Paul Weller, «On Sunset»

Bronceado, lo que acentúa los surcos de su cara, melena platino y una figura estilizada, así se mostraba Paul Weller, superando la barrera de los sesenta al presentar su nuevo disco, On Sunset. Era su décimoquinto disco en solitario, una carrera sin pausa, con un ritmo de disco cada dos años al menos. El anterior, True Meanings (2018) que nos pareció un tanto sobreproducido, aunque había buenas canciones. Pero, aquí llegaba en 2020 On Sunset y Paul Weller decide regresar al Soul, a los sonidos de The Style Council, el propio Mick Talbot toca el Hammond en tres canciones, y Weller se saca de la manga un disco enorme, pero enorme. Un disco que está entre lo mejor que ha grabado en los últimos años. Vientos, cuerdas y unas canciones muy buenas. Weller demuestra que se podrá arriesgar en ocasiones pero que clava muchos palos y estilos. Y el Soul, lanzado hacia un Pop sofisticado, es uno de sus principales. On Sunset no deja indiferente y, especialmente, su primera parte es una barbaridad. Junto al fiel Steve Cradock, la nómina de músicos que aparecen en el disco es extensa no, lo siguiente. Un disco que le ha colocado en el número 1 en Reino Unido y que vamos a comentar.

«Mirror Ball» se lanza por encima de los siete minutos en una canción que cuenta con varios giros. Comienza con un tono clasicista para ir luego hacia el Pop más electrónico para convertirse en una especie de «canción río» que te deja ya sin aliento. «Baptiste» es otra locura Pop que se basa en el R&B y en el Soul orquestal, tiene un punto de Van Morrison, y es una de mis favoritas de todo el disco. «Old Father Tyme» sigue en lo más alto, aquí el recuerdo es para el Pop sofisticado de The Style Council para tomar el Soul con la sección de vientos. Medio tiempo de Pop elegante es «Village», de nuevo con ese punto orquestal que conquista, y en «More» se va casi a los siete minutos en una compleja canción en la que incorpora toques más electrónicos, vientos, cuerdas, flauta, y con un final explendido.

La segunda parte comienza sin pausa, más de seis minutos y medio para «On Sunset», elegantísima y una nueva reencarnación de su sonido en los ochenta pero más Soul y con unos coros que son un gran contrapunto. En «Equanimity» comienza con un piano de Music Hall para irse hacia un sonido más Beatle y enlaza con la más melancólica «Walkin'», en la que destaca el saxofón, aunque de nuevo son los vientos los protagonistas y los que le dan una gran fuerza a la canción. «Earth Beat» retorna al Soul con presencia de nuevo de los coros. Y el cierre es para «Rockets», la cual rompe un tanto con el tono del disco, el comienzo es acústico y melancólico, Weller canta de fábula y las cuerdas le quedan impecables.

En fin, On Sunset será uno de los discos de la temporada, no cabe duda. Paul Weller es inconmensurable y parece no tener límites. De los músicos de su generación, es de los que es capaz de llevar una carrera más coherente. Impresionante.

 

 

«Modern Classics: The Greatest Hits» o la inmaculada primera etapa de Paul Weller en solitario

