A estas alturas de la película, es difícil acordarse del lugar en el que estabas cuando escuchaste por primera vez una canción o descubriste a una banda o artista. Muchas veces era el momento en el que veías por primera vez un vídeo musical, el paradigma de ese momento fue el «Thriller» de Michael Jackson en la Nochevieja de 1983. Pero, en la mayoría de las ocasiones, ese recuerdo queda mitigado. Sin embargo, uno de los recuerdos que tengo muy claros es la primera vez que escuché a los Foo Fighters. Era junio de 1995, yo estaba en el vetusto autobús que hacía la ruta Las Arenas de Getxo a la Universidad del País Vasco en Leioa, justo en los soportales frente al Puente Colgante de Portugalete. Subiría para ver alguna nota porque estoy seguro que no iba a hacer algún examen en el tercer curso de mi carrera de Ciencias Políticas y Sociología. El autobús tardaba un rato en llegar, hacía numerosas paradas, recuerdo con cariño aquellos trayectos. Me senté y la emisora que estaba sonando en el autobús puso una canción, supongo que sería «This Is a Call», anunciada como el debut de Foo Fighters, la banda del batería de Nirvana, Dave Grohl. Escuché aquellas guitarras distorsionadas y más duras que Nirvana, me llamó también la atención el nombre, y es que Foo Fighters no sonaba para nada como Nirvana…Foo Fighters sonaba casi a broma. En fin, el caso es que Foo Fighters comenzarían una carrera imprevista a partir de un protagonista inesperado: Dave Grohl. Si de 1991 a 1994 nos hubiesen dicho que, dos décadas después, Grohl y sus Foo Fighters iban a ser una de las principales bandas de Rock de estadio del panorama internacional, no nos lo hubiésemos creído.
En 8 de abril de 1994, Kurt Cobain fue encontrado muerto en su casa, se había suicidado el día 5. Aquello supuso una conmoción, el fin de Nirvana y el «cuesta abajo sin frenos» del Grunge. En Nirvana quedaban Krist Novoselic, el alto bajista y amigo de Cobain, Dave Grohl y Pat Smear, que venía de Germs y se había incorporado a Nirvana como segundo guitarrista, muchos no lo conoceríamos hasta el MTV Unplugged in New York (1994). Grohl ni siquiera era el batería original de Nirvana, no había grabado su debut Bleach (1989) y se incorporó a la banda en 1990 tras haber pasado hasta cuatro músicos ocupando ese lugar. Grohl llegó en el momento adecuado al lugar más oportuno, el resto es Historia. Sin embargo, con los años se supo que la posición de Grohl en los últimos tiempos de Nirvana no era la más favorable, incluso él reconoció que temía por su situación en la banda, pensando que Cobain no quería contar con él. El caso es que, el suicidio de Cobain puso fin a Nirvana, lógicamente, y Novoselic salió de la escena pública. Desde entonces, también se produjeron agrios enfrentamientos entre los dos integrantes de Nirvana y Courtney Love. Mientras que Novoselic salía del foco musical, Grohl sonaba como sustituto de Stan Lynch en The Heartbreakers de Tom Petty, creo recordar que tocó en alguna ocasión con ellos, e incluso también me suena que estuvo en la lista para ingresar en Pearl Jam tras la salida de Dave Abbruzzese, puesto que recayó en Jack Irons. Por lo tanto, Grohl, que lo pasó bastante mal psicológicamente tras el suicidio de Cobain (alude a esos momentos en varios documentales), buscaba su sitio. Lo que no se esperaba es que lo hiciese como compositor y cantante de una banda propia, y eso es lo que iba a hacer con Foo Fighters.
Pero Grohl se embarcó a crear su disco, porque lo grabó todo entero él solo, contando únicamente con Greg Dulli en la guitarra en «X-Static». Durante la grabación, por tanto, Foo Fighters no eran una banda sino Dave Grohl en solitario. El disco suena todavía con las influencias del Grunge de las que Foo Fighters irían despojándose en los próximos discos para derivar al Rock de estadio. También hay Punk, Power Pop y algo de Hard Core, aunque seguramente el disco no cuenta todavía con algunos de esos trallazos que marcarán la trayectoria de la banda así como se da esa irregularidad que marca buena parte de su discografía. Comienzan con una primera parte poderosa, «This Is a Call» es una buena carta de presentación, Punk acelerado con algunos ribetes Pop. En «I’ll Stick Around» encontramos una de las canciones más cercanas al Grunge, las reminiscencias de Nirvana son claras incluso en el tono de su voz, siendo uno de los temas más logrados del disco. «Big Me», que fue single y sorprendió por su vídeo, es una canción divertida y con ese tono Power Pop que también ha estado presente en los Foo Fighters, incluso tiene un punto naif. «Alone+Easy Target» regresa al Grunge con las guitarras más pesadas y «Good Grief» es una de las canciones más conseguidas, Rock potente que apunta también al Punk y que se acerca a lo que serán los Foo Fighters del futuro. El cierre de la primera cara es «Floaty», un tema más melódico, con un tono más cercano al Pop, otra de las vías que explorará Grohl.
La segunda parte del disco no muestra la fiereza de la primera, ya el último tema de esta se resentía, y eso que comienza de forma más Hard Core con Grohl gritando en «Weenie Beenie» para derivar a sendas más melódicas. Allí se instala, y con la melancolía del Grunge, en la más previsible «Oh, George». «For All the Cows» es más tranquila al comienzo aunque luego despega, pero no acaba de convencer. «X-Static» ahonda en las guitarras más pesadas, de nuevo las influencias del Grunge, pero tampoco logra funcionar de la misma forma que la primera parte del disco. Sí que levanta el tono con «Wattershed», un Punk Rock con el que acelera, cerrando con la también más previsible «Exhausted», con el Grunge de nuevo presente.
Foo Fighters sorprendió a propios y extraños, logró situarse en cifras de ventas millonarias, casi dos millones, aunque todavía la banda eran «la del batería de Nirvana», lo que no duraría mucho. Para armar su banda, Grohl recurrió a Pat Smear, Nate Mendel al bajo y William Goldsmith como batería. Estos dos últimos procedían de Sunny Day Real Estate, que salieron de Seattle al abrigo de los sonidos alternativos y del Grunge. Mientras que Mendel sigue en la banda, Goldsmith fue expulsado de la misma porque a Grohl le parecía que no estaba a la altura, esto lo cuentan los dos protagonistas en un documental sobre Foo Fighters y a Goldsmith se le veía todavía bastante dolido muchos años después. Su sustituto sería Taylor Hawkins pero esa es otra historia. Lo cierto es que Foo Fighters, Dave Grohl en concreto, eran unos invitados inesperados pero se han hecho un enorme hueco, con sus pros y sus contras, aunque a nosotros, en Los Restos del Concierto, nos encantan. Y volveremos a los Foo Fighters en este 2020.