La llegada de cualquier novedad de Quentin Tarantino siempre genera una elevadísima expectación. No en vano, estamos hablando de uno de los directores más influyentes de las últimas décadas. Once Upon a Time in Hollywood es su novena película y, por sus declaraciones, la penúltima ya que ha señalado que tenía previsto realizar diez. Once Upon a Time in Hollywood ha sido muy bien valorada por la crítica, aunque también se ha aprovechado la visibilidad de Tarantino para publicar artículos en su contra por el papel que le otorga a las mujeres en sus películas, críticas que a mí me parecen infundadas. No creo que esté a la altura de sus grandes clásicos pero es una gran película, posiblemente sea el final el momento más controvertido, aunque también tiene algo de justicia poética, aunque la repetición del recurso del final de Malditos Bastardos (2009) pesa. Tarantino saca lo mejor de sus tres protagonistas, Brad Pitt está por encima tanto de Leonardo Di Caprio como de Margot Robbie, pero los tres brillan alto, así como todo el elenco de secundarios y secundarias tan relevantes en el cine de Tarantino. Sus películas suelen ser corales pero aquí la dupla Pitt-Di Caprio se eleva muy por encima. Once Upon a Time in Hollywood es un canto al cine de los sesenta y a la ciudad de Los Ángeles, antes del final del «verano del amor». Tarantino es un maestro del contexto y aquí hace una de sus obras más destacadas en ese sentido.
Pero, con respecto a la música, supone el retorno de Tarantino a las bandas sonoras muy poderosas. No es que en sus trabajos anteriores no hubiese mimado la música, al contrario. Tarantino es un gran melómano y, como veremos brevemente, sus trabajos han contado con bandas sonoras potentes. Pero no es menos cierto que esta es su banda sonora más importante desde los Kill Bill (2004), e incluso si me descuidan desde Jackie Brown (1997). A fin de cuentas, Tarantino despuntó también con las de Reservoir Dogs (1992) y Pulp Fiction (1994), icónicas para una generación. El uso de la música y los diálogos en las mismas y las canciones elegidas eran tan magistrales que el sello de Tarantino era vinculado a la calidad en la música de sus películas. Ciertamente, a partir de los Kill Bill sus bandas sonoras tienen otra deriva, exceptuando la de Death Proof (2007). En los Kill Bill dejaría para los imaginarios colectivos el «Battle with Honor and Humanity» de Tomoyasu Hotei, el «Woo Hoo» de The 5, 6, 7, 8’s y el «Twisted Nerve» de Bernard Herrmann. En la primera metió a Nancy Sinatra, Isaac Hayes, Quincy Janes, The RZA, etc., y en la segunda a Johnny Cash y Lole y Manuel, así como a Ennio Morricone, su gran objetivo, aunque el gran maestro italiano diría que no quería saber nada de Tarantino porque no le convencía lo que hacía con sus canciones. Luego le convenció de lo contrario, como veremos. Seguramente Death Proof sea la película menos conocida de Tarantino, y por ello su BSO no ha trascendido, pero allí tiró de T Rex, Joe Tex, Eddie Floyd, The Coasters, Mink DeVille y de otra canción antigua de Morricone. Luego, sus películas se salían de las épocas donde podía tirar de su memorabilia y colecciones de disco tan fácilmente. En Malditos Bastardos, Segunda Guerra Mundial, puso a Billy Preston y David Bowie…y Morricone. Y para Django Desencadenado (2012) a John Legend, James Brown, 2Pac y The RZA…y Morricone. Para entonces, Morricone tendría que estar ya aburrido y aceptó poner la música a Los odiosos ocho (2015), ¡por fin! y además ganó el Óscar a la mejor Banda Sonora…¡el primero de su carrera! También incluyó a The White Stripes y a Roy Orbison, pero el peso era para Morricone obviamente. Y llega Once Upon a Time in Hollywood y Tarantino se desata, es una banda sonora que remite a la también destacadísima de Casino (1995) de Martin Scorsese. No hay apenas tiempo en la película sin música, Tarantino aprovecha los continuos viajes en coche para tirar de emisoras de radio, y se saca de la manga canciones de esa época que intercala con anuncios y los comentarios de los DJs. Más de veinte cortes en la banda sonora en la que se deja una gran cantidad de canciones que aparecen en la película, desde The Rolling Stones a Aretha Franklin, pasando por Joe Cocker, Otis Redding, The Mamas and The Papas…Pero la BSO es un excepcional, hay de todo, hits y canciones conocidas y otras que son descubrimientos para los no iniciados, en la línea de las bandas sonoras de Tarantino.
Extensa, predominan en la misma sonidos del Rock & Roll y del Pop de finales de los sesenta, con un importante peso de la psicodelia, pero también da entrada a otros sonidos como el Soul, además de esas rarezas a las que es tan aficionado. Entre los nombres más reconocidos y reconocibles, Deep Purple con «Hush», que también aportan «Kentucky Woman». Aparece el «Mrs. Robinson» de Simon & Garfunkel, una «anomalía» en esta banda sonora. Vuelve Neil Diamond con una fantástica «Brother Love’s Travelling Salvation Show». Y, esto sí que es muy propio de Tarantino, José Feliciano hace una sentida versión y muy acústica del «California Dreamin'» de The Mamas and The Papas.
Aparecen por tres veces Paul Revere & The Raiders, muy identificados con los sonidos de la época y con un punto psicodélicos, a destacar la presencia de los vientos, con «Good Thing», «Hungry» y «Mr. Sun, Mr. Moon». La apertura con el Soul de «Treat Her Right» a cargo de Roy Head & The Traits es bastante acertado. Y entre las sorpresas de Tarantino, el instrumental con toques latinos que es «Hector» de The Village Callers. La recuperación del «Son of a Lovin’ Man» de los Buchanan Brothers, una locura psicodélica que podría haber entrado en Reservoir Dogs. Por no hablar del «Bring a Little Lovin'» de Los Bravos, también fantástica su aparición en la película. Y está muy bien la versión del The Supremes «You Keep Me Hangin’ On» a cargo de Vanilla Fudge que aquí otorga el dramatismo a la escena en que aparece, una versión tremenda por otra parte que le quita toda la carga de ingenuidad y buen rollo de las Supremes y tira de épica y psicodelia. Y hay que destacar el «Miss Lily Langtry» de Maurice Jarre que recupera del western de 1972 El juez de la horca de John Houston y que protagonizó Paul Newman. Insertada en el final de la película, en una de las escenas cumbres, tiene un poso dramático y triste que contrasta con lo que realmente tendría que haber transmitido la escena y con lo que sabemos en realidad, aunque seguramente en la elección de esta melodía por parte de Tarantino estaba este fin.
Gran banda sonora de nuevo de Quentin Tarantino. Si Once Upon a Time in Hollywood es un canto de amor al cine de la época, y a Los Ángeles, la banda sonora no deja de serlo a la música del momento.