Año 2020 y el incombustible Paul Weller ha sacado un nuevo disco, On Sunset, que tocará analizar en Los Restos del Concierto las próximas semanas. Pero, antes, vamos a detenernos en el primer recopilatorio que publicó de su carrera en solitario en 1998: Modern Classics: The Greatest Hits. Y es que, la vida y carrera de Paul Weller da para mucho, muchísimo, aunque este primer recopilatorio aborda sus cuatro primeros discos de la década de los noventa. Weller había logrado triunfar con The Jam con Bruce Foxton y Rick Buckler. Punk, Mod, etc., y The Jam convertidos en icónicos durante toda la explosión del Punk con himnos como «Town Called Malice», «In the City», «The Eton Rifles», «That’s Entertainment», etc. Pero, en 1982, la historia de The Jam llega a su fin, al menos para Weller, que se embarca en otro proyecto como será The Style Council. Junto a Mick Talbot, Weller explora el Soul, en Nothern Soul y el Pop más sofisticado, y da lugar a un proyecto muy interesante que tendrá grandes hitos en canciones como «Shout to the Top», «Walls Come Tumbling Down», «Long Hot Summer»…Otra maravilla de un Weller imparable. Pero el proyecto finaliza en 1989 y, en ese momento, Paul Weller decide iniciar una carrera en solitario que coincidirá en pocos años con el comienzo del BritPop, del que Weller será designado como «padrino». Y es que las influencias de Weller son claras, especialmente en bandas como Oasis y, especialmente, en Ocean Colour Scene. Pero, ¿qué hará Paul Weller en esta primera etapa en solitario que se recoge en este Modern Classics? Pues irá hacia un sonido más duro que The Style Council, unas canciones Rock fundamentalmente aunque también contará con influencias Folk, Soul y Pop. Llama la atención que Weller saque el disco recopilatorio con solo cuatro discos, imaginamos que pudo ser un momento de aprovechar la ocasión de la puesta en valor con el BritPop, pero también es cierto que sus cuatro discos habían sido exitosos. También es verdad que los tres primeros salieron con la independiente Go! Discs y el cuarto estaba ya en Island, pero tampoco creemos que pueda influir. El caso es que Paul Weller (1992), Wild Wood (1993), Stanley Road (1995) y Heavy Soul (1997) nos muestran a un Weller en plena forma. Dieciséis canciones forman el disco que cuenta con una novedad, «Brand New Start» mientras que el resto se reparten con cuatro canciones para cada disco y tres para Paul Weller, representando en gran medida los singles sacados de esos discos, aunque en esta recopilación no se sigue ningún orden. Sonido Paul Weller, inconfundible, con su voz potente y con guitarras poderosas.

Comienza el disco con «Out of the Sinking» (1995), con las guitarras recubriendo los matices Pop y Soul de la canción. Luego llega el turno para la más rockera «Peacock Suit» (1997), sonido también muy sesentero. «Sunflower» es más melódica y es una gran canción que va aumentando en intensidad (1993). Y brutal es «The Weaver» (1993), un sonido canónico del Pop Rock británico con unos coros que siguen su querencia por el Soul, mezclando a su vez las guitarras acústicas y eléctricas. Y luego llega «Wild Wood» (1993), una de nuestras canciones favoritas de todos los tiempos de Weller, un medio tiempo en el que también se percibe la influencia del Folk. «Above the Clouds» (1992) es más Pop, un sonido elegante de su primer disco en el que todavía se perciben los ecos de The Style Council.

También de 1992 es «Uh Huh Oh Yeah», un Pop Soul psicodélico que cuenta con sección de vientos. De aquí pasa a «Brushed», una canción de 1997, sonido más duro y poderoso, más rockera. «The Changinman» (1995) sigue en la línea más Rock pero incorpora algunos sonidos psicodélicos. «Friday Street» (1997) es uno de los grandes descubrimientos del recopilatorio, una canción de Pop melódico que luego va hacia la épica y la intensidad, muy del BritPop, como tomando el pulso de una escena que él mismo había influenciado decisivamente. Y «You Do Something to Me» (1995) es otra de sus grandes canciones en solitario, un medio tiempo melódico con un toque orquestal que le lleva a su Pop más elegante.

«Brand New Start» es la novedad del disco, como hemos señalado, otro medio tiempo Pop en el que incide en su lado más acústico. «Hung Up» (1993) es una canción en la que se recogen varias de sus influencias más claras, del Folk al Soul. Y en «Mermaids» (1997) nos encontramos con un tema melancólico en el que de nuevo destaca la combinación de sonidos más acústicos y eléctricos, otro elemento característico de Weller. En «Broken Stones» (1995) hay lugar para la elegancia Soul y el cierre es para «Into Tomorrow» (1992), otra joya, contundente y cañera, esos vientos son un elemento fundamental.

