Gary Louris y su único disco en solitario: «Vagabonds»

Cuando a finales del año 2017 nos planteamos discos que cumplían aniversarios que nos apetecía rescatar en este 2018, uno de los que apareció en primer lugar fue el debut, y único disco en solitario, del gran Gary Louris, publicado en 2008 bajo el título de Vagabonds. Es curioso que un tipo como Louris, con más de tres décadas de carrera y numerosas inquietudes, no se haya prodigado más en solitario. Siempre bajo el paraguas de The Jayhawks, de los que hemos hablado en numerosas ocasiones, con diferentes etapas, en breve analizamos su último trabajo, implicándose en proyectos como el lamentablemente poco conocido Golden Smog, o colaborando con numerosos artistas y bandas, Louris se lanzó en solitario en un momento en el que The Jayhawks estaban en un parón que parecía definitivo. Para entonces, The Jayhawks habían alcanzado el lugar que merecían, aunque no deja de ser uno de esos casos en los que llegaron tarde. A comienzos del siglo XXI, el «Americana» se había convertido en la tendencia dominante en el Rock ‘N’ Roll y no había entrevista en el que las nuevas bandas y artistas no señalasen como influencia en los primeros puestos a los de Minnesota. Justicia poética se diría pero tardía porque The Jayhawks, que habían marcado el camino en la primera mitad de los noventa, no existían ya tras el cierre de la banda en 2004, un año después del excelso Rainy Day Music, del que ya hablamos aquí en su momento con motivo de su quince aniversario. Louris, que por entonces pasaba largas temporadas en España, había grabado con Golden Smog el fantástico Another Fine Day (2006) y el EP Blood on the Slacks (2007), ambos producidos por Paco Loco, y que también fueron el cierre de ese supergrupo en el que estaban Dan Murphy (Soul Asylum), Marc Perlman (The Jayhawks), Chris Mars (The Replacements) o el propio Jeff Tweedy, entre otros. Por lo tanto, Louris tenía tiempo para dar salida a nuevas composiciones, aunque luego los acontecimientos se precipitarían de forma insospechada. Pero el comienzo del año 2008 nos traería un disco intimista, muy acústico, pero sin olvidar algunos instrumentos como el pedal steel, y con grandes composiciones.

Para la producción de Vagabonds, Louris se puso en manos de todo un Chris Robinson (The Black Crowes) y en el disco colaboró Susana Hoffs y aparecía como músico de estudio un todavía desconocido Jonathan Wilson, así como otro integrante de The Black Crowes, el teclista Adam McDougall que había entrado en la formación en 2007 y que en la actualidad continúa con Robinson en su banda Chris Robinson Brotherhood. Igual la decisión de contar con Robinson en la producción puede llamar la atención porque, a pesar de los puntos en común, también hay importantes diferencias con el sonido de Louris, pero no es menos cierto que es una producción muy ajustada. «True Blue» abre Vagabonds, un inicio precioso con ese punto del piano, una canción muy tipo Jayhawks con el pedal steel incluido. «Omaha Nights» es más rockera, esas guitarras son más poderosas, aunque no deja de lado un tono crepuscular. Y «To Die a Happy Man» es muy acústica e intimista, especialmente en su comienzo, destacando de nuevo la presencia del pedal steel. «She Only Calls Me on Sundays» recupera ese colorido crepuscular pero tiene una vertiente espiritual que se manifiesta en los coros especialmente, tirando más hacia el lado del Country. Por su parte, «Well Get It By» es una canción que podría haber incluido en cualquier disco de The Jayhawks, es uno de los mejores temas de todo el disco con unas melodías preciosas y en la que destacan las armonías vocales.

La segunda parte comienza con la más pausada y ambiental «Black Grass» pero que cuenta con un tono alegre y optimista, con un final también en la línea espiritual. «I Wanna Get High» desciende un poco el nivel del disco, sonidos más endurecidos, un toque incluso sombrío. Por su parte, «Vagabonds» es de 10, un tema precioso con esa armónica del comienzo, una melodía melancólica, los coros de Hoffs y la inclusión de Robinson como contrapunto, una gran canción. «D.C. Blues» por su parte es de nuevo crepuscular, con el pedal steel cobrando protagonismo, mientras que el final es para la delicada «Meandering», una canción emocionante y melódica, muy acústica, con el protagonismo de las guitarras acústicas.

