2020 nos ha traído el regreso con nuevo disco de las Dixie Chicks y cambio de nombre a The Chicks. En estos tiempos que corren, las integrantes de la banda texana justificaron su decisión de eliminar «Dixie» por las connotaciones del mismo vinculadas a la esclavitud. Recordemos que hace referencia a la línea «Mason-Dixie» que separaba los estados esclavistas del sur de Estados Unidos de los del norte. The Chicks, que ya habían sufrido lo suyo en 2003 con sus críticas a George W. Bush por la guerra de Irak, algo que fue tremendo, han decidido hacer ese cambio incluso cuando la edición física ya había salido, de hecho en mi CD pone Dixie Chicks. Pero bueno, vayamos a la vuelta de Natalie Maines, Emilie y Martie Erwin tras catorce años, ni más ni menos, sin material nuevo, tras el Taking the Long Way (2006), producido por Rick Rubin, el disco tras la controversia derivada de sus críticas a Bush y todo lo que implicó, boicoteadas y con campañas lamentables, incluidas quemas de sus discos. The Chicks se habían convertido en unas figuras centrales del Country a la par que iban incorporando sonidos más Pop a sus discos. Con Maines como voz principal y las hermanas Erwin con instrumentos más tradicionales, Emily con el bajo y el dobro y Martie con el violín y la mandolina, triunfaron en Estados Unidos. Aunque no han dejado de funcionar como banda, catorce años sin disco nuevo son muchos años. Mientras tanto, Maines publicó en 2013 Mother; Martie y Emily crearon el dúo Court Yard Hounds. En 2019, colaboraron con Taylor Swift en el tema «Soon You’ll Get Better» del disco Lover, aunque la relación con Jack Antonoff, productor habitual de Swift (también ha trabajado con Lorde y Lana del Rey), era anterior, siendo el encargado de esa tarea en Gaslighter, donde también ha colaborado en la composición de más de la mitad de los temas, como también es habitual en los discos que produce. Gaslighter es un disco en el que The Chicks se escoran más hacia el Pop, hay menos espacio para el sonido Country más tradicional, un trabajo con una gran producción y canciones pegadizas. Por otra parte, Maines ha señalado que el disco viene marcado por su duro proceso de divorcio, que ha sido la fuerza inspiradora del mismo en gran parte. Seguramente, el disco sorprenderá a los más «puristas», pero no es menos cierto que The Chicks siempre han apostado por un cierto eclecticismo.
Comienzan con una adictiva «Gaslighter», un tema pegadizo que recuerda a la Sheryl Crow más Pop. Fascina «Sleep at Night», cuya producción y composición la realizan con Teddy Geiger, aunando el sonido más moderno y Pop con los contrapuntos del banjo y el violín. En «Texas Man» se lanzan a sonar en modo Taylor Swift en una canción en la que regresa la producción de Antonoff. En «Everybody Loves You», única canción en la que no participan en la composición, llegan a un punto más ortodoxo, en una balada intensa que cuenta con una instrumentación más reducida y en la que Maines demuestra su talento. En «For Her» retornan al sonido del comienzo del disco, aunque se observa una mezcla de esos tonos más modernos con los toques de Country. Y «March March» es una canción con una base más electrónica, con fuerza pese a un cierto minimalismo, y de nuevo con la incursión del banjo y del violín.
Prácticamente en la misma línea va «My Best Friend’s Wedding», un medio tiempo atmosférico que también cuenta con ese tono electrónico, aunque no dejan de aparecer los instrumentos de las hermanas Erwin. Más compleja y ecléctica es «Tights on My Boat», mezcla varios estilos con fraseos, cadencias diferentes y un algo que me quiere sonar pero que soy incapaz de identificar. En «Julianna Calm Down» regresan a los sonidos más modernos, las bases electrónicas se imponen claramente en una de las canciones menos conseguidas del disco. El tramo final nos presenta tres canciones que, en mi opinión, están entre lo mejor de todo trabajo. Primero, «Young Man», intimista y minimalista, con el contrapunto del violín de Martie como elemento clave. Luego la muy melancólica «Hope It’s Something Good», una pasada de canción que aspira a la mejor canción de todo el disco. Y, en la misma línea que la anterior, «Set Me Free», toda una declaración de intenciones, muy épica y sentida en la que el violín y el ukelele son claves.
Buen trabajo este retorno, que se hizo mucho tiempo esperar, de The Chicks. Habrá gente que pueda decir que su sonido se ha modernizado o que han querido abrazar ciertas tendencias, pero creo que tienen suficiente personalidad para hacer algo propio como este Gaslighter.