Casi sin enterarnos, de casualidad, llegó a nosotros la información de la presencia de los británicos Stone Foundation en el Biribay logroñés, de la mano de Boogye. También de esta forma, para qué nos vamos a engañar, descubrimos quiénes eran Stone Foundation, que venían en una extensa gira por España presentando su disco Everybody, Anyone. Entrevista en el Ruta 66 y artículo de nuestro querido amigo Fernando Navarro en El País, las noticias sobre la banda nos llevaban a un Paul Weller que los había apadrinado y con el que habían grabado. Además de Weller, entre los colaboradores de Stone Foundation estaban Mick Talbot y Steve White, ambos integrantes de The Style Council, Dr. Robert de The Blow Monkeys, etc. Liderados por Neil Jones, a las voces y la guitarra, y por Neil Sheasby al bajo, contaba Fernando Navarro que llevaban décadas currándoselo. Es decir, unas credenciales tremendas y, para nosotros, todo lo que tenga que ver con el Soul, pues allí que nos vamos. Sin embargo, en las puertas del Biribay vimos unos carteles de «Se traspasa este local», una triste noticia para todos los aficionados a la música del conjunto de La Rioja, uno de los locales más importantes de la región en la música en directo. Una pena y nuestro homenaje a José Andrés Biribay por su destacado trabajo llevado con pasión.
Había buen ambiente en el Biribay la tarde del domingo, con la gente expectante ante lo que podían ofrecernos los británicos. Aparecieron ocho músicos en el escenario, junto a los dos Neil había una potente sección de vientos, batería, teclados y percusión. Aquello ya comenzó como una apisonadora que no bajó el ritmo con un Jones muy comunicativo e interactuando con el público continuamente, apoyado por Sheasby. La banda fue un cañón que desplegó todas las esencias del Northern Soul y en el que se mostraron, perdón por el tópico, como alumnos aventajados de Weller en su etapa de The Style Council. Allí sonaron temas a las que sólo les faltó que saliesen Weller, Talbot y compañía, con la sección de vientos y el teclista como elementos más destacados. Era un no parar que no contó con un segundo de descanso, ni siquiera en las canciones de su último disco más acompasadas. Temas como «Sweet Forgiveness», «Standing on the Top», «Next Time Around» (una joya esta última), etc., nos convencieron bastante. Y hubo otras canciones de trabajos anteriores en el que tiraron más de Funk que puso al Biribay a bailar.
Gran concierto de Stone Foundation, un placer y un lujo disfrutarlos en Logroño en una tarde primaveral de abril. El Soul siempre será el Soul, una de las músicas más maravillosas que existen.
No cabe duda que Paul Weller es uno de los iconos de la música popular de las últimas cuatro décadas, bien con The Jam, bien con The Style Council, bien en solitario. Weller siempre ha hecho lo que ha considerado oportuno y su discografía está plagada de grandes aciertos así como de algunos trabajos menos logrados. Cada una de sus novedades siempre son acogidas con expectación aunque no es menos cierto que últimamente va con el piloto automático, aunque yo he disfrutado con discos como A Kind Revolution (2017) o, más lejos, Wake up the Nation (2010). True Meanings se encuadra en los trabajos que me dejan indiferente y que ha sido recibido con división de opiniones. Es un Weller más crepuscular y acústico, con un trabajo muy producido en esos toques orquestales y de cuerdas, pero que se hace muy largo, especialmente en el último tramo del disco. Por momentos quiere recordar al fantástico 22 Dreams (2008), una delicia en la que combinaba diferentes visiones, pero no llega. Hay algunos temas que sí, que parece que Weller va a dar con la tecla pero no.
«The Soul Seachers» es un comienzo esperanzador, un tema bonito que va de lo acústico hacia sonidos más sofisticados y ambientales, levantando el vuelo con el Hammond del final. «Glide» parece presentarse como un tema de madurez, un tono campestre que no acaba de funcionar y menos con esas cuerdas en clave de vals. «Mayfly» es más interesante, su voz es más ronca contrastando con una canción delicada y con unos vientos sutiles. Y «Gravity» es un tema que también funciona gracias al tono melancólico y a unas cuerdas bien insertadas. Pero en «Old Castles» adopta un tono incluso jazzístico siendo un tema de los más flojos del disco. Se recupera con «What Would He Say?», una canción acústica en el comienzo que da paso las cuerdas reforzando la melancolía. «Aspects» es seguramente el mejor tema del disco, muy melancólico igualmente y muy logrado.
En «Bowie» rinde homenaje a David Bowie, un tema muy ambiental aunque luego acaba finalizando de forma muy insustancial. En «Wishing Well» se lanza a un minimalismo mayor, con un tono campestre y más Folk, cambiando su forma de cantar. Pero con «Come Along» comienza la peor parte del disco, canciones que no aportan mucho como la que nos ocupa. «Books» sigue en esa misma senda, comparte voz con Lucy Rose y Noel Gallagher aporta su toque con el armonio pero es un tema que no te llena. «Movin On» es una canción más lograda, el tema crece con las cuerdas, pero con «May Love Travel With You» a uno se le hace ya muy largo el disco. Y «White Horses» comienza con esa misma sensación pero a mitad de camino sube su fuerza pero sin destacar.
Como decíamos, ha habido diferentes visiones del disco de Weller, desde las más elogiosas, incluso llegando a compararlo con Nick Drake, hasta críticas muy duras cuestionando su estado de forma. Creo que es un disco al que le sobran algunas canciones y en el que Weller abusa un poco de la fórmula elegida, aunque también hay algún acierto. Sin embargo, no quedará entre sus grandes obras.