Louris todavía daría más noticias en ese 2008, muchas de ellas inesperadas. Estuvo de gira y en junio lo pudimos ver en el Antzokia bilbaíno y, gran sorpresa, se produjo la reunión de la formación clásica de The Jayhawks, la del imbatible Tomorrow the Green Grass (1995), que nos llevó al Azkena vitoriano ese septiembre. Y, si por si no fuese suficiente, Louris y Mark Olson publicarían Ready for the Flood a finales del 2008, además de un EP con temas más acústicos de Vagabonds. De nuevo producido por Chris Robinson, el disco parecía abrir la esperanza de nuevo material de The Jayhawks que todavía tardaría en llegar unos años, concretamente sería en 2011 con el menor Mockingbird Time, abandonando de nuevo Olson a comienzos de 2012 la formación. Volviendo al disco de Olson y Louris, también se caracterizó por un tono más acústico y creo que sus canciones están por debajo de lo ofrecido por Louris en Vagabonds. Igual las expectativas eran elevadas pero no acabo de funcionar tanto como nos hubiese gustado. Gary Louris no se ha vuelto a prodigar en solitario, a cambio nos ha devuelto un retorno de The Jayhawks en muy buena forma.

 

 

 

Nat Simons, «Lights»

Que la música de raíces norteamericanas ofrece en nuestro país una serie de artistas y bandas de gran calidad es un hecho. Morgan, Salto, Joana Serrat, Frank…la lista es muy amplia y se añade a la misma Nat Simons, la madrileña Natalia García Poza. Simons ha grabado su segundo disco, el que no ocupa bajo el título de Lights, tras debutar en 2013 con Home on High y haber publicado en 2015 el EP Trouble Man. No cabe duda que Lights es un disco con el que Nat Simons da un importante salto. Primero porque la calidad de las canciones es muy alta y, segundo, porque a los mandos de la producción se pone todo un icono de la música norteamericana como Gary Louris, que también participa en el disco poniendo voces y guitarras en algunos temas. Simos se fue hasta Carolina del Norte para grabar este trabajo y sin duda se empapó de ese ambiente que se transmite en el mismo. Un disco que tiene todo el sabor del buen Country – Folk, melodías armoniosas, canciones que entran a la primera escucha, melancolía y una voz fantástica como es la de Nat Simons. Hay muchas segundas voces y ese inevitable pedal steel en varias canciones.

La primera parte del disco es muy destacada con un inicio como «Endless Summer Road», una canción cristalina con esos coros que remiten a The Jayhawks, no podía ser de otra manera, y ese pedal steel, pero en el que destaca la voz de Simons arropada por las guitarras acústicas. En «People» abraza el Country – Rock más potente en la línea de Nikki Lane por ejemplo, una canción tremenda de gran fuerza y con un estribillo pegadizo, sobresaliendo en esta ocasión las guitarras eléctricas. La pausa regresa para la melancólica «The Way It Is», una de las canciones que más transmite de todo el disco, con esas acústicas de nuevo como protagonistas. En «Desire» deriva más hacia terrenos el Blues más sureño y se dirige a terrenos más Pop – Rock con la notable «You Just Can’t Image», un tema que funciona bien gracias a una melodía bien construida.

La segunda parte va a tener un perfil más íntimo, los temas no van a ser tan eclécticos y se van a basar en gran medida en la creación de atmósferas, por momentos muy cercanas a las propuestas por Joana Serrat. Así, en «Happiness» comienza de forma delicada y sencilla, con poca instrumentación, pero a partir de los dos minutos y treinta segundos el tema se acelera. «Into the Woods» es una canción muy intimista y ambiental, su voz toma el primer plano, y tiene un claro componente acústico. En «Golden Feather» no abandona esa línea pero le aporta un sonido más contundente. Y en «Crazy for You», enmarcado en la dinámica anterior, toma el protagonismo el pedal steel. El disco se cierra con uno de los mejores momentos de Lights, «No One Compares», un medio tiempo que nos remite de nuevo a The Jayhawks con Nat Simons jugando con su voz en una canción que va ascendiendo.

Nat Simons nos ha convencido con su propuesta en este Lights, un disco que bebe de las fuentes del sonido norteamericano de raíces y con todo un Gary Louris en la producción. Pero Nat Simons también tiene su personalidad propia, unas grandes canciones y una preciosa voz.

 

