Hacía cuatro años que la banda del joven y talentoso Will Toledo (aún no ha cumplido los treinta) no presentaba nuevo material. Sí había lanzado un directo y la regrabación de «Twin Fantasy», pero desde «Teens of Denial» en 2016 no entregaba un largo completamente inédito, y lo hace redirigiendo su sonido hacia terrenos más poperos y electrónicos sin eliminar el sello irrenunciable de un cuarteto de rock como ellos.
Ahora que el proyecto unipersonal de Toledo parece haberse asentado en la actual formación junto a Ethan Ives (guitarra), Andrew Katz (batería) y Seth Dalby (bajo), a quienes va concediendo mayor protagonismo, también se han alejado de la visión conceptual de sus anteriores trabajos para presentar un álbum más formal en su disposición. Aún así continúan sirviéndose de medios y estilos variados para completar el disco, aunque en este la predominancia sea la electrónica, o al menos el cambio más notable respecto a sus entregas previas.
Tras una larga apertura de más de un minuto instrumental, la voz de Toledo (ese cruce entre un indolente Beck y un rabioso Julian Casablancas) se integra en la atmosférica y rítmica Weightlifters y presenta lo que en el disco va a predominar, como en el que ha sido sencillo de lanzamiento Can´t Cool Me Down, más electropop melódico. Hollywood es otra cosa, guitarras duras para acompañar el rapeo de Toledo junto a Andrew Katz, y Martin también aunque más sencilla y con toques acústicos. Tras el breve experimento Hymn (Remix) se ralentiza en There Must Be More Than Blood, con bonitas armonías vocales en la parte central, y recupera las programaciones en Deadlines, algo fría hasta el estribillo. Con What’s With You Lately hacen un inciso acústico, cantado por Ethan Ives, para seguir con los sintes y una sección rítmica principal en la ascendente Life Worth Missing, después Famous echa el cierre con puros efectos electrónicos y de distorsión. También incluye un bonus de dos aprovechables versiones desenchufadas de Deadlines y Hollywood al final del cedé.
En su tercer largo para Matador Records, aunque Toledo ya tenía una extensa trayectoria de autoediciones y en la plataforma Bandcamp desde 2010 y bajo el mismo nombre, cambian a una cara que resulta igualmente acertada, electrónica emocional para revestir sus letras ácidas y desprejuiciadas, a veces personales y otras de tinte social, y conformar unas canciones más ortodoxas pero con la misma convicción rebelde con la que se han abierto paso hasta el lugar propio que ahora ocupan.