A finales de la semana pasada, Aretha Franklin anunció que se retiraba a los casi setenta y cinco años, los cumple en marzo. La noticia era una sorpresa relativa, en los últimos años había tenido problemas de salud y Diego A. Manrique señalaba en El País que desde la década de los ochenta tenía fobia a volar. Sin duda, nos encontramos ante una figura de primerísimo nivel en el mundo de la música, la artista que encarna el Soul con mayúsculas, el periodo clásico de la década de los sesenta y que estuvo de igual a igual con referentes de la talla de Marvin Gaye, James Brown, Ray Charles o Stevie Wonder. He contado en no pocas ocasiones cómo el Soul se coló en mis venas a través de la película The Blues Brothers (1980) viéndola en 1990 en casa de mis padres. Aquello fue demasiado y, no podía ser de otra manera, una de mis escenas favoritas es la del restaurante cuando a Jake y Elwood Blues (John Belushi y Dan Aykroyd) van en su proceso de reunión de la banda a llevarse a Matt ‘Guitar’ Murphy y a ‘Blue’ Lou Marini, y cómo Aretha Franklin, que hace de la mujer de Murphy, se marca un ‘Think’ histórico. Si eso no te revuelve algo por dentro…Pero ya conocíamos de antes a Aretha Franklin aunque desconocíamos su valor e importancia. En la segunda mitad de la década de los ochenta yo ya había visto un par de vídeos donde salía. El primero que recuerdo, una versión del ‘Jumpin’ Jack Flash’ de The Rolling Stones, junto a Keith Richards y Ronnie Wood, para la BSO de una olvidada película de Whoopi Goldberg del mismo título que la canción. En el vídeo salía Franklin con un peinado y un maquillaje imposible, muy ochentero, pero con su voz imponiéndose sobre la canción. La siguiente vez fue para un vídeo de Eurythmics (horror, Dave Stewart) donde Annie Lennox trataba de estar a la altura de Aretha en la reivindicativa ‘Sisters Are Doin’t For Themselves’ del disco Be Yourself Tonight (1985). Y es que los ochenta fueron duros, pero luego voy a eso.
Aretha Franklin nació en 1942 en Memphis, hija del reverendo Clarence L. Franklin y de la cantante Góspel Barbara Franklin, que abandonaría su familia cuando Aretha tenía seis años, falleciendo unos pocos después. Poseedora de una voz irrepetible, su camino pronto fue hacia el Góspel y la música espiritual, debutando en 1956 con un disco titulado Songs of Faith. Ya a comienzos de la década de los sesenta, y en Columbia, con el paso dado hacia la música profana, Aretha Franklin contaría con muchísimos medios a su disposición, desde compositores de primer nivel a los mejores músicos de estudio, además de componer ella misma. A disco por año, en 1967 pasó a Atlantic Records, donde debutaría con el disco I Never Loved A Man (The Way I Love You) con la producción de Jerry Wexler y grabado en parte en los míticos estudios Fame de Muscle Shoals (Alabama). En ese disco no sólo estaba la canción que daba título al disco sino otros clásicos como el ‘Respect’ que hizo de Otis Redding, todo un alegato, ‘Do Right Woman, Do Right Man’ o la versión de ‘A Change Is Gonna Come’ de Sam Cooke. Durante esos años va a encadenar títulos imbatibles como ‘(You Make Me Feel Like) A Natural Woman’, ‘Chain of Fools’, ‘I Say A Little Prayer’ de Burt Bacharach y Hal David, ‘This Is The House That Jack Built’ o versiones de clásicos como ‘The Weight’ (The Band), ‘Eleanor Rigby’ (The Beatles), ‘Bridge Troubled Water’ (Simon & Garfunkel), etc., las cuales las llevaba a su terreno con ese registro vocal que sería inigualable. Pero, como suele ocurrir, yo me quedo también con canciones menos conocidas que las más populares, temas que me fueron ganando como la delicada ‘Call Me’, que compuso ella, ‘Spanish Harlem’, la sutil ‘Day Dreaming’, la intensa ‘Wholly Holy’ que lleva la firma de Marvin Gaye, o la fantástica ‘Angel’, ‘Ain’t No Way’, entre otras muchas. Pero también hay que decir que, mayoría de sus clásicos han resistido su elevada exposición a través de bandas sonoras, series de televisión, anuncios, versiones, incluidas las realizadas en esos concursos televisivos que no queremos mencionar, etc., lo cual no todo el mundo lo puede decir.
Luego llegaría la década de los setenta, y le pasaría como al resto del Soul, que se vieron barridos por los nuevos sonidos, especialmente la música disco, aunque Aretha Franklin mantendría su capital simbólico. En 1980 pasa de Atlantic a Arista donde seguiría haciendo versiones y también duetos con George Benson, George Michael, Luther Vandross, James Brown, Whitney Houston (que fue considerada su heredera ), etc. No eran buenos discos aquellos, con producciones que no estaban a la altura, fruto también de la época, y aunque Aretha Franklin seguía siendo considerada la Reina del Soul, era superada por la propia Houston y luego por Mariah Carey, que obviamente quedaban muy lejos de ella. La década de los noventa la introdujo en un continuo revival y en ‘artilugios’ como aquello que se llamó VH1 Divas donde en 1998 compartió cartel con Carey, Gloria Estefan, Celine Dion y Shania Twain…y repetiría unos años después a modo de homenaje con la presencia de otros nombres también eclécticos y ‘extraños’ (Marc Anthony y ¡Kid Rock!, entre otros). Es también la época de la inefable secuencia de La boda de mi mejor amigo (1997), donde destrozaban sin piedad y sin consideración ‘I Say A Little Prayer’, o de la muy fallida Blues Brothers 2000 (1998), donde se repite la película y Franklin cambia restaurante por concesionario de coches y ‘Think’ por ‘Respect’. Pero sobrevivió a todo ello. Para el recuerdo también queda su compromiso con los Derechos Civiles desde sus inicios, así como la lucha por la igualdad comenzando por el género, su presencia emocionada en el funeral de Martin Luther King con quien su familia tenía una relación cercana, o ya en los últimos años los conciertos durante la presidencia de Barack Obama. En fin, que Aretha Franklin anuncia una retirada que seguro que no será del todo, de momento ya ha anunciado disco con Stevie Wonder, pero no cabe duda que es una de esas voces que siempre nos acompan.