Atentos a este disco titulado Fresh Blood, el segundo de Matthew E. White, y que ya está entre los más valorados por la crítica del presente 2015. Matthew E. White había salido a la palestra por un primer disco, Big Inner (2012), que también había sido encumbrado por la crítica musical. Pero una de las cosas más interesantes de White, y que también le ha situado en el primer plano, es haber sido capaz de crear un sello propio, Spacebomb, siguiendo el modelo de los antiguos Motown y Stax, entre otros, que revolucionaron la música popular con el advenimiento del Soul. Allí había un buen número de instrumentistas, productores, compositores, intérpretes, etc., y en Spacebomb, White y compañía se lo han tomado al pie de la letra, con secciones de viento, de cuerda, coros, productores, con el bueno de Matthew a la cabeza, etc. En breve hablaremos de otra de sus producciones, el debut de Natalie Prass, pero eso es para más adelante. Viendo la portada de Fresh Blood, la casa de la abuela de White, nos podemos imaginar alguna de las cosas que nos vamos a encontrar, pero que nadie se asuste. Aquí hay mucho Soul, muy barroco eso sí, como lo han definido en algunas revistas, una producción de lujo, con esas secciones de cuerda (The Spacebomb Horns) y de viento (The Spacebomb Strings), y muchas influencias de los 60 y 70, aunque con un sello muy particular, que parte de la propia voz de White.
‘Take Care my Baby’ es un grandísima canción, con sus susurros iniciales y sus arreglos, un tema que crece y te conquista desde la primera escucha. Temazo de los buenos al que le sigue una canción de las más animadas, con esos coros juguetones, y un ritmo impecable, aunque no estamos de acuerdo con su mensaje de ‘Rock & Roll Is Cold’, la canción es un lujo. ‘Fruit Trees’ comienza como un medio tiempo y cuenta con un estribillo muy potente, mientras que la forma de cantar en ‘Holy Moly’ dará lugar a un final poderoso, por cierto una canción sobre los abusos sexuales en la Iglesia. Dos grandes temas también que dan paso a uno de los pocos momentos de pausa, la notable y dura ‘Circle ‘Round the Sun’.
Pero vuelve la acción con la estupenda ‘Feeling Good is Good Enough’, que cuenta con unos coros que nos remiten más al Góspel y al Soul, y con un final fantástico. ‘Tranquility’ es más dramática, no en vano está dedicada al actor Philip Seymour Hoffman, que falleció el año pasado. Elegante es ‘Golden Robes’, Soul clásico con el sello de White, al igual que ‘Vision’, que también consigue llevarte a otra época. El final es un medio tiempo, ‘Love is Deep’, que es notable en comparación con casi todo el disco.
Apuntado Matthew E. White y su Spacebomb, una gente a seguir, y como hemos señalado, en breve Natalie Prass. El revitalismo del Soul y compañía nos sigue dando buenas noticias, y nos gustan que sean como esta, un tipo que lo lleva a otro terreno, con un estilo propio, capaz de coger también cosas del Góspel, del Rock ‘N’ Roll, y de ofrecernos canciones tan redondas. Otro gran disco de este 2015 que no nos da pausa, y lo que queda. De momento, todos y todas a bailar con ‘Rock & Roll Is Cold’: