Lukas Nelson & Promise of the Real, ‘Lukas Nelson & Promise of the Real’

Como en otras ocasiones, el gran Alfonso Cardenal desde el imprescindible ‘Sofá Sonoro’ nos puso en la pista de uno de los discos llamados a estar en lo más alto de lo que va de año. Nos estamos refiriendo al colosal disco homónimo de Lukas Nelson & Promise of the Real. Desconocíamos la existencia de este vástago del icónico Willie Nelson hasta que en 2015 se convirtieron en la banda de acompañamiento de Neil Young en el notable The Monsanto Years, con el que repetirán en el inminente The Visitor. Ya sabemos que Young es un tipo que no para quieto pero también que no tiene filtro, aunque juntarse con Nelson y compañía sirvió para insuflarle nuevas energías en aquel disco de denuncia. Nelson había publicado tres discos que habían pasado muy desapercibidos y es que también imagino que tiene que pesar el hecho de ser hijo de todo un Willie Nelson, y más cuando tu estilo, aunque más rockero, tira por el Country también, hay un parecido físico y estéticamente recuerdas al bueno de Willie. Pero con su disco de 2017 ha dado un golpe encima de la mesa en la línea de otros artistas contemporáneos que están llevando los sonidos del Country a una mezcla no sólo con el Rock sino también con el Soul, entre otros, como gente que hemos recibido con los brazos abiertos en Los Restos del Concierto, de Chris Stapleton a Sturgill Simpson. Y Lukas Nelson se incorpora a esa lista con un discazo, una maravilla que no tiene ningún punto bajo porque está a gran altura a lo largo de sus doce temas, algunos de ellos sobresalientes.

Ya el comienzo es brutal, ‘Set Me Down on a Cloud’, un medio tiempo creciente, épico, con su voz muy destacada, con unos coros de tono gospeliano (lo repetirá en más ocasiones), junto a unas guitarras punzantes en un tema que te va llevando. ‘Die Alone’ no baja el nivel, es una canción más rockera que cuenta con un punto Soul de fondo, mientras que ‘Fool Me Once’ vira más hacia el Country con un sonido divertido. Y en el cuarto corte llega una de las maravillas del disco, la delicada e intimista, ese tono acústico, ‘Just Outside of Austin’, y a uno le regresan a la memoria esas semanas pasadas en Austin en casa de buenos amigos porque Austin es un sitio especial, un tema que es una delicia. Pero si te has quedado fundido con ‘Just Outside of Austin’ la siguiente te va a levantar, ‘Carolina’ es también sobresaliente, un temazo en toda regla, una locura de canción que cuenta con los coros de una soberbia Lady Ga Ga que se sale, una canción que regresa de nuevo al Rock and Roll con influencias Country. Y para que no caiga el nivel llega el turno de la más sombría, aquí las reminiscencias nos dirigen a Willie Nelson, ‘Runnin’ Shine’, una canción que comienza en tono acústico, que cambia de ritmo a medida que avanza y en la que vuelve a tirar de coros poderosos.

Pero ojo, que todavía está por llegar la gran joya de la corona: ‘Find Yourself’. Y aquí vuelve a hacerse acompañar por una tremenda Lady Ga Ga en una canción que va a estar en mi lista de las mejores del año, un tema maravilloso y emocionante, intenso, una canción que bebe del Soul y el Góspel con un estribillo fantástico. Aunque la cosa está complicada de igualar, ‘Four Letter World’ salva el envite con un Nelson que frasea incluso en una canción divertida. Y no para la fiesta con la rockera ‘High Times’ en la que Nelson se transmuta en todo un Tom Petty. ‘Breath of my Baby’, que es un tema notable, es la canción menos lograda de todo el disco, jugando con el contrapunto entre un pedal steel lejano y la voz de Nelson. En ‘Forget About Georgia’ retorna a la épica y a una cierta grandilocuencia, con un punto melancólico similar al del comienzo del disco, de nuevo con un gran estribillo y el recurso a los coros de tono espiritual. El cierre es para un tema más clásico, piano de fondo incluido, como es ‘If I Started Over’, cuyo peso cae en la voz de Nelson.

Uno de los discos sin duda del año para Los Restos del Concierto. Lukas Nelson & Promise of the Real han dejado el listón altísimo. Yo no me los perdería si es posible y además cuentan con temas que te rompen en dos como el fantástico ‘Find Yourself’.

 

The Mastersons, ‘Transient Lullaby’

Hay formaciones que te ganan desde que las conoces, y The Mastersons es una de ellas. El dúo texano de Country-Folk formado por el matrimonio Chris Masterson y Eleanor Whitmore, e integrantes de la banda de Steve Earle, han publicado su tercer trabajo con el sugerente título de Transient Lullaby, en el que destilan de nuevo sus señas de identidad consolidadas en sus dos anteriores discos, de los que dimos cuenta en Los Restos del Concierto: Birds Fly South (2012) y Good Luck Charm (2014). En Transient Lullaby no vamos a encontrar giros estilísticos ni nuevas direcciones, al contrario, consolidan ese sonido que te cala desde la primera escucha con esas melodías, ese juego de voces aunque la de Whitmore se impone, esos violines, ese sabor de la música de raíces norteamericana que te transporta. Grabado en nuestra querida y añorada Austin (Texas), se les podrá acusar a The Mastersons de no salirse de una senda muy trazada, pero no importa, lo hacen de maravilla. Y también hay que destacar que no alcanzarán tampoco el reconocimiento que merecen, no importa.

La melancolía ya está muy presente en el comienzo del disco, ‘Perfect’ es un temazo con esas voces superpuestas, esa melodía y ese órgano de fondo que le da el contrapunto a la canción. En ‘Transient Lullaby’ cogen un camino más tradicional del Country, un tema triste donde la voz de Whitmore ya emociona. ‘You Could Be Wrong’ es inicialmente un medio tiempo menos logrado, más minimalista en su comienzo para luego avanzar con el juego de las dos voces, pero igual me deja frío. No ocurre con ‘Fight’, con ese inicio con la mandolina, una gran melodía pero sin dejar el poso melancólico. Y ‘Fire Scape’, canción armada desde las guitarras acústicas, emociona con su belleza. ‘Highway 1’ aparece como una gran continuación de la anterior, un tema más Folk y desnudo, la voz de Masterson es la que da comienzo a un tema donde también destaca el violín de Whitmore, que te conquista a la primera escucha y en la que el estribillo es para recordar.

La segunda parte del disco comienza con la más dinámica y con el sello de la casa ‘Don’t Tell Me to Smile’, con un toque más Rock y en el que de nuevo construyen un gran estribillo, siendo uno de los temas más pegadizos. ‘This Isn’t How It Was Supposed to Go’ me deja muy frío, tiene un aire muy de los 50, el Hammond queda muy bien pero a mí no me acaba de llegar. ‘Shine On’ es otra de las cimas del disco, canción con elementos más modernos, podría encajar en un disco de Lydia Loveless, con esas guitarras y una batería que se impone por primera vez en todo el disco. ‘Happy When I’m Movin» es lenta y muy desnuda, con el protagonismo para la voz de Masterson. Y el cierre es un regalo, que aparece como Bonus Track, ‘Anchor’, una maravilla con las voces de Whitmore y Masterson complementadas a la perfección, con ese punto acústico junto con el violín, una gozada y con una preciosa letra.

Claramente, The Mastersons no inventan nada nuevo pero sus discos son coherentes, homogéneos, no descienden de nivel, y son una maravilla. Hay que cuidar a formaciones como la que nos ocupa, todavía auténticos.