Segunda mitad de la década de los noventa y de repente aparecen una serie de cantautores que revitalizan un fenómeno que quedó sepultado en los ochenta. Los cantautores nos sonaban a la Transición, a aquellos momentos de reivindicación de la democracia con Aute, Pastor, Paco Ibáñez, el primer Sabina, Lluis Llach, etc. Aquello, como decíamos, fue sepultado en los ochenta por la modernidad que tuvo en la ‘Movida’ su manifestación más importante. Claro, nosotros fuimos socializados en una disyuntiva: por una parte eran las canciones que escuchaban nuestros padres pero, por otro lado, nos vendieron que aquello era poco menos que ‘casposo’, así que imagínate a lo que nos sonaba aquello en la primera mitad de los noventa. Sin embargo, en 1995 se dio un proceso de sacralización de la Transición (más todavía) con programas de televisión, documentales, etc., y buena parte de la Banda Sonora eran aquellos cantautores. No sé si tiene relación o no, pero en la segunda mitad de los noventa aparecieron gente como Pedro Guerra, Javier Álvarez e Ismael Serrano que seguían esa estela. Pero, no nos equivoquemos, a la mayoría no le gustaban aquellas canciones, al contrario, y yo reconozco que de todos ellos sólo me pillé un disco de Pedro Guerra aunque siempre miré con mucho respeto a Ismael Serrano, que tuvo son momento con aquel ‘hit’ de ‘Papá, cuéntame otra vez’, precisamente sobre esa Transición mitificada sobre la que echaba un halo de nostalgia pero también de realismo. Desde entonces, los cantautores han quedado no ya en segundo plano sino en tercero aunque en los últimos años Rozalén o Marwan, entre otros, hayan conseguido darle un impulso.
El caso es que he aprovechado la publicación de 20 Años. Hoy es siempre para saldar una vieja deuda con Ismael Serrano, que siempre me pareció un tipo interesante y con unas letras fantásticas. Serrano celebraba el vigésimo aniversario de su debut con el disco Atrapados en azul con una grabación en directo generosa, veintiséis temas donde se incluyen sus canciones más reconocibles así como versiones de algunos de sus referentes. Además, en algunos de los temas incorpora secciones de viento y/o de cuerda, lo que le da una gran riqueza a su música. Un disco maravilloso y emocionante, un trabajo que no te deja y que en ningún momento se resiente. Ya ese inicio con ‘Ven’ es fantástico, con ese tono melancólico y nostálgico que no te dejará en ningún momento. Y entre mis favoritas el tono brasileño de ‘Últimamente’, la excelsa ‘Pequeña criatura’, la nostálgica ‘Te vas’, el coro de niños que le acompaña en ‘Luces errantes’, la intensa ‘Si se callase el ruido ‘ con Rozalén, las cuerdas en ‘Papá, cuéntame otra vez’, la más festiva ‘La llamada’ aunque con una letra combativa y de actualidad, ‘Ahora que te encuentro’ con una letra fascinante de nuevo y con esas cuerdas que vuelven a destacar…, cerrando con la soberbia ‘Todo empieza y todo acaba en ti’, de nuevo con unas cuerdas maravillosas. Y hay homenajes como decíamos: impresionante ‘Las cuatro y diez’ de Aute, ‘Spaguetti del Rock’ de Divididos, una muy personal ‘Ojalá’ de Silvio Rodríguez, el ‘Todo cambia’ de Julio Numhauser que popularizó Mercedes Sosa y que Serrano interpreta con brío, una de las mejores canciones de Sabina como es ‘Y sin embargo’, y ‘Aguas Abril’ de Luis Pastor.
Sí, igual no esperabais encontraros en Los Restos del Concierto a Ismael Serrano, pero le debíamos una. Serrano es una de las voces más interesantes de nuestro país y debemos olvidarnos de ciertos perjuicios que todavía siguen presentes. Gran disco en directo, un doble para disfrutar, y el 3 de marzo lo tendremos actuando en el Teatro Bretón de Logroño.