Pongámonos en perspectiva, año 1981, dos colosos de la música de los setenta han entrado en los ochenta con muchas dudas, y lo que vendrá. Por un lado, Queen, que han facturado grandes hits aunque no se han ganado el respeto de la crítica. Jazz (1978) era excesivo pero tenía aciertos; en The Game (1980) parecía que apuntaban algo con «Crazy Little Thing Called Love» y «Another One Bites the Dust», dos de sus clásicos, sin olvidar el ampulosidad marca de la casa de «Save Me». Pero en ese mismo 1980 se pegan un batacazo grande con la banda sonora de Flash Gordon. Pero lo peor estaba por llegar, su peor disco, un Hot Space (1982) en el que hacen un batiburrillo que no funciona para nada. David Bowie, por su parte, venía de la trilogía berlinesa de finales de los setenta y todavía arrastraría el tirón con Scary Monsters (and Super Creeds) (1980), pero ya en los ochenta iría por otros derroteros, abrazando sonidos más Pop e incluso dance y electrónico. En principio, parecía una unión un tanto extraña, un Bowie que era un icono de la música y unos Queen que iban dando bandazos. Pero hicieron una gran canción, un clásico imperecedero.
Todo en la canción funciona, incluso no es una canción que no ha sufrido los rigores del paso del tiempo ni del agotamiento por sobrexposición, como les ha pasado a otros temas de Queen («I Want to Break Free», «We Will Rock You», «We Are the Champions» o la sobrevaloradísima «Radio Ga Ga»). «Under Pressure» es un tema que se escora más hacia Queen pero el juego entre las voces de Freddie Mercury y David Bowie es espectacular. Donde Mercury es toda exuberancia, Bowie es contención. Yo siempre preferí la parte de Bowie aunque reconozco que Mercury se sale, tirando de todo su repertorio incluido el falsete. La música va de menos a más, aunque no las voces, hasta esa explosión épica del final, con el resto de los integrantes de Queen jugando sus cartas: John Deacon y su bajo, siempre discreto en un segundo plano pero fundamental; Brian May eficaz y pirotécnico pero más contenido que en otros temas; y Roger Taylor con su eficacia a la batería. Pero, de toda la canción, hay que destacar también ese comienzo, con esa base del bajo y la discusión entre si fue creada por Deacon o por Bowie. Ese inicio se convirtió en un signo inconfundible. La letra juega con varios conceptos, especialmente el del amor, pero parece ir más allá, algo más general, y puede aplicarse en diferentes ámbitos.
El tema fue todo un número 1 en Reino Unido pero la carrera tanto de Bowie como de Queen iría por otros derroteros. Si el primero se fue perdiendo en los ochenta, aunque siempre dejando gotas de calidad, los segundos apostarían por el Rock Pop épico de estadio y eso les restaría mucha legitimidad. «Under Pressure» fue un gran tema de Queen y Bowie, al que los segundos le sacaron más partido ya que siempre sería identificado en mayor medida con ellos, pero el toque de Bowie era el toque de Bowie.