Van para cuatro años desde que esperábamos con curiosidad un nuevo trabajo de la banda de James Mercer, un ‘Heartworms‘ que no cumpliría del todo las expectativas y que saldría perdiendo en las comparaciones con sus discos anteriores y especialmente con su debut, este que ahora cumple veinte años. Aprovechando aquella situación hicimos un repaso a una carrera que hasta entonces solo había dado alegrías y que había evolucionado inteligentemente, desgajándose a lo largo de su andadura de sucesivos miembros hasta convertirse en una «one man band» con Mercer a los mandos.
Pero echada la vista atrás no queda más que contemplar con nostalgia cómo aquellos dos primeros discos (el ‘Oh, Inverted World’ que estamos recordando y el fantástico ‘Chutes Too Narrow’ posterior) se afianzan como sus dos obras más naturales y frescas.
Aún radicada en Albuquerque y conformada como cuarteto por el propio Mercer junto a Neal Langford al bajo, Jesse Sandoval a las baquetas y Martin Crandall a los teclados, todos ellos también miembros de su proyecto seminal Flake Music, la banda empezaría a grabar el disco en el sótano de Mercer a finales del 2000 y lo publicaría en junio de 2001 después de firmar por Sub Pop cuando aún no lo habían terminado. Las críticas fueron excelentes y el éxito del álbum contribuiría a reflotar el prestigio de una productora que había perdido parte de su simbolismo como icono de la música independiente en sus gloriosos noventa. Las canciones derrochaban frescura y agilidad y denotaban el desarrollado instinto pop de su autor, un talento al que contribuyeron sus escuchas durante su infancia en Europa y que dotaron de un acento brit a sus primeras producciones que iría diluyéndose con los años.
Para la grabación de ‘Oh, Inverted World’ les bastó una formación básica de banda para obtener un sonido crudo y animoso a base de guitarras y discretos teclados, como en la apertura de Caring Is Creepy, o más ligero y grave y con mayor presencia de la percusión en One by One All Day.
A continuación relajarían el tempo a base de una densidad casi tropical en la coreada Weird Divide antes de endurecer el sonido avanzando a bandazos de guitarra en Know Your Onion, ejemplo de la claridad y sencillez que derrocha el disco. Más cálida y sentimental, suena en la misma línea Girl Inform Me antes del hit inexcusable del disco, una preciosa y melancólica New Slang que les daría un empujón comercial definitivo con su inclusión destacada en la película de Zach Braff ‘Garden State’.
Un nuevo arreón popero abre la segunda parte con una The Celibate Life a base de percusiones y guitarras ligeras, después añaden una base de teclados a la también enérgica Girl on the Wing para, tras el corto interludio marciano Your Algebra, completar el disco con dos temazos como Pressed in a Book, de guitarras más duras y melodía pujante, y las preciosas guitarras en la intimidad folkie del cierre The Past and Pending.
Las doce primeras composiciones de la banda resultarían todo un acierto. Pequeñas y directas, básicas y vigorosas, no perderían el brillo melódico en su siguiente referencia, el tan bueno o mejor ‘Chutes Too Narrow’, hasta alcanzar su cima comercial con ‘Wincing The Night Away’ en 2007 antes de firmar por Columbia donde grabarían los dos siguientes con desiguales resultados.
Actualmente radicados en Portland, según la cadencia de sus lanzamientos debería estar al caer un nuevo disco, pero no tenemos ningún indicio para aventurarlo. Sí que parece estar Mercer involucrado en su proyecto junto a Brian Burton (Danger Mouse), con quien forma Broken Bells y de quienes hemos escuchado nuevas canciones el pasado año. De cualquier modo, bienvenido sea este aniversario como excusa para volver a este disco y rememorar los geniales inicios de The Shins.