El debut de Fountains of Wayne o un Power Pop de altura

El año de la pandemia COVID-19 acabó con la vida de decenas de miles de personas, entre ellas algunos músicos reconocidos. Uno de ellos fue Adam Schlesinger que falleció con 52 años el 1 de abril de 2020. Schlesinger era uno de los líderes de la banda norteamericana Fountains of Wayne, junto a Chris Collingwood, compositores ambos de las canciones del grupo. Seguramente, Fountains of Wayne no acaparó las grandes listas de ventas pero nos encontramos ante una de las principales bandas de Power Pop que surgieron en la segunda mitad de los noventa. De hecho, en 2021 se cumple el veinticinco aniversario de su disco de debut de título homónimo. Con solo cinco discos de estudio, Fountains of Wayne tuviero su mayor éxito comercial en 2003 con «Stacy’s Mom» del disco Welcome Interstate Managers. Fountains of Wayne surgen en ese periodo de transición que va del Grunge al Punk Rock comercial. Son años en los que, recordemos, todo lo que tuviese guitarras se metía en el mismo cajón de lo «alternativo» o «indie». Pero, había sus diferencias, claro. Una de las mismas era la que hacía referencia a bandas que procedían de un sonido más melódico y del Power Pop. Con Big Star como faro, detrás aparecían las influencias de The Beatles, The Beach Boys, The Kinks, etc. Pero, además, esta huella también era perceptible desde Pixies y Dinosaur Jr. a The Jayhawks y Wilco. Por otro lado, también se vinculaban al circuito universitario con ese sonido también underground del que procedían R.E.M. y, posteriormente, Pavement. En este grupo de bandas emergentes en la primera mitad de los noventa destacarían Weezer claramente, Spoon y, un poco anteriores, como The Posies y los propios Lemonheads. Además, los primeros y los propios Fountains of Wayne también se enclavarían en el denominado «Geek Rock». Fountains of Wayne tendrían buena parte de estas influencias, así como reconocerían las de The Cars y Crowded House. Vamos con el primer disco de esta banda.

«Radiation Vibe» es un Power Pop poderoso con guitarras melódicas que luego se aceleran hasta un punto Punk. Siguen muy arriba con «Sink to the Bottom», una canción que sigue mezclando melodías con guitarras potentes. En «Joe Rey» aceleran todavía más y ganan más presencia los coros. En «She’s Got a Problem» apuestan por un medio tiempo más pausado que tiene un punto más hipnótico en el que hay un peso de los sintetizadores. Para «Survival Car» hay una aceleración de nuevo con el Power Pop y la influencia del Punk, pero sin dejar de lado el gusto por las melodías. En «Barbara H.» sorprenden con un bajo Post Punk y también llevan su sonido a un punto muy Lemonheads.

En «Sick Day» muestran de nuevo su talento compositivo con un medio tiempo fascinante a dos voces, muy preciosista en la instrumentación. Con respecto a «I’ve Got a Flair», las reminiscencias son de The Beatles, de nuevo con unas guitarras que son las más destacadas de la canción. «Leave the Biker» es un tema muy animado y que incluso tiene un sonido un tanto psicodélico, mientras que en «You Curse at Girls» retornan a The Beatles aunque de forma más pausada y melancólica. El cierre es para «Please Don’t Rock Me Tonight» que es una canción en la que ganan los estribillos, mientras que