Neil Young, «Homegrown»

Ya sabemos que Neil Young es inabarcable y que sigue sin parar, año tras año va lanzando novedades, como su último disco de estudio con Crazy Horse, el Colorado de 2019, que ya comentamos aquí. El caso es que en este 2020, Young ha sacado del archivo uno de sus «discos perdidos», aunque parte de sus canciones ya habían salido en otros e incluso interpretadas por otros artistas. Homegrown fue grabado entre el final de 1974 y el comienzo de 1975 y las letras hacen referencia a su separación con Carrie Snodgress. Young ha argumentado que el dolor que le producía la temática del mismo le impidió sacarlo en su día. Ahora, cuarenta y cinco años después, llega un gran disco de Neil Young en el que encontramos a un artista inspirado, estamos hablando de unos años intensos, y con la colaboración de habituales como Ben Keith o Tim Drummond pero también con Levon Helm, Robbie Robertson y Emmylou Harris, entre otros. Un disco que nos muestra el Folk de Neil Young, reminiscencias Blues y el sonido de Laurel Canyon de los setenta. Exceptuando «Florida», claro, de la que luego hablamos.

«Separate Ways» es un comienzo con el sonido canónico del Young de la época, ese tono Folk mecido por la armónica, un medio tiempo melancólico en el que también brilla el pedal steel a cargo del siempre eficiente Ben Keith, y aquí con la batería de Helm. El mismo Helm repite en «Try», con Emmylou Harris a los coros aunque no muy presentes, una canción de luminosidad triste y de tono más Country. En menos de dos minutos, Young se pone todavía más intimista en «Mexico», acompañado por el piano y dándole a la canción una dirección de Pop más triste. «Love Is a Rose» se lanza al Country Folk con una guitarra en tono Blues y con la armónica de nuevo siendo protagonista, una canción que sacó en Decade (1977) y que también popularizó Linda Ronstadt. «Homegrown» es una canción también tremenda en la que se lanza más todavía al Rock Blues, aunque comienza de nuevo con el Country Folk. Y cierra la primera parte con «Florida», una «marcianada» experimental y electrónica.

La segunda parte comienza con «Kansas», canción intimista y acústica de nuevo, tono melancólico en el que la armónica vuelve a ser protagonista. «We Don’t Smoke It No More» es un Blues intenso y enérgico, casi es una jam session y prácticamente es un instrumental. «White Line» está muy bien, con Robertson a la guitarra, presenta una canción Folk, minimalista y acústica que salió con más fuerza en el recientemente recuperado aquí Ragged Glory (1990). Más enérgica y eléctrica es «Vacancy» mientras que el cierre del disco es para dos canciones que recuperan el tono más intimista. Por un lado, «Little Wing», Young con su guitarra y armónica en solitario, y «Star of Bethlehem» en la que Emmylou Harris vuelve a los coros, un sonido Country Rock más ambiental.

Un disco tremendo, dedicado a Carrie Snodgress, madre de Zeke, uno de los hijos de Young. Un disco que se enclava en un periodo entre On the Beach (1974) y Tonight’s the Night Zuma, ambos de 1975. Un Young imbatible.

 

Jonathan Wilson, «Dixie Blur»

Ocurrió casi una década. Jonathan Wilson salió a la palestra con Gentle Spirit (2011), su debut que buceaba en el sonido del Folk con ribetes psicodélicos, heredero en parte de Neil Young y todo el Laurel Canyon de Los Ángeles. Aquel disco me gustó, estábamos muy entusiasmados por Fleet Foxes, Band of Horses y compañía, pero el resto de su carrera me pasó desapercibida. Leía las críticas de sus discos y se decía que su sonido evolucionaba con la incorporación de sonidos más experimentales, cosa que también habían hecho gente como Bon Iver o Iron & Wine. También seguía con su carrera de productor trabajando con Father John Misty, Conor Oberst, tras haberlo hecho con Dawes, entre otros. El caso es que las críticas y reseñas de Dixie Blur, el disco que nos ocupa, me hicieron retornar a Wilson al señalar que implicaba el disco un regreso a los orígenes, sonidos más Folk y orgánicos. Escuché alguna canción y me dejé llevar a este disco pausado, emocional y crepuscular en el que Wilson demuestra la querencia por Young, por canciones intensas que se expanden y por los medios tiempos que se van entrelazando. Es un disco de esos que se dicen de «combustión lenta», en el que tira de pedal steel, violines, etc. A su lado aparece Pat Sansone, uno de los integrantes de Wilco. Una pega, igual es un disco que se hace un poco largo.

«Just for Love» comienza con esos acordes de la acústica que llevan a un tono ambiental y unos vientos suaves, junto al pedal steel que no dejará de aparecer, un medio tiempo que por momentos adopta un tono oriental. «’69 Corvette» es una de las canciones más fascinantes del disco, un medio tiempo crepuscular, melancólico, y con el violín y el pedal steel como elementos determinantes. «New Home» es más barroca y oscura, va creciendo a medida que incorpora aspectos orquestales. Y «So Alive» es una joya con un comienzo Country pero evoluciona hacia un tono Folk de nuevo con unas cuerdas que le dan el toque particular a la canción. En este punto, sorprende un tanto la inclusión de «In Heaven Making Love», un Country más ortodoxo y tradicional, muy animada. El tono crepuscular regresa con otra cima del disco, «Oh Girl», el piano es muy protagonista y es una canción de corte más compleja, en la línea de Father John Misty, con una producción excelsa y con algunos giros interesantes. «Pirate» convence menos, es más acústica pero sigue teniendo el punto ambiental.

