Una de las más gratas sorpresas de ese proyecto denominado ‘The New Basement Tapes’ y creado para completar algunas letras escritas y abandonadas sin musicar por Bob Dylan en el 67, fue sin duda la de la intérprete Rhiannon Giddens. De entre los músicos que bajo la producción de T Bone Burnett recuperaron aquellas letras, ella era la menos conocida (el resto eran Elvis Costello, Jim James, Taylor Goldsmith y Marcus Mumford, nada menos) a pesar de que ya había editado cinco discos con su banda de folk ‘Carolina Chocolate Drops’, para los que además de cantar toca el banjo y el violín.
Para su debut en solitario Giddens también cuenta con el fantástico T Bone Burnett en la producción y da voz a once canciones clásicas de diversos géneros de raíz norteamericana de entre los que se reserva una creación propia, la que cierra el disco. La elección de los temas es muy acertada y entre las versiones reinterpretadas están las de grandes como Patsy Cline, Odetta, Dolly Parton o Nina Simone entre otros.
Sabe adaptar su voz de clásica dama negra tanto al blues como al country o al gospel y así va tocando variados palos de la tradición estadounidense en una enorme demostración de versatilidad vocal. El sonido añejo del sur de Last Kind Words abre el disco con el protagonismo de la mandolina junto a la voz de Giddens. Le sigue el country de Don´t Let It Trouble Your Mind, original de los inicios de la carrera de Dolly Parton. Otra dama del country es versionada en una de las cimas del disco, en este caso el tema de Patsy Cline She´s Got You. Waterboy es otro blues de raíces en el que resuena la característica profundidad de los arreglos de Burnett. Coros gospel acompañan al rock and roll de Up Above My Head, a la que sigue la demostración vocal al estilo Streissand de la adaptación de la canción francesa Tomorrow Is My Turn. Más contemporánea suena la tradicional y animada Black Is The Color antes del solemne espiritual afroamericano Round About The Mountain. Va creciendo a medida que avanza el blues de Shake Sugaree antes de que aparezcan las reminiscencias celtas en O Love Is Teasin’ para poner el punto final con Angel City, bella composición de inspiración tradicional de la propia Giddens.
Amplia muestra de géneros por tanto en este debut en solitario de la intérprete de Carolina del Norte cuya delicada voz se adapta con éxito a una enorme variedad de registros en esta selecta muestra de la tradición musical estadounidense. La maestría y la sensibilidad de sus interpretaciones nos despierta además la curiosidad por su labor al frente de ‘Carolina Chocolate Drops’ y nos anima a seguir una carrera en solitario inaugurada a lo grande.