Paul Weller es un tipo que, de no existir, habría que invertarlo. Poseedor de una carrera excelsa en solitario, con sus altibajos eso sí, fundador de The Jam y The Style Council, es una figura clave en la historia de la música popular. Y hoy nos toca recordar su segundo gran proyecto, The Style Council, que sorprendió tras finiquitar a de The Jam. Y es que la década de The Jam, junto a Rick Buckler y Bruce Foxton, aunque comenzaron a grabar en 1977 y no dejarían de hacerlo hasta 1982, merece un artículo obviamente. The Jam explosionaban en plena efervescencia del Punk y de la New Wave pero desde el revivalismo Mod y con una clara conciencia política. The Jam volaron rápido y dejaron, entre otras muchas, canciones como «Town Called Malice», «In the City», «Going Underground», «That’s Entertainment» o «The Eton Rifles». Weller decidió acabar con The Jam, cuestión unilateral que Buckler y Foxton se tomaron muy mal. Pero Weller no tardaría mucho en formar nuevo grupo, en este caso dúo, con el teclista Mick Talbot, con el que compartiría hasta 1989 labores de composición y de voz cantante en unos The Style Council que también se abonarían al frenético ritmo de trabajo de Weller, cinco discos en seis años, aunque el último no llegó a ver la luz hasta 1998, como veremos posteriormente. Weller y Talbot iban ir asumiendo las constantes de la década, pero la formación se basaría en un giro estilístico con respecto a The Jam con fuerte presencia del Pop, el Soul y toques jazzísticos para acabar la década abrazando los nuevos sonidos más electrónicos como el Acid-House. Además, también es interesante ver la evolución estilística de Weller, esa ropa elegante pero con un toque «pijo» por momentos, sin olvidar los trajes de turno. Weller, un tipo siempre con clase. Pero, no cabe duda que hubo cambios que a algunos seguidores de The Jam se les iba a torcer el gesto.
Weller y Talbot se iban a repartir las labores de composición y de voz principal, aunque también se apoyarían voces femeninas, destacando la posterior pareja de Weller, Dee C. Lee, que se incorporó en 1984, componiendo lo que podría ser la formación de The Style Council junto al batería Steve White. Ya en su EP de debut en 2003, Introducing the Style Council, mostrarían algunos de los caminos por los que irían, con una fuerte presencia de los teclados y algunas producciones que nos chirrían. Tampoco tuvieron inconveniente en sacar un vídeo para el tema de «Long Hot Summer» que a los más puristas les pondría los pelos de punta. En 1984 publicarían su disco Café Bleu, muy deudor de un Pop elegante y sofisticado con temas como «My Ever Changing Moods», la delicadísima y deliciosa «The Whole Point of No Return» o «You’re the Best Thing, y que alcanzaría el puesto número 2 en la lista de ventas de Reino Unido.
Pero en 1984 dieron el gran pelotazo con una canción que está entre mis favoritas de siempre, el single «Shout to the Top», una canción irresistible que yo conocería por primera vez, o casi me atrevo a decir que identificaría, en la banda sonora de Billy Elliot (2000). «Shout to the Top» es una canción tremenda, ya desde el comienzo con esos violines, los vientos, el piano, la forma de cantar de Weller, te lleva a bailar y a saltar directamente. Es un tema donde el toque Soul está muy presente y eso marca a la canción. En 1985 llegaría el turno de Our Favourite Shop, que aporta temas como «Luck», «Homebreakers», «A Man of Great Promise», cobrando más protagonismo Lee y sumando una cima más a su carrera, la irresistible y muy Soul, con un Hammond fantástico y unos vientos brutales, «Walls Come Trumbling Down», un Weller entregado y cantando con una gran fuerza, tema que por cierto también estaba en Billy Elliot. The Style Council subieron al número 1, alcanzando su mayor éxito con este disco.
The Cost of Living (1997) los mantendría en la cima, número 2 de nuevo, pero la estrella de The Style Council iba a ir declinando, las críticas fueron peores y también iban surgiendo nuevos sonidos. Mientras White abandonaba el grupo, Weller se volvía más ambicioso con un trabajo más complejo, Confessions of A Pop Group, con mayor diversidad de influencias como se puede observar en «The Gardener of Eden (A Three Piece Suite)». El disco se quedó en un discreto puesto 15 para la trayectoria de The Style Council y las tensiones entre Weller y la discográfica Polydor crecieron. La cosa ya acabaría en palabras mayores con el nuevo disco, Modernism: A New Decade (1989), un disco que se abría a sonidos que estaban en boga en aquellos momentos, especialmente el House, y más concebido para los clubs y las pistas de baile. La discográfica se horrorizó y no publicó el disco, no saldría hasta 1998 y 2001, finiquitándose The Style Council.
A partir de ese momento, la carrera de Weller tendría un nuevo comienzo ya en solitario, debutando de esa manera en 1992 con disco homónimo. Es cierto que son años duros para un Weller que con el BritPop verá reconocida su figura, especialmente de la mano de Oasis, participando en el «Champagne Supernova» del (What’s the Story) Morning Glory (1995). Weller, The Modfather, iba a ser presentado como el padrino del BritPop y su carrera en solitario llega hasta nuestros días, con sus puntos más altos y otros, pocos, menos conseguidos. En cuanto a Talbot, su carrera ha quedado en un segundo plano, participando en discos y acompañando a Roger Daltrey, Pete Townshead, Wilko Johnson, Dexys Midnight Runners, etc. En definitiva, escuchar a The Style Council siempre es una gozada, una etapa en la carrera de Weller que no desmerece el conjunto de la misma, al contrario.