La emoción del ‘Rainy Day Music’ de The Jayhawks

Hay discos que a uno le cautivan desde la primera escucha. Hay discos que sabes que te acompañaran siempre. Hay discos que no dejan de rondarte. Y Rainy Day Music es uno de ellos. En Los Restos del Concierto lo hemos contado más de una vez, ni Javier Castro ni un servidor habíamos seguido a The Jayhawks desde sus comienzos, llegamos muy tarde y lo hicimos cuando en el apogeo del denominado ‘Americana’ numerosos artistas y bandas los señalaban en entrevistas como referentes. Y es que The Jayhawks llegaron demasiado pronto, el Hollywood Town Hall (1992) y Tomorrow the Green Grass (1995) son dos clásicos atemporales que Gary Louris y Mark Olson se sacaron de la manga. No fue hasta 2006 y, especialmente, 2007 cuando nosotros nos estudiamos toda la obra de The Jayhawks y en el mes de enero nos impactó un disco que era reciente, 2003, como Rainy Day Music y entonces nos preguntamos ‘¿cómo se nos pudo pasar este disco?’. Y es que para nosotros es una colección de canciones muy especial, un disco que transmite una sensación de conjunto impresionante, una melancolía y unas melodías fascinantes. Parece como si Louris, que ya se había quedado al frente de la formación y tampoco estaba en la misma Karen Grotberg. Tras abandonar Mark Olson la formación, Louris reivindicó un sonido más Pop en notable Sound of Lies (1997). Para Smile (2000), posiblemente su disco más incomprendido, el sonido fue más experimental y aunque lo grabó Grotberg, en las fotos del libreto aparece Jen Gunderman. Pero para el séptimo disco, Louris apostaría por volver a las raíces, esas segundas voces características, y realizó el disco que más recordaba a los The Jayhawks más esencialistas. Secundado por el fiel Marc Perlman y por Tim O’Reagan, junto a Stephen McCarthy, además colaboraron en el disco Ethan Jones, que también ejerció labores de producción, Matthew Sweet, Jacob Dylan, Bernie Leadon, etc., así como también estaba por allí como productor ejecutivo todo un Rick Rubin.

Ya comenzando por esa maravillosa y minimalista portada, que transmite muchísimo, Rainy Day Music te envuelve y te lleva con un sonido puro, muy limpio, melancólico pero con grandes melodías. Ya el comienzo es una sobresaliente ‘Stumbling Through the Dark’, compuesta por Louris y Sweet, una canción brillante, a dos voces y con un banjo fantástico. Pero le sigue ‘Tailspain’, una canción que te gana y de las más enérgicas del disco, con el contrapunto del pedal steel. Y ‘All the Right Seasons’ te transporta a una década antes, un tema delicadísimo. Pero llega a continuación otro de los grandes momentos del disco, la imbatible ‘Save for a Rainy Day’, grandísima melodía y grandísima letra, una de mis favoritas de The Jayhawks de siempre.

Con ‘Eyes of Sarahjane’ se ponen más rockeros y con ‘One’s Man Problem’ retornan a un punto más Pop, aunque es un tema precioso en el que Louris canta de forma sobresaliente y destacan las acústicas. Por su parte, ‘Don’t Let the World Get in Your Way’ adopta un tono mucho más sombrío gracias a las cuerdas y ‘Come to the River’ está más cercana a esa etiqueta de aquellos momentos del ‘Americana’, sonido de los que fueron uno de sus pilares fundamentales antes de su invención como hemos señalado, con esa combinación de acústicas y eléctricas y con un estribillo potente. Y aquí aparece otra de las grandes joyas, ‘Angelyne’, nostálgica y melancólica, fascinante, triste pero con una melodía que invita a la alegría y que pasó a ser otra de mis favoritas de The Jayhawks desde el primer momento.

La recta final se encara con la pausada ‘Madman’, con la melancólica de nuevo ‘You Look So Young’ y que de nuevo nos recuerda a los años clásicos de la banda. Y nos queda la composición fantástica de O’Reagan con la emocionante ‘Tampa to Tulsa’ que también te atrapa. Y también la aportación de Perlman con ‘Will I See You in Heaven’, tema de carácter minimalista. Para cerrar, una repetición más acústica de ‘Stumbling Through the Dark’.

Injustamente, otros muchos y con menos legitimidad se llevaron los honores en aquellos años del ‘Americana’. The Jayhawks echarían el cierre en 2005 y Louris publicaría disco en solitario en 2008, Vagabonds, además de continuar con el supergrupo Golden Smog. Pero los de Minneapolis iban creciendo en prestigio y leyenda. Las esperanzas de su retorno estaban ahí y más cuando Louris y Olson grabaron Ready for the Floor (2008), producido por Chris Robinson. Y hubo gira de reunión de la formación clásica, la del Tomorrow the Green Grass, pero las relación entre Louris y Olson estaban rotas. Su disco Mockingbird Time (2011) fue fallido y Olson dejó la banda por segunda vez en 2012. Louris se quedaba de nuevo al mando en solitario y alcanzaba el notable con el más reciente Paging Mr. Proust (2016).

En fin, quince años que han pasado desde un disco maravilloso como este Rainy Day Music y nunca nos hemos cansado del mismo. Como hemos indicado, Louris quiso volver a esas esencias, aquello que tuvo con Olson y que años después no pudo lograr, pero con este disco nos conquistó.