Entre la novedad y la efeméride, esta reseña celebra la reedición de un disco que vio la luz por primera vez hace exactamente tres años pero cuyas importancia y calidad le han hecho merecedor a un nuevo lanzamiento complementado con nuevas grabaciones. Desconocemos las razones por las que este fantástico disco del barcelonés Carlos Cros, un habitual de la escena de su ciudad, no tuvo una mayor repercusión, lo que sí sabemos es que acumuló una importante cosecha de admiradores entre compañeros de profesión que han dado un impulso importante a esta reedición con varias colaboraciones de postín. Y no es para menos, porque «La mejor defensa» (tercer trabajo en solitario de este exmiembro de Selenitas) es un disco brillante y variado que contiene algunas excelentes tonadas de ese pop que te gustaría no olvidar nunca, el tipo de compañía musical que te hace sentir bien.
Ya con su anterior disco («Nadie se resiste al amor», 2014) obtuvo algunos reconocimientos, como el de mejor canción para la revista Rolling Stone por La distancia, pero eso no significó que el recorrido de este que tratamos tuviera la repercusión que merecía, de modo que decidió regrabar algunas canciones junto a amigos y admirados músicos (algunos junto a los que había grabado antes como miembros de Sidonie, Love of Lesbian o Delafé) además de añadir algunas nuevas para despedirlo con honores y de paso revitalizar un trabajo que necesita de pocas escuchas para conquistar.
Canciones que beben de muchas y variadas fuentes de lo mejor de los géneros populares, desde Randy Newman a los Beach Boys pasando por Los Rodríguez o Triana, producidas por él mismo y con unos arreglos de categoría y unas letras mayormente optimistas y autoreferenciales que multiplican la efectividad de algunas melodías realmente geniales.
El disco se abre con su canción homónima, puro pop de piano y guitarras del que los metales tiran en la segunda parte, optimista como la siguiente, la enérgica y ligera Cuando tú bailas. Una especie de pop de salón, como salido de un disco de The Style Council, es la bella Me haces bien (en colaboración con Miqui Puig en la versión 2020) antes de que los lamentos de A golpes nos provoquen una melancolía inversa, vital y colorista, en una de las mejores piezas del conjunto. Toques de acordeón tiñen de folk la también emocionante y sin desperdicio Todos los perros tiene sus días de gloria (junto a Santi Campos en la nueva versión) antes de la flamenca y desgarrada Pretendes (junto a María Rodés en la nueva versión). Otra maravilla es Si algo sale mal, de una delicadeza luminosa y sentimental, a la que sigue el precioso pop travieso de Sigo en las nubes con preciosos arreglos de teclados y cuerdas con el que recarga energías.
Lento es una suerte de balada más electrónica de lo que acostumbra, Graceland (en compañía de Coque Malla en su nueva versión) es un soul cuya emoción se desboca con ayuda de los metales y Verano en la ciudad recupera las consignas del mejor pop luminoso, con fantásticos vientos, piano y cuerdas. Soy un desastre rebaja el tono con una melancolía más intensa antes de practicar la tradición latina con la cuidada y coreable Vencidos y continuar en la misma onda, aunque con más ritmo e impulso, con Con eso me basta. El fin de fiesta lo pone Biutiful, de vitalidad ascendente y final animoso y coral. La edición 2020 incluye seis canciones más, entre ellas una versión de Hey de Julio Iglesias o una reinterpretación de un viejo tema del propio Cros junto a Marc Ros, Santi Balmes y Delafé (ahí es nada).
Es una incógnita el porqué pasó tan desapercibido esta gozada de álbum, pero por suerte la misma productora le ha puesto remedio tres años después con una inteligente maniobra de reactivación que esperamos surta el merecido efecto. Por el momento tampoco la suerte le ha sonreído en forma de posibilidades de promoción, puesto que esta maldita pandemia ha retrasado los conciertos de Girando por salas en los que había sido incluido, pero confiamos en que cuando todo vuelva a la normalidad sus canciones reciban la atención que de sobra merecen.