Lucinda Williams, «Good Souls Better Angels»

Es Lucinda Williams una currante sin parar. Lleva un ritmo de disco cada dos o tres años, y nunca decepciona, aunque a veces pueda poner un poco el piloto automático, algunos discos se hacen un tanto extensos. Si hace un par de años publicaba con Charles Lloyd y The Marvels un disco colaborativo de toques jazzísticos y en 2017 reevisitaba su Sweet Old World (1992) como This Sweet World, llega el turno en 2020 para un auténtico golpe encima de la mesa de esta veterana. Y es que Good Souls Better Angels está entre lo mejor que he escuchado a esta gran dama del Country, «Americana», «Roots», o lo que sea. Y es que Williams demuestra estar en una forma impecable con un disco duro, guitarrero que escora por momentos hacia el Blues, especialmente en su primera parte, y que cuenta con una menor presencia de las composiciones más Country, aunque hay visos de las mismas, pero que, en su conjunto, es un trabajo muy del Rock. Es un disco muy guitarrero, las guitarras son protagonistas en un diálogo constante con su voz ronca y personalísima, un disco que te atrapa desde las primeras escuchas. Y, aunque vuelve a ser generosa en la duración del mismo, casi sesenta minutos, en esta ocasión no le sobra nada. Y es que Williams escupe fuerza y garra en un disco que no hace prisioneros.

Comienza con un tema poderoso de Blues como es «You Can’t Rule Me», toda una declaración de intenciones con las guitarras contundentes y su voz que raspa. Sigue en esa misma línea con la no menos poderosa «Bad News Blues» y en «Man Without a Soul» se lanza contra Donald Trump aunque aquí lo hace desde el Rock con un toque del Country crepuscular. En «Big Black Train» apuesta por un sonido más minimalista con un tono épico y crepuscular de nuevo y en «Walkin’ Up» nos encontramos con una de las mejores canciones del disco, da una lección con su voz y tira de guitarras ascendentes con una percusión sincopada. «Pray the Devel Back to Hell» es un retorno al Blues aunque también sigue estando presente el Rock.

La segunda mitad comienza con una canción más del «Americana» como es «Shadows & Dust», más de seis minutos crepusculares que dan paso a una más conseguida, y también de las mejores del disco, «When the Way Gets Dark», una canción melancólica y con Lucinda Williams cantando de forma sobresaliente. También entre lo mejor del disco está la garra Rock de «Bone the Contention», poderosísima. «Down Past the Bottom» acelera el pulso del Rock más duro y en «Big Rotator» la apuesta es por un Blues Rock contundente de nuevo. El cierre es para «Good Souls», más de siete minutos y medio de una Lucinda Williams más canónica que se adentra en el Country Folk crepuscular.

Poco más que añadir a uno de los discos más potentes de la temporada, Lucinda Williams regresa con más fuerza que nunca y demuestra su poderío. Un disco de guitarras, sin duda alguna.

 

Lucinda Williams, ‘This Sweet Old World’

Lucinda Williams tampoco para y en 2017 se ha lanzado con el experimento de revisitar su disco de 1992 Sweet Old World, cuarto disco de una carrera que iba muy espaciada. Si su anterior trabajo, Lucinda Williams, era de 1988, el siguiente, el clásico Car Wheels on a Gravel Road no llegaría hasta 1998, situándola en la cúspide del Country Rock y de todo aquello que se denominó ‘Americana’ con su voz característica y sus melodías tristes. Desde entonces, no ha parado aunque no es menos cierto que igual en sus últimos discos, reseñados en Los Restos del Concierto, se observa en ocasiones un cierto ‘piloto automático’ en trabajos a los que les sobra algún tema aunque no por ello son discos exentos de calidad. Como no habíamos escuchado el disco de 1992 vamos a abordar este This Sweet Old World como una novedad y nos encontramos a una Lucinda Williams en plena forma, un trabajo más intimista donde su voz suena más rota y que ofrece además cuatro temas más, destacando en su conjunto unas melodías realmente conseguidas. Una de las cuestiones que también se observa es que ha cambiado el orden de los temas, pero es una cuestión que tampoco podemos valorar.

El inicio es fantástico con ‘Six Blocks Away’, un tema en el su voz suena más rota como decíamos y es un medio tiempo que va ascendiendo con una gran melodía. Sube la apuesta con ‘Prove My Love’, una canción típica del ‘Americana’ donde por momentos frasea y con unas guitarras eléctricas destacadas. Y ‘Something About What Happens When We Talk’, un medio tiempo también sobresaliente, donde su voz rota le otorga una gran personalidad al mismo. ‘Memphis Pearl’ mira directamente a la nostalgia, siendo más minimalista, y en esa línea sigue ‘Sidewalks of the City’ pero es una canción más redonda, muy intensa y en la que su voz te lleva hacia un final que gana en fuerza. ‘Sweet Old World’ no deja ese camino, siendo más desnuda, con el contrapunto de la guitarra. ‘Little Angel, Little Brother’ es más melódica y su voz de nuevo nos lleva por un camino doliente junto a unas guitarras de fondo como en un segundo plano. En ‘Pineola’ coge fuerza, se lanza con guitarras más contundentes y vuelve prácticamente a frasear, siendo uno de nuestros temas favoritos.

‘Lines Around Your Eyes’ está más en la línea del Country Rock, es más animada y rockera aunque con una base claramente Country. ‘Driven’ Down a Dead End Street’ es una de las novedades con respecto a 1992, un tema que retorna al intimismo y en el que Williams prácticamente recita. ‘Hot Blood’ es seguramente una de las mejores canciones del disco, Williams vuelve a demostrar su fortaleza con unas guitarras poderosas y una sección rítmica contundente en un canción que se expande. En ‘Wich Will’, tema de Nick Drake, retorna a su milimanismo con tono melancólico y triste. Incorpora su fantástica versión de la tradicional ‘Factory Blues’ que enlaza con otra versión, ‘What You Don’t Know’ de Jim Lauderdale y John Leventhal, en la que mantiene el tono Blues aunque en un perfil más bajo. En ‘Wild and Blue’, firmada por John Scott Sherrill y que popularizó John Anderson, regresa de nuevo a ese tono minimalista e intimista que caracteriza en líneas generales todo el disco, mientras que el cierre es para ‘Dark Side of Life’, tema más del Country Rock con ese pedal steel y con su voz destacando con una forma de cantar más áspera.

Lucinda Williams nos regala un trabajo fantástico y que deja un gran sabor de boca, dando ganas de buscar el original para ver las diferencias. Williams se ha forjado una carrera impresionante y, como decíamos, sus últimos discos pecan de largos por momentos, no es menos cierto que mantiene un tono muy inspirado que se constata también en este This Sweet Old World.