Puede que mucha gente, especialmente de las generaciones más jóvenes, descubriese a Paul Weller porque tocaba en «Champagne Supernova» de Oasis, pero en esos años ya estaba demostrando su fuerza y talento. Weller ha seguido sin pausa sacando discos, ha aumentado su paleta de sonidos, lo que a veces no le ha salido muy bien todo sea dicho de paso, pero sigue siendo un valor seguro. Pronto nos centraremos en On Sunset, un regreso al mejor Paul Weller.

 

 

El arte y el riesgo de hacer discos de versiones

Llevo varios meses enganchado a un disco que descubrí por casualidad. Estaba mirando la discografía de Matthew Sweet y descubrí que había publicado varios discos de covers con Susana Hoffs. Sweet, icono del indie norteamericano con su sonido Power Pop, y Hoffs,  integrante de The Bangles y con una carrera en solitario, habían grabado de 2006 a 2012 tres discos, uno de ellos doble, con versiones de sus canciones por décadas (60, 70 y 80). Ese proyecto se llamaba Under the Covers y en 2015 se agrupó en una caja. Allí que me fui a por la misma y lo cierto es que me ha encantado, estoy disfrutando con las cincuenta canciones (ahí es nada) que Sweet y Hoffs han afrontado, con su sello particular, muy guitarrero, pero sin salirse de las canciones. Es decir, nada de reinterpretaciones de las mismas. Hay de todo, grupos referentes y clásicos y otros desconocidos; canciones que fueron éxitos y otras que no. Están The Beatles, Bob Dylan, Neil Young, Love, The Beach Boys, The Who, The Velvet Underground, The Bee Gees, The Kinks, Grateful Dead, Fleetwood Mac, Tom Petty & The Heartbreakers, Big Star, John Lennon, Rod Stewart, George Harrison, Television, Ramones, Queen, EM, The Pretenders, The Smiths, Roxy Music, The Clash, Prince…y algunos repiten. La lista es tremenda y de lo que no cabe duda es que Sweet y Hoffs se lo están pasando en grande, sus voces combinan muy bien y las guitarras se imponen.

Pero, hacer discos de versiones o versionar un disco entero implica un riesgo. Mi amigo Sergio Pérez de Heredia fue muy crítico con el de Iván Ferreiro que homenajeaba a Golpes Bajos, Cena recalentada (2018), en el que recogía todas las canciones de los vigueses. Para Sergio, Iván Ferreiro debería dedicarse a lo suyo, a sus canciones. Una de las críticas más recurrentes a esta clase de discos hacen referencia a que los que los realizan lo hacen para salir del paso o porque han perdido creatividad. Por el otro lado, no cabe duda que también hay homenajes a los grupos y artistas que les marcaron e incluso momentos temerarios como cuando, como Ferreiro, se aborda un disco entero o una carrera, como es su caso. En las siguientes líneas hablaremos de algunas experiencias, especialmente de aquellas que han salido bien, aunque también hay algún tropezón, pero también depende del oído del que escucha.

El primer ejemplo es reciente. Weezer, una banda que lleva años haciendo discos muy irregulares, han publicado este año un disco de versiones, Weezer (Teal Album). Curiosamente, su versión de «Africa» de Toto ha sido uno de sus grandes éxitos de toda su carrera. Pero al disco le han dado desde la crítica por todos los lados, aunque en el caso de Weezer es lo habitual. Los de Rivers Cuomo han apostado por las canciones de los ochenta, las de su adolescencia y juventud, y han caído Tears For Fears, Eurythmics, A-Ha y Michael Jackson, pero también ha habido espacio para Black Sabbath, ELO e incluso TLC, sin olvidar ese himno de la AOR que es «Africa». Un divertimento de Cuomo y compañía, en definitiva.

