2020 jugó con la nostalgia de la música Disco de los setenta y nos ofreció algunas obras impactantes. Si Dua Lipa hizo una barbaridad con Future Nostalgia, Jessie Ware no se quedó atrás con el no menos impactante What’s Your Pleasure?, ambos reseñados en Los Restos del Concierto también y devorados en decenas y decenas de escuchas. La reivindicación de la música Disco y su resurgimiento, y lo entendemos como la setentera, porque las pistas de baile nunca se fueron, da para escribir un tratado sociológico. Masacrada por superficial, hedonista e incluso «hortera», nos acabamos «cayendo del caballo» en modo San Pablo tras años pensando que todo aquello era un pasado a olvidar. La autenticidad, las guitarras y la intensidad era lo que molaba. Pero, sabías que detrás de todas aquellas canciones que no podías dejar de cantar y tararear, aunque durante mucho tiempo no podías decir que te gustaban, había mucho más. Otra visión diría que si hemos tenido que bucear en el pasado Disco para construir una suerte de posmodernidad, pues es que no tenemos mucha imaginación. Bueno, estaría dentro de esas tendencias que vienen dándose de forma secular. Y, todo esto, sobre lo que volveré más adelante cuando hable de otras bandas, para decir que Kylie Minogue también se ha marcado su propio disco sobre la moda Disco y lo ha titulado Disco (esto no es muy correcto, tres «disco» en apenas una línea, pero bueno). Kylie es una de esas artistas que llevan toda la vida y que ha pasado por numerosas etapas. Si había alguien también legitimada, cualquiera lo estaría, para lanzarse a las bolas de espejos, era ella que comenzó a finales de los ochenta desde la factoría de Scott, Aitken & Watterman. Estos productores y compositores también merecerían un artículo propio. Un Pop muy bailable de esa época, también denostado, surgió de ellos y ahí están Bananarama, Rick Astley y por supuesto Kylie, entre otros muchos y muchas, aunque también había cosas que mejor no recordar. El caso es que ese sonido bebía claramente de la música Disco, y del Funk y el Soul, y Minogue lo llevó a su perfección con canciones tan redondas como «Better the Devil You Know» o «Step Back in Time». Claro, todo aquello iba a ser ya no arrasado sino lo siguiente. El pobre Astley se convirtió en un chiste para, como ocurre en tantas ocasiones, ser reivindicado décadas después. El caso es que Kylie siguió sacando discos en los noventa, colaboró con Nick Cave en el arrebatador «Where the Wild Roses Grow» del Murder Ballads de 1996, y en 1997 publicó Impossible Princess con la participación de los Manic Street Preachers. Pero, aunque los noventa no fueron su década, el siglo XXI iba a colocar a Minogue de nuevo en lo más alto. Ya apuntó con Light Years en 2000, una vuelta a la música de baile pero desde ópticas más modernas, y sorprendió con Fever (2001) y su hit «Can’t Get You Out of My Head», imprescindible. Desde entonces, Minogue ha incidido en esta línea pero con Disco ha ido hacia el tono nostálgico. Es un buen disco pero algún peldaño por debajo de los ya referidos de Lipa y Ware, pero igualmente disfrutable. Y, en cierto sentido, Kylie Minogue regresa a esos inicios de su carrera pero también con sonidos de baile de las últimas dos décadas.
El inicio es brutal, «Magic» es una canción tremenda que va hacia el tono nostálgico de los setenta, con una melodía muy bailable y con un piano destacado, creciendo la canción a medida que avanza. No se queda atrás con «Miss a Thing», más animada y con elementos más modernos pero siempre con la mirada puesta en la época dorada de la música Disco. En «Real Groove» da un salto hacia los ochenta y le queda una canción igual más previsible pero igual de eficaz. Recuerda los inicios de su carrera con un «Monday Blues» que añade sonidos latinos como complemento y en «Supernova» comienza con un ritmo más machacón pero luego retorna de nuevo a los finales de los setenta con los sonidos de cuerdas. Menos lograda nos parece «Say Something», un sonido más duro que no se mantiene en «Last Chance» con la que recupera el sonido bailable y hedonista y te lleva a mover los pies. En «I Love It» vuelve a insistir en unas bases machaconas pero la nostalgia sigue estando presente.
«Where Does the DJ Go?» acelera el ritmo y acaba siendo más previsible. Ojo a «Dance Floor Darling» que es una maravilla, muy elegante y con un tempo muy atractivo, siendo un sonido más de los ochenta. Crece «Unstoppable» aunque también entraría dentro de las canciones que son más previsibles. Lo mismo le pasa a «Celebrate You», que está por delante de la anterior en calidad, una canción que te va ganando y que cierra la edición básica. En la Deluxe se incorporan cuatro canciones más, destacando «Till You Love Somebody» se centra de nuevo en los setenta. «Fine Wine», tiene un «Beep Beep» tan característico de canciones de la época a la que rinde homenaje Minogue. El cierre es para dos canciones menores como son «Hey Lonely» y «Spotlight», esta última más conseguida.
Notable disco de Kylie Minogue que demuestra un gran estado de forma con su homenaje a ese sonido Disco de los setenta, pero también a sus derivaciones de los ochenta y posteriores. Nostálgica, sí, pero también muy bailable y disfrutable.