Después de interpretar la versión más pura del folk y el soul en sus cuatro magníficos primeros discos, Lamontagne reorienta su sonido en este quinto y para ello pone la producción en manos de Dan Auerbach. Más frescas e inmediatas (lo serían aún más si fueran un poco más cortas), en estas nuevas canciones sigue predominando un sonido clásico al que se añaden toques de psicodelia y rock setentero en lo que parece un intento por acercarse a un público más amplio. En conjunto este trabajo es más variado y accesible que los anteriores pero pierde parte de la calidez y la emotividad que caracterizan las más bellas composiciones de Lamontagne.
Abren el disco la psicodelia casi hippie de Lavender y el soul con toques sureños de Airwaves antes de que el rock setentero se haga presente con destacadas guitarras eléctricas mientras el de New Hampshire rasga su voz en She´s the One. Regresa la calma con la atmosférica Pick Up a Gun y su constante rasgueo de guitarra. En el blues eléctrico de Julia la voz resuena algo lejana antes de regresar a la frontera con la bonita No Other Way, que podría caber en el repertorio de Calexico. El pop psicodélico predomina en el primer single Supernova y el soul más clásico es retomado en la preciosa Ojai. Reaparece la psicodelia en la doble voz de Smashing y cierran el disco los arreglos pop del medio tiempo Drive-in Movies.
De nuevo se rodea de excelentes músicos cuyas interpretaciones suenan menos directas de lo habitual y la característica y preciosa ronquera en la voz de Lamontagne también suena distinta y pierde parte de su protagonismo. Se nota la mano de un Auerbach que sin duda aportará nuevos seguidores al barbudo cantautor norteamericano en una maniobra que ha dado un resultado más que aceptable a pesar de las lógicas dudas que en un principio podía suscitar.