Son The Mastersons una de nuestras bandas favoritas, de esas que no hacen ruido y que permanecen en la segunda y tercera línea de la música popular. El dúo compuesto por el matrimonio que forman Eleanor Whitmore y Chris Masterson nos sorprendieron en 2013 con un fantástico disco de Country-Folk llamado Birds Fly South. Aquel disco nos fascinó y descubrimos que Whitmore y Masterson formaban parte de la banda en directo de Steve Earle. Pero Whitmore y Masterson creaban también canciones basadas en armonías y melodías maravillosas, con la voz de Whitmore como elemento sobresaliente. Luego llegarían Good Luck Charm (2014) y Transient Lullaby (2017), de los que hemos dado cuenta en este blog. No se salían de su fórmula, y tampoco lo hacen en este cuarto trabajo bajo la producción del reconocido Shooter Jennings. Nos encontramos ante un disco que transmite un tono melancólico y que vuelve a sustentarse en los juegos de voces y en una Withmore que canta de maravilla. Igual la segunda parte está más descompensada en relación a la primera, donde están las mejores canciones del disco.
«No Time for Love Songs» es sencilla y cálida, muy melancólica. «Spellbound» se convierte en el primer gran momento del disco, un medio tiempo ascendente que se basa en la voz de Withmore. Minimalista es «Circle the Sun», una canción muy nostálgica y de nuevo basándose en la sencillez. Pero con «Eyes Open Wide» recuperan el tono de la segunda canción, de nuevo jugando con las dos voces y con un recuerdo a The Jayhawks. «The Last Laugh» es más triste, hay cuerdas y un contrapunto del Hammond, siendo un tema emocionante.
La segunda parte baja algún peldaño el nivel del disco. «So Impossible» la sustenta su voz e incluso se adivina un tono Pop. La excepción en la segunda mitad del disco es «The Silver Line», nostálgica y fascinante con el diálogo entre los dos. «There Is a Song to Sing» es más previsible, aunque las cuerdas le dan su personalidad. «King of the Castle» vuelve a contar con violines y Withmore canta de nuevo de maravilla. Y el cierre es para «Pride of the Wicked», que apunta por el tono épico y dramático, apareciendo de nuevo la guitarra eléctrica de forma destacada, pero en la que se da un mayor peso a la producción.
The Mastersons son un valor seguro, una de esas bandas que no te defrauda. Un disco en el que refugiarse y con una Eleanor Withmore que tiene una voz increíble.