Andamos estos días leyendo muchos y fantásticos artículos, mejores que este estoy escribiendo así que ya pueden buscarlos en Internet, sobre The Verve, su significado y el final del BritPop. Y es cierto, no hay duda alguna que The Verve, o habría que decir mejor su himno ‘Bitter Sweet Symphony’ y su disco Urban Hymns (1997), supusieron para un BritPop que agonizaba. El BritPop, del que hemos escrito en otras ocasiones, fue un movimiento bastante sobredimensionado por la prensa musical británica, sin negarles mérito y reconociendo que saben lo que hacen, pero daba para lo que daba y también es un indicador de la superficialidad que nos venía encima. Ojo, soy muy de algunos discos y bandas de ese momento y sigo disfrutando de discos atemporales como los dos primeros de Oasis, parte de Blur, etc., pero había más sustancia en el Grunge.
En 1997 a Oasis les iba a caer un palo de la crítica por Be Here Now, que no era tan malo, entrando en la dinámica de los Gallagher de facturar cada vez discos más irrelevantes y destacar más por su impagable relación. Blur adoptarían sonidos más rockeros y duros en su quinto disco que llevó por título el nombre de la banda, dejando descolodados a más de uno. Radiohead darían la puntilla al BritPop al poner delante del mismo OK Computer, clásico imperecedero, en las antípodas de un sonido del que Radiohead siempre renegaron. De Pulp, que no se casaban con nadie e iban a otra cosa, aunque estaban dentro del BritPop, llegaría en 1998 en más oscuro This Is Hardcore. The Verve no estaban en la primera línea del BritPop, aunque llevaban en esto desde 1990 e iban publicando discos, A Storm in Heaven (1993) y Nothern Soul (1995). The Verve contaba con un líder carismático, aunque tampoco lo era tanto, como Richard Ashcroft, que tenía una relación con su guitarrista Nick McCabe bastante complicada, de hecho McCabe dejaría la banda en varias ocasiones. Ashcroft también tenía un buen amigo en Noel Gallagher, The Verve girarían con Oasis antes de la explosión de los de Manchester en 1994. Pero, lo que decíamos, a The Verve no les conocía mucha gente hasta 1997.
Ashcroft hizo las paces de nuevo con McCabe y grabaron un tercer disco, el ya mencionado Urban Hymns, que les pondría en el mapa, en el 1 en Reino Unido y con un tema que pasaría a la historia. Reconozco que no les presté mucha atención, me gustaban más Ocean Colour Scene, pero hay que reconocerles a The Verve este disco, y con el tiempo y algún recopilatorio he descubierto temas como ‘Blue’, ‘History’, ‘This Is Music’, etc. El salto de The Verve tuvo a su favor una gran canción, ‘Bitter Sweet Symphony’, y un gran vídeo con Ashcroft como protagonista (por cierto, basado en el de ‘Unfinished Sympathy’ de Massive Attack), lo que también nos llevó a pensar que era un tipo carismático. La controversia con la canción llegó porque The Verve habían sampleado el tema ‘The Last Time’ pero la versión compuesta y arreglada a partir del mismo por David Wihtaker para la adaptación orquestal de Andrew Old Loogham, productor a su vez de los Stones de 1963 a 1967. Sin embargo, no hubo piedad y ‘Bitter Sweet Symphony’ aparece coescrita por Jagger, Richards y Aschroft, imaginaros la cara que se le quedó a este último y el impacto en su cuenta corriente. Por cierto, Withaker no vio nada de nada lo cual también es muy injusto. El tema fue un pelotazo y colocó a The Verve en el mapa, pero para entonces el BritPop iba muy cuesta abajo. Pero The Verve tenían más canciones redondas y ahí están ‘Lucky Man’ (y coincido con mi amiga Edurne Chocarro en que es su mejor canción), ‘Sonnet’ y ‘The Drugs Don’t Work’, por este orden para mí. Igual es que me quemó mucho el ‘Bitter Sweet Simphony’, pero me gustaron más los otros singles.
The Verve supusieron el canto del cisne del BritPop, no tardarían mucho en separarse, concretamente en 1999, y Ashcroft inició una carrera en solitario que algunos vimos con ilusión de algo potente. Su primer disco, Alone with Everybody (2000) que fue número 1 en Reino Unido, contaba con singles resultones (‘A Song for the Lovers’, ‘Money to Burn’, etc.), pero era muy irregular. Aquello le lastró bastante y sus siguientes discos fueron pasando sin pena ni gloria, aunque mantuvo su público en su país, mientras que la crítica no tenía piedad, a pesar de algún tema brillante como ‘Music Is Power’ del disco Key to the World (2006). The Verve tendrían tiempo de un nuevo disco en una de esas reuniones a las que estamos tan acostumbrados, Forth (2008), con su gira correspondiente. Y hasta ahí. Da la impresión que tuvieron mala suerte de no subir más alto en los años centrales del BritPop, 1994-1995, pero también llegaron in extremis.