Hace unos años, en 2014, Jenny Lewis nos sorprendía con un disco delicioso, The Voyager, un trabajo que transmitía una luminosidad que recordaba a los sonidos del Pop-Rock californiano de finales de los setenta. Era el tercer trabajo de Lewis, tras pasar por Rilo Kiley y contar con una trayectoria como estrella infantil cinematográfica y televisiva. Aquel disco contaba con la producción y colaboración de Ryan Adams, entre otros. Cinco años ha tardado Jenny Lewis en volver a publicar un nuevo trabajo, el que nos ocupa On the Line y se observan diferencias. Pero, en primer lugar, hay que destacar que buena parte de la producción ha corrido a cargo de Adams, además de tocar en la mayor parte del disco, pero antes de la publicación del disco estalló el escándalo de Adams, que ha paralizado su carrera, lo que provocó que Lewis terminase el disco ella sola y criticase abiertamente a Adams, indicando que odiaba que estuviese en el disco. Volviendo al mismo, Lewis también cuenta de nuevo con Beck así como con una nómina de colaboradores de primer nivel en sus canciones: Benmond Tench (Tom Petty & the Heartbreakers), Don Was, Ringo Starr, Jim Keltner y Beck. Como decíamos, es un disco continuista pero también es más melancólico y nostálgico, le falta igual cierto brillo en relación a su predecesor, y en los momentos en los que aparece, no suele acabar Lewis siguiendo esa línea.
Comienza el disco con la nostálgica «Heads Gonna Roll» en la que Tench hace gala de su talento a los teclados, será una constante en buena parte del disco dejando su huella. En «Wasted Youth» sigue esa línea pero le impulsa más garra, cambia su forma de cantar e incluso es una canción que nos recuerda a Neko Case. Y llega el mejor momento del disco, la soberbia «Red Bull & Hennessy», no es conveniente mezclarlos, una canción que tiene el sonido de los Fleetwood Mac de la segunda mitad de los setenta y en la que Lewis se sale, con Starr y Keltner a la batería. Maravillosa melodía para una línea que no seguirá, como decíamos, ya que vuelve a la melancolía, en este caso más crepuscular si cabe, con «Hollywood Lawn». En «Do Si Do» se nota la mano de Beck, sin dejar de lado la línea general del disco, es cierto que es más Pop luminosa. Pero es un espejismo, «Dogwood» es un retorno al tempo del disco y el piano de Lewis en esta ocasión sobresale.
«Party Clown» es más enérgica, aunque contrasta con la forma de cantar de Lewis, sube en los agudos, y la producción es diferente. «Little White Dove» cae del lado de Beck, se nota que es más arriesgada, tiene connotaciones más rockeras y funciona mejor. En «Taffy» recupera con más brío si cabe el tono melancólico, el piano de Lewis se impone de nuevo, y destaca la sección de cuerdas. «On the Line» es una canción que crece en intensidad y fuerza y de nuevo Lewis impone diferentes matices a su voz, es un tema que gana con las escuchas. Y, en el cierre que es «Rabbit Hole» el turno de nuevo es para Beck, que produce una canción con un sonido más Pop pero a la que le falta algo de garra.
Buen disco de Jenny Lewis pero sin llegar a la altura de su predecesor. Hay un tono melancólico que hemos ido señalando en buena parte del disco y, cuando apuesta por un sonido un tanto diferente en la soberbia «Red Bull & Hennessy», demuestra que puede dar más de sí. Por cierto, un vídeo al que no le faltan invitados, de Beck a St. Vincent, entre otros muchos.