busquen una gran profundidad. Y, una de las partes más importantes, es el papel que desempeña el costumbrismo y la cotidianidad señalada y que llevará a sus canciones, especialmente en sus tres primeros discos, retratando la realidad de una ciudad deshumanizada y su impacto en los individuos. Tampoco hay muchas páginas sobre las bandas de la época pero hay una pulla contra Blur y Damon Albarn, sin nombrarlos, por imitar el acento de clase trabajadora cuando provenían de un entorno muy diferente. Tampoco hay que olvidar que Albarn fue pareja de Frischmann.
Mañanas negras como el carbón es un buen libro que te atrapa desde un cierto tono dramático, como las canciones de Suede, pero con sencillez. Es un libro que nos ayuda a comprender su evolución artística y el significado de una banda que siempre ha ofrecido cosas interesantes.