La segunda parte comienza con un «Enemies» de corte springsteeniano con esos coros y una batería más protagonista. «Fun for the Masses» retoma al tono crepuscular del disco, otro medio tiempo que da paso a la menos lograda «Platform» en la que tira de un Country Folk canónico. «Riding the Blinds» recupera la senda, aquí ya el pedal steel retorna con fuerza. «El Camino Real» supone una vuelta al Country y otro de los pocos momentos en los que se desmelena, pero ya está «Golden Apples» para recuperar lo crepuscular, aquí con diálogo entre el pedal steel y la armónica. Para cerrar, «Korean Tea» que es más intensa y barroca con algunos quiebros que le dotan de una cierta irregularidad.

Disco notable alto de Jonathan Wilson, ya decimos que lastrado un poco por la extensión de canciones pero con momentos de gran intensidad fruto también de su labor como productor. Una obra que adquiere el sentido en su conjunto, y con momentos muy atractivos como «’69 Corvette», entre otras.

Golden Smog y su «Stay Golden», una recopilación incompleta pero deliciosa

La historia de la música popular está repleta de los llamados «súper grupos», bandas en las que se juntan diferentes artistas por amistad y con ganas de hacer algo juntos. De Crosby, Stills, Nash & Young a The Travelling Willburys, pasando por Monsters of Folk o The Highwayman, sin olvidar en España el caso de Corizonas, surgido de la unión de Los Coronas y Arizona Baby. Algunos de estos casos desarrollan una carrera propia, otros son un momento puntual, un ramalazo con resultados diversos. El caso que nos ocupa es el de Golden Smog, un «súper grupo» del Country-Folk, y más, que comenzaba a florecer a finales de los ochenta y que daría lugar, años después, al «Americana». Golden Smog incluyó a Dan Murphy (Soul Asylum), Gary Louris y Marc Perlman (The Jayhwaks), también vinculado a estos últimos estaba Kraig Johnson, Jeff Tweedy (Wilco), Chris Mars (The Replacements), Jody Stephens (Big Star) y Noah Levy. La banda comenzó haciendo versiones y cambiando de integrantes, hasta que fueron estableciéndose y decidieron sacar discos con material propio. Primero fue Down by the Old Mainstream (1995) y luego Weird Tales (1998). Aquí acabaría la primera etapa de la banda, que es la que recoge este recopilatorio que nos ocupa, Stay Golden, Smog. The Best of Golden Smog. The Rykodisc Years (2008), y es que la banda volvería con un fantástico Another Fine Day (2006) producido por Paco Loco y grabado en sus estudios, recordemos que Gary Louris pasaba buena parte de su tiempo en España en esos años. Pero esa historia la dejamos para el año que viene porque ese disco, y el EP que le sucedió, no están en este recopilatorio ya que abarca los años en Rykodisc. Es una recopilación extensa, dieciocho canciones, que viene a recoger su producción de esos años en los que prima el Country – Folk marca de la casa de buena parte de sus integrantes. Hay composiciones de todos los integrantes y canciones que suenan a The Jayhawks, fundamentalmente, pero también a los primeros Wilco. Hay armonías vocales y acústicas así como ciertos encuentros con el Power Pop. Una banda que merece la pena recuperar con canciones muy atractivas.

Comienzan con una barbaridad de Louris, «Until You Came Along», canción que va del Country – Folk al Power Pop más melódico con el juego de las diferentes voces de la banda, una canción que está entre las mejores del grupo y que The Jayhawks han tocado en ocasiones. En la misma línea, pero menos Country – Folk es «Looking Forward to Seeing You» (Johnson), aunque regresan a ese sonido con el medio tiempo «Ill Fated» (Murphy) en el que destacan las guitarras, otra de las grandes canciones del disco. «Lost Love» (Tweedy) podría encajar en los Wilco de la época con la incorporación de instrumentos más tradicionales y «Jennifer Save Me» es un tema pausado de Louris y Johnson de nuevo con las melodías como protagonistas. «Making Waves» (Johnson) es un medio tiempo que recuerda a The Jayhawks y en «Glad & Sorry» hacen una versión de un tema de Ronnie Lane (Small Faces, Faces) en la que juegan con las armonías y las guitarras. «V» (Louris y Johnson) es una canción también muy destacada que va hacia el Power Pop y «To Call My Own» (Murphy) es más rockera, se nota el toque de Murphy.

El Country Folk más tradicional toma de nuevo el rumbo del disco con «Pecan Pie» (Tweedy) y «Won’t Be Coming Home» (Louris con Mark Olson) es como una canción de The Replacements pero con la pausa puesta. «Red Headed Stepchild» (Murphy y Perlman) es más acelerada, tiene más furia rockera, aunque con «He’s a Dick» (Johnson, no sabemos a quién va dedicada) recuperan el tono más pausado. «Radio King» (Tweedy y Louris) es una canción acústica que cuentan con pedal steel incluida, aunque se queda en un tema bonito que no destaca en el conjunto. «Please Tell Me Brother» (Tweedy) es acústica e intimista, pero con «If I Only Had a Car» (Johnson y Louris) alcanzan otra de las cimas del disco, con un tono muy nostálgico y melancólico que cala. Repiten con una revisitación de «Until You Came Along» de 1997, más acelerada y festiva, incluyendo violín. Y se cierra el disco con una canción inédita, «Love and Mercy», de nuevo a varias voces.

Descubrí este recopilatorio casi de casualidad, fue en un Corte Inglés de Valladolid un frío noviembre de 2008, me encontraba allí por viaje de trabajo. Golden Smog nos habían dejado una gran sensación con Another Fine Day, un disco maravilloso. Una banda a recuperar, canciones que también llegaron antes de tiempo, antes de que el «Americana» se pusiera de moda.