Ocho años y dos discos después de ‘Transatlanticism’, su obra más emblemática, y echada la vista atrás para analizar la trayectoria que sucedería a la grabación de semejante disco y la consecuente firma por Atlantic Records, puede adivinarse una etapa de tres discos que culminaría con este que ahora celebra su décimo aniversario. Fueron aproximadamente seis años en los que editaron ‘Plans (2005), ‘Narrow Stairs’ (2008) y este ‘Codes & Keys’ (2011) que nos ocupa y supondría la última grabación de la alineación que les daría más alegrías, la compuesta por Jason McGerr a la batería y Nick Harmer como bajista además de su letrista y frontman Ben Gibbard y el talento en la sombra de Chris Walla.
Y es que sería tras este disco que Walla abandonaría la formación para fundar su propio estudio de grabación en Portland y dedicarse en exclusiva a ampliar su nómina de producciones, en la que ya contaba con bandas como The Decemberists o Nada Surf. Su marcha coincidiría con el mayor bache creativo del cuarteto de Seattle, el que ocuparon sus dos discos posteriores ‘Kintsugi’ y el más pobre ‘Thank You For Today’, lo que deja a esta como su última grabación realmente sobresaliente.
Con mayores recursos electrónicos y sus habituales querencia postpunk y habilidad melódica con esporádicos ramalazos energizantes, siempre intensos y en lo posible minimalistas, Death Cab For Cuttie entregaban el que puede haber sido su último pleno. Un disco de los llamados «de canciones», que contenía once cortes bien perfilados y una ensamblada alternancia de tonos.
La apertura de Home Is A Fire anticipa con suavidad la tecnología que va a predominar, sin apenas percusión en su primera mitad para elevar posteriormente el ritmo, y en Codes & Keys aumentan el calibre pop a base de tambores, piano y violines, parecido a una Some Boys en la que rigen la sección rítmica y los teclados. Después, con una apertura pseudofunk, se abre la efectiva Doors Unlocked And Open a lomos de una profunda línea de bajo, y unas brilantes bases de guitarra animan y aligeran You Are A Tourist.
Unobstructed Views tiene un desarrollo lento y atmosférico, para seguir con los sintetizadores al frente y las ásperas guitarras en el segundo plano de Monday Morning. Algo más animada y orgánica, Portable Television se intensifica sobre la sección rímica y Underneath The Sycamore también obedece al bajo para ir rodeándose después y ganando profundidad, para terminar con las dos piezas más coloridas: la pausada St. Peter’s Cathedral y su bello ascenso emocional sobre coros y programaciones y la fantástica Stay Young, Go Dancing, más acústica, que pone la guinda con optimista sencillez.
Un disco estupendo tras el que llegaría el abandono de Walla en 2015 y las incorporaciones de Zac Rae y Dave Depper a la banda; por su parte Gibbard debutaría en solitario con ‘Former Lives’ en 2012 y se embarcaría en otros proyectos menores en los cuatro años que separaron este del siguiente disco conjunto. Un disco que, desde la distancia de estos diez años y con la perspectiva de una carrera que ronda los veinticinco, nos recuerda el amplio periodo durante el que fueron capaces de encadenar discazos. Un trabajo que señalaba la frontera de la plenitud de una banda que hasta entonces no se había permitido relajar el nivel.