Nosotros fuimos de Aerosmith (I)

aerosmithVelódromo de Anoeta, 6 de noviembre de 1993, aquella noche creo recordar que era lluviosa, o al menos fría. Era el primer gran concierto al que iba en mi vida, en autobús desde Logroño de aquellos que se organizaban para ir a los mismos, tiempos prefestivales. Aerosmith era una banda que en aquellos momentos, recordemos el Grunge y el reinado ya en retirada de Guns N’ Roses, había protagonizado un momento de caída y levantamiento del que hablaremos después, y alcanzado un nuevo estatus. Era el año del Get a Grip (esa horrible portada), y se consagraba con baladas como las inevitables ‘Cryin’, ‘Crazy’ o la insufrible ‘Amazing’. En aquel concierto tocaron clásicos pero se centraron en su último disco y en canciones del infalible Pump (1989), que en España pasó desapercibido en su momento. No así el Get a Grip, beneficiado por el éxito de Guns N’ Roses y por el Keep the Faith (1992) de Bon Jovi. Por cierto, que los teloneros de esa noche eran Mr. Big, banda de segunda línea de ese Hard Rock de finales de los 80, pero que tuvieron también sus buenos momentos.

Nos atrapa la nostalgia, por un lado leo hace unos días que Steven Tyler pone fin a la banda con la siguiente gira tras décadas de carrera. Por otro lado, y prácticamente cuando comienzo a escribirlo, Joe Perry sufre un infarto en pleno concierto de Hollywood Vampires, el proyecto donde también están Johnny Depp y Alice Cooper. En ese 1993 yo era muy de Aerosmith, y durante unos cuantos años más. Me había empapado de su historia en la revista Popular 1, en aquellos viajes de Logroño a Bilbao y viceversa, en mi época de estudiante en la UPV. Aprendimos mucho con Popular 1 y sus fantásticos reportajes y artículos. También había pillado ya el Pump y poco tiempo después caería el Permanent Vacation (1987). Y antes llegó, en la primavera de 1993 y en la Power Records de Bilbao, la caja Pandora’s Box (1991), tres cds con lo mejor de sus grabaciones para Columbia. Es decir, su primera etapa y sus mejores discos. La fiebre continuaría con el directo impresionante Live! Bootleg (1978), y alguna cosa más. Pero luego, Aerosmith entraron en un bache y se especializaron en las baladas típicas que encajaban en pelis (la cima sería ‘I Don’t Want to Miss a Thing’ para Armageddon en 1998, que la compuso Diane Warren), y no dejaron de girar mientras publicaron pocos discos, todos ellos olvidables, pero a eso ya llegaremos.

Pero, decíamos, Aerosmith eran tremendos, y más que lo habían sido en los 70, lejos de lo edulcorado que resulta todavía hoy escuchar ‘I Don’t Want to Miss a Thing’ y de lo indigesto que me sigue resultando ‘Amazing’. Era otra historia, porque los Aerosmith de los 70…ufff, aquello era otro nivel. Hay que tener en cuenta varios factores para entender a Aerosmith y su repercusión. Procedentes de Boston, Aerosmith ha sido una de las pocas bandas que ha mantenido su formación intacta, a pesar de alguna crisis interna que provocó la salida de Perry y de Brad Whitford, el segundo guitarrista, a comienzos de los 80. Con Tyler y Perry al frente, los ‘Toxic Twins’, detrás unos secundarios que nunca les quitaron el protagonismo, Tom Hamilton al bajo, Joey Kramer a la batería y el ya mencionado Whitford, la banda no ha tenido muchas fisuras. Debutaron con disco homónimo en 1973 y allí estaba ese Rock & Roll con influencias del Blues pero más tendente a sonidos más duros y canciones como ‘Dream On’ o ‘Mama Kin’. Pronto las comparaciones con The Rolling Stones se hicieron inevitables y con sus siguientes discos cimentarían su fama en Estados Unidos, porque en Europa no tenían repercusión. Es con Toys in the Attic (1975) cuando alcanzan una de sus cimas con temas como ‘Sweet Emotion’, ‘Walk This Way’ o la propia ‘Toys in the Attic’.

La racha seguiría con Rocks (1976) que cuenta con temas como ‘Last Child’ y ‘Back in the Saddle’, aunque la creatividad comenzaría a resentirse con Draw the Line (1977). Aerosmith era una de las bandas más importantes de la década en Estados Unidos y sus directos eran brutales, basta comprobarlo en el ya citado Live! Bootleg, grandísimo. Sin embargo, también era una época de excesos y los mismos se llevarían por delante la estructura de la banda. No en vano, el apodo de ‘Toxic Twins’ para Tyler y Perry no era gratuito sino que venía dado por el abuso de numerosas sustancias. Como decíamos, aquello no acabó bien y durante la grabación de otro disco menor, Night in the Ruts (1979), Perry abandonó la banda sustituido por Jimmy Crespo. En 1981 le seguiría Whitford, reemplazado por Rick Dufay y la caída cuesta abajo no cesaba con más discos intrascendentes como Rock in a Hard Place (1982) (otra horripilante portada), mientras Tyler seguía totalmente desatado. A Perry tampoco le iban mucho mejor las cosas con su proyecto The Joe Perry Project que publicaría tres discos en esos años. Pero, como decíamos, Aerosmith habían dilapidado buena parte de su prestigio.

Sin embargo, Perry y Whitford regresaron a Aerosmith para facturar en 1985 otro disco muy menor en su discografía, Done with Mirrors (1985), que pasó sin mucha repercusión, siendo el primero que hacían para Geffen, tras dejar Columbia, dato también crucial para el futuro. Además, nos encontramos en un periodo en el que numerosos grupos deudores en parte del estilo de Aerosmith se estaban consolidando y marcando el terreno como Bon Jovi, Mötley Crüe y todas aquellas bandas del llamado ‘Hair Rock’ o ‘Glam Metal’. Y luego llegarían unos muchachos llamados Guns N’ Roses que también tenían sus conexiones con Aerosmith, incluso hacían una versión de ‘Mama Kin’ como aparece en el Lies (1988). Pero los de Boston estaban muy de capa caída, tanto que no se atisbaba una recuperación o resurgimiento, hasta que llegó de la forma más insospechada.

Segunda mitad de los años 80 y el Hip Hop está en una fase muy expansiva. Es un momento de cambio en la música popular y, además, el Hip Hop se basa en parte en el uso de otros materiales. Y en estas que llegó el productor Rick Rubin (uno de los más listos de la clase como ha demostrado en su trayectoria) y les puso a Run-D.M.C. el tema ‘Walk this Way’, sugiriendo grabar una nueva versión. A la misma se sumarían Tyler y Perry y, además, en un periodo ya de pleno dominio MTV, el éxito fue inmediato gracias también a su vídeo (por cierto, hay que mirarlo con ojos de los 80). A su vez se sumaría el hecho de que era una colaboración entre el Rock & Roll y un estilo emergente como el Hip Hop, algo hasta ese momento insospechado. Era 1986 y supuso un punto de inflexión en la carrera de ambos grupos, Run-D.M.C. conquistaban un éxito que no habían logrado antes y Aerosmith iban a renacer prácticamente de sus cenizas tras haber pasado por el infierno, una de estas historias que tanto gusta de caída y redención, hasta cierto punto. Pero eso lo dejamos para la segunda parte.

 

 

 

 

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