Publicado en 2012, poco después de su sonado divorcio con la actriz y cantante Zooey Deschanel (que también colabora en el disco) el vocalista de Death Cab for Cuttie publicaba el que hasta ahora es su único trabajo en solitario. Grabado y producido en su mayoría por él mismo, en él exponía sus inquietudes sonoras más convencionales de las que resultaría un cuidado y ameno folk-pop, de un sonido menos sofisticado que el habitual de su banda.
Editado en el sello de Seattle Barsuk Records (el habitual de DCFC), contiene canciones originales y descartes de la banda fruto de ocho años de vivencias y reflejo de diferentes parejas y hogares, pero el relajado conjunto merece mucho la pena, especialmente en algunos de sus cortes como este Bigger than Love particularmente atractivo. En diálogo con la siempre maravillosa Aimee Mann, la rabiosa melancolía de esta canción, que desarrolla algunos episodios de la tormentosa relación de Francis Scott Fitzgerald con su mujer Zelda, engancha inevitablemente desde la suavidad de los primeros acordes para paulatinamente ir ascendiendo sobre las variadas guitarras hasta desembocar en una épica controlada. La mejor y más efectiva canción de aquel pequeño disco que, interpretada por dos maravillosas voces, completa una pieza quizás no indicada para la banda original de Gibbard pero que merecía sin duda ser rescatada y compartida.