Sería en 1998 cuando estos jóvenes londinenses iniciaron una breve andadura que dejaría cuatro álbumes para el recuerdo (uno por cada año de existencia) además de varios epés. Con escasez de medios ese año grababan y presentaban ‘Breaking God’s Heart’ en el pequeño sello Too Pure y presentaban unas sencillas credenciales, cercanas al lofi, que se basaban en la clásica paleta del pop y el folk británicos. Encabezados por Darren Hayman, compositor principal y fundador junto a su compañero en la Escuela de Artes de Kent y batería Antony Harding, no sería hasta el disco que nos ocupa que sumarían a John Morrison al bajo y las colaboraciones puntuales del multiinstrumentista Jack Hayter para la causa.
Y efectivamente sería en este segundo trabajo cuando Hefner perfeccionarían su propuesta y completarían su entrega más exitosa y brillante, con la que alcanzarían el número uno de las listas independientes y se situarían a la cabeza de las nuevas bandas del indie británico. En sus siguientes trabajos, los también fantásticos ‘We Love the City’ y ‘Dead Media’, evolucionarían la esencia de su sonido, pero sería en el primero que la establecerían y en este ‘The Fidelity Wars’ que la llevarían a su esplendor.
Así se presentaban asistidos por Miti Adhikari, uno de los productores más solicitados del momento que venía de trabajar con importantes bandas tanto de la nueva hornada británica como del floreciente grunge norteamericano, para delinear un sonido algo más complejo que en su anterior disco pero de resultado igualmente sencillo, de tintes clásicos con ligeros toques sintéticos, que dejaba el protagonismo a los componentes básicos de la banda.
El característico rasgueo de Hayman abría el álbum en The Hymn for the Cigarettes, uno de sus temas más populares, de rítmica contundente y estribillo eléctrico, y continuaba con la oscuridad y sencillez inicial pero final intenso de May God Protect Your Home y el reencuentro narrado en la triste The Hymn for the Alcohol, slide incluido. También puntera es I Took Her Love for Granted, con su genial línea de bajo y una vitalidad en progresión, a la que sigue la bella e íntima Every Little Gesture y la reacción rítmica de la desatada y folkie The Weight of the Stars, otro logro pop de animado final.
Hayman empuña la guitarra casi en solitario en I Stole a Bride antes de abrir en falsete una We Were Meant To Be realzada por los vientos del final, y continuar con la densidad del tempo de Fat Kelly’s Teeth y su intensidad paulatina, para alcanzar el cierre en la cúspide que suponen la maravillosa y coreable Don’t Flake Out On Me, en compañía de Gina Birch (The Raincoats), y una I Love Only You en constante ascenso emocional que culmina en cima rockera.
Maravilloso disco que alterna sabiamente la melancolía con el humor. Colección de encuentros y rupturas, muestrario de amores y desamores que supuso sin duda la cima creativa y de popularidad de esta banda que en tres años se disolvería dejando un escueto y exquisito legado. La carrera de Hayman continuaría en proyectos tanto propios como ajenos sin alcanzar la resonancia de su primera banda, y Hefner aún editaría algunos recopilatorios y ediciones conmemorativas de unas producciones que se negaban a caer en el olvido, especialmente este ‘The Fidelity Wars’ que, recuperado veinte años después, conserva la frescura del mejor indie noventero británico.