En 1994, la publicación del MTV Unplugged in New York de Nirvana supuso un hito comercial. Fue a finales de ese año, tras el shock del suicidio de Cobain, certificando el inicio del final del Grunge como vanguardia del Rock. Convertido en el mainstream de turno, el Grunge había lanzado a cuatro bandas a la estratosfera, los cuatro grandes de Seattle, como fueron los citados Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden y Alice in Chains. Hemos escrito y teorizado, y lo seguiremos haciendo, sobre ellas, que se vieron acompañadas de muchas más dentro de lo «alternativo». Hace unos meses, se publicó por primera vez el Unplugged que hicieron Pearl Jam en 1992, como ya hemos visto en Los Restos del Concierto. Pero fue otro el que, seguramente, alcanza las mayores cotas de los señalados, y es el de Alice in Chains. Seguramente le pesó en su contra el pasar más desapercibido. Grabado y publicado en 1996, era un momento en que el Grunge había dejado paso a otros sonidos. Nirvana habían desaparecido, Pearl Jam se lanzaban a un giro con No Code, Soundgarden se despedían con el denso Down on the Upside y Alice in Chains venían de su tercer disco de título homónimo y publicado en 1995. Del resto de bandas alternativas que hacían de la introspección su sello, poco quedaba, y se había dado el paso al Punk de nuevo cuño con Green Day y Offspring y al BritPop, entretenidos en la disputa Oasis vs. Blur. El caso es que Alice in Chains seguramente eran los más inaccesibles de los cuatro grandes grupos del Grunge, no había muchas sutilezas, tampoco en Soundgarden. Sin embargo, el EP Jar of Flies (1994) había demostrado que podían ir también por terrenos acústicos con mucha solvencia, «No Excuses» y «Nutshell» son dos ejemplos claros. Por otro lado, la banda también tenía la situación de Layne Staley, muy afectado por sus adicciones. Es impactante verlo en los vídeos del Unplugged. Como bien es sabido, Staley fallecería en 2002. A su lado en el directo están Jerry Cantrell, Sean Kinney y Mike Inez, así como el guitarrista Scott Olson. Es interesante ver cómo adaptan sus canciones al acústico, sonidos duros y más potentes que quedan sumidos en unas texturas que funcionan gracias también a un Staley que está tremendo. Puede que también sea la consciencia de que a la banda le quedaba poco como tal por la situación de Staley. El disco cuenta con trece cortes de los cuales cuatro son de Dirt (1992) y de Alice in Chains (1995), mientras que Jar of Flies y Sap (1992) aportan dos cada uno, mientras que «Killer Is Me» cierra el disco.
El comienzo es emocionantísimo con la banda entrando en el plató para interpretar una oscura pero muy sentida «Nurshell», los pelos como escarpias, con ese sonido de la guitarra y el bajo. «Brother» tiene un punto más duro pero mantiene el sonido del comienzo, ese tono tan intimista y emocionante. «No Excuses» encaja a la perfección con el formato, una canción más animada que cuenta con las voces de Staley y de Cantrell. «Sludge Factory» retorna al sonido oscuro del comienzo del disco, una canción también de sonido poderoso con Staley dándole un tono emocionante. La misma fuerza para «Down In A Hole», una de las grandes composiciones de la banda, aquí con una cadencia más pausada. «Angry Chair» comienza siendo llevada a un tono más tenebroso pero luego se convierte en más accesible, siendo también otro de los momentos del disco. Claro que, este se superado con una soberbia y épica interpretación de la mítica «Rooster» y la visión de Staley, tremendo de nuevo.
Con «Got Me Wrong» se van a un sonido más duro aunque no dejan de lado el tono del disco. Y «Heaven Beside You» se convierte en uno de los momentos más accesibles del disco, jugando de nuevo con las voces. «Would?», una de nuestras canciones favoritas de la banda, se adapta al sonido en acústico sin perder ni un ápice de su fortaleza y con Staley de nuevo soberbio. «Frogs» comienza de nuevo con un tono más siniestro y oscuro derivando de nuevo hacia un tono más Rock que le hace menos oscura. Y en «Over Now» se permiten salirse del ambiente que le han dado al disco, un sonido un tanto diferente pero también fascinante. El cierre es para «Killer Is Me», cantada por Cantrell, más pausada e intimista.
Me sigue fascinando este disco, es muy hipnótico y tiene ese punto tan oscuro y ambiental que no te deja de atrapar. Es un disco que también cierra varias épocas, como hemos comentado. Para Alice in Chains supone la última grabación con Staley que, como hemos comentado, fallecería en 2002. Luego, años después, Alice in Chains seguirían con William DuVall como cantante, publicando varios discos desde 2009, el último Rainier Fog (2018). Alice in Chains, una banda imprescindible y un Layne Staley que hace en este disco desenchufado una actuación para emocionar.