Volvemos a Prince tras la reedición del excelso 1999. Era 1985 y Prince estaba en lo más alto, el año anterior había sido tremendo, en 1984 había publicado Purple Rain como banda sonora de la película que él mismo protagonizó. Prince y Michael Jackson dominan el Pop de los ochenta aunque Madonna ya asoma con fuerza. Pero Prince, instalado en su Paisley Park de Minneapolis y con The Revolution como banda, allí estaban Wendy & Lisa entre otros, acomete su séptimo disco de estudio, su tercer trabajo con la banda. Y llega Around the World in a Day, un disco que, sin dejar el sello de Prince, es más accesible y en el mismo se lanza a sonidos más psicodélicos. Prince y The Revolution realizan un disco que estaría en la siguiente línea de la discografía del de Minneapolis, tras las cumbres que son 1999, Purple Rain y Sign o’ the Times. Around the World in a Day llega con una portada colorista y luminosa que ya descubre un sonido más vital, incluida la tipografía psicodélica de las letras en ese globo que sale volando en una esquina de la portada. Vamos a recordar este disco de 1985, uno de nuestros discos favoritos de Prince.
«Around the World in a Day», la canción que da comienzo al disco, es un tema más orgánico, muy colectiva, con un punto luminoso, Prince desgañitándose y con unas guitarras Funk que contrastan con esos coros incluso gospelianos. Homenaje a su centro de operaciones es «Paisley Park», canción más Pop en la que destacan los coros de nuevo. «Condition of the Heart» es una preciosa canción en la que Prince canta en falsete, muy intensa y emocionante con el piano como instrumento principal. Y «Raspberry Beret» es una de las grandes canciones de Prince, una brutalidad Pop con esa melodía fantástica, una maravilla, una canción atemporal y con vídeo también impresionante. En «Tamborine», Prince vuelve a la senda del Funk, ese bajo, y la experimentación futurista, siendo uno de los descubrimientos del disco para los que no estábamos familiarizados con el mismo.
La segunda parte da comienzo con otra maravilla, «America», en la que sigue la senda anterior con la mezcla de guitarras y sintetizadores. Y si hay otro hit en el disco es «Pop Life», ¿qué se puede decir de esta canción?, con ese bajo, la elegancia y el juego de las voces con Wendy y Lisa. «The Ladder» es otro descubrimiento, una balada de gran intensidad y épica, Wendy y Lisa siguen siendo claves y el saxofón de Eddie M. es también un contrapunto muy acertado. Y se cierra con «Temptation», más de ocho minutos para una canción excelsa, esas guitarras del comienzo, los vientos y la voz de Prince, de nuevo impactante.
Prince, que no tenía ya nada que demostrar a esas alturas, siguió marcando el ritmo de los ochenta, pero a su manera y con su estilo. No dejaría de seguir sacando discos y en 1986 llegó Parade, último con The Revolution, en donde dejó el sonido más psicodélico y Pop, pero de eso nos ocuparemos el año que viene. Luego llegaría otra barbaridad de su carrera, Sign o’the Times (1987), un disco doble que también nos está acompañando estas semanas. Prince, un genio sin duda alguna, como siguió demostrando con Around the World in a Day.