Rendir homenaje

Como decíamos, muchos de estos discos se conciben como homenaje a los grupos y bandas que han marcado a los artistas y bandas. Cuando todavía estábamos entrando en la veintena, Guns N’ Roses publicarían su último disco como la banda que fue en forma de un disco de versiones. Fue «The Spaghetti Incident» y salió en 1993, cuando Nirvana ya dominaban y los Guns N’ Roses estaban en proceso de descomposición. Fue un buen disco marcado por canciones Punk y Hard Rock donde entraron The Damned, New York Dolls, The Stooges, Misfits, Fear, etc., pero también T. Rex y una canción como «Since I Don’t Have You» de The Skyliners, una canción de Doo-Wop de finales de los cincuenta. Y también es muy recordado cómo Axl Rose coló como canción oculta el «Look at Your Game, Girl» de Charles Manson, un hecho que hoy sería imposible. Lo cierto es que no da muy buen rollo. Por lo menos, Guns N’ Roses decían en el libreto del disco que buscasen los originales.

https://www.youtube.com/watch?v=aAaDesHYtyU

Aerosmith también hicieron un disco mayoritariamente de versiones de Blues, Soul y Rock con Honkin’ on Bobo (2004), penúltimo disco de estudio de los de Boston, ya de capa caída en su creatividad. Los de Steven Tyler y Joe Perry hicieron un trabajo digno con temas Bo Diddley, Aretha Franklin, Big Joe Williams, Muddy Waters, los primeros Fleetwood Mac que estaban más escorados al Blues, y Mississippi Fred McDowel del que hacían tres versiones. No les quedó mal el disco, como decíamos, aunque tampoco creo que mucha gente lo recuerdo. Y The Rolling Stones también se marcaron un homenaje al Blues en su último disco de estudio, Blue & Lonesome (2016). De sobra es conocida la deuda de Jagger, Richards, Watts y Wood con el Blues y el Rock & Roll más primigenio y aquí deciden recordar a gente como Willie Dixon, Eddie Taylor, Little Walter o Howlin’ Wolf, entre otros. Guitarras poderosas, Jagger a la armónica demostrando su virtuosismo y el oficio de unos Stones que no paran.

Otro que también decidió homenajear a sus ídolos y canciones de referencia fue el gran Paul Weller que tiró de elegancia y clase, cosa habitual, en un recomendable Studio 150 (2004). Weller iba en una trayectoria ascendente de varios años y discos tras una breve travesía del desierto entre el final de The Style Council y el comienzo de su carrera en solitario. Weller sí que les da un toque más personal a las canciones que afronta y la selección es ecléctica aunque predominan canciones de Soul pero sin dejar de lado otras influencias. Hay clásicos como Neil Young y Bob Dylan; influencias que se rastrean en su discografía como el Nothern Soul representado por Nolan Porter; y composiciones de Allen Toussaint, Bernard Edwards y Nile Rodgers, Burt Bacharach y Hal David, etc. Un gran disco que siempre es interesante recordar.

Bob Dylan ha basado sus tres últimos trabajos (Shadows on the Night de 2015, Fallen Angels de 2016 y Tripiclate de 2017) en covers del cancionero norteamericano, destacando el primero basado en canciones popularizadas por Frank Sinatra. Dylan rinde homenaje así a las canciones de su infancia y adolescencia y se encuadra en una trayectoria de Dylan en la que no rinde cuentas con nadie. Por su parte, Bruce Springsteen sacó uno de sus lados más Folk y reivindicativos con el disco We Shall Overcome: The Seeger Sessions (2006). Springsteen formó una nueva banda para dar forma a las canciones que popularizó el mítico Pete Seeger. Springsteen les hace justicia y se nota el entusiasmo típico del Boss, dotándoles a las canciones de una energía extra gracias a una instrumentación en la que caben instrumentos tradicionales del Folk norteamericano con sección de viento en no pocas ocasiones. Fue uno de los últimos discos bien considerados de Springsteen que luego no ha sido capaz de sacar un disco que supere el aprobado alto.

Y en España, Niños Mutantes se lanzaron a un «más difícil todavía» con un disco titulado Grandes éxitos de otros. Los de Granada publicaron este disco de versiones en 2007 donde llevaron a su terreno, pero sin perder la esencia de la canción, a temas que podrían parecer más obvios como adaptar a The Cure (muy oscura y en plan indie) y Depeche Mode al español, afrontar a The Monkees, el sorpresón venía en la primera parte. Y allí se lanzaban con la más canónica «Como yo te amo» (Rocío Jurado), la acelerada «Amigo» (Roberto Carlos) y «Perdido en mi habitación» (Mecano). Entremedias, «Nadie te quiere ya» (Los Brincos), «Electricistas» (Fangoria) y «En tus ojos» (091). No era la primera vez que Niños Mutantes se metían en esta historia pero con este disco consiguieron el beneplácito de la crítica y, la verdad, la versión de «Como yo te amo» es tremenda. No se la pierdan,

El más difícil todavía: el disco completo

En otras ocasiones, el riesgo crece y los artistas y bandas apuestan por versionar un disco completo, tal cual. Este hecho todavía entraña mayores dudas porque, claro, es tocar ciertas obras y la gente se pone nerviosa. Obviamente, es el homenaje el que está detrás de estas iniciativas. Comenzábamos con Iván Ferreiro y su Cena recalentada en el recogía el legado de Golpes Bajos con la colaboración de Pablo Novoa y Luis García, antiguos integrantes de la banda de Vigo. Incluso Teo Cardalda aparecía en alguna canción. A Ferreiro le movía el recuerdo de su infancia y adolescencia y cómo un grupo de su ciudad llegaba a triunfar en un contexto mucho más complejo. Este disco sirvió además para recuperar en parte el recuerdo de Golpes Bajos y de Germán Coppini.

Realmente, muchos de estos discos suelen pasar desapercibidos o quedar reducidos a los más fans. Me pasó hace poco, leyendo el fantástico Ellas cantan, ellas hablan de Toni Castarnado, que tendrá su reseña en breve, descubrí en la entrevista que le hacía a la gran Macy Gray que en 2012 había publicado el disco Talking Book en el que reproducía el clásico de Stevie Wonder del mismo título de 1972. Un homenaje a un disco y un artista que marcó a Macy Gray y en el que hace una revisitación más que una reproducción fideligna de las canciones de Stevie Wonder.

Que Macy Gray versione a Stevie Wonder entra dentro de lo previsible, están en coordenadas estilísticas y musicales similares, pero es distinto si te sales de ese lugar. El denostado y otrora icono del «Americana», hoy caído en desgracia por los escándalos sexuales destapados hace unos meses, Ryan Adams, se lanzó a reproducir el 1989 de Taylor Swift. Adams lo adaptó a su estilo, acústico y minimalista, y la cosa quedó entre las consideraciones de genio por su atrevimiento y el resultado y otras mucho más críticas que lo veían como un capricho insustancial de Adams. Aquel disco se dejaba escuchar pero tampoco aportaba mucho más, la verdad. También había mucho riesgo en Hollis Brown Gets Loaded (2014) en el que los neoyorquinos, que están a punto de sacar disco tras tres años, se lanzaban al Loaded (1970) de The Velvet Underground. Hollis Brown, que tienen muy claras las referencias hasta el punto que su nombre procede de una canción de Bob Dylan, pasaron muy desapercibidos pero lo que hemos escuchado de este disco suena muy bien.

El debate siempre está abierto y los artistas y grupos no van a dejar de hacer versiones de sus grupos favoritos y de las referencias que les marcaron, incluso otros se adentrarán en terrenos desconocidos. Nos habremos dejado muchos y muchas por el camino, obviamente, y seguro que más de uno y más de dos, incluso en parte en este repaso podrían entrar hasta los American Recordings que Johnny Cash hizo en el último tramo de su carrera junto a Rick Rubin. Otro día nos centramos en los discos de homenaje, que eso tiene mucha más tela en tanto en cuanto los resultados suelen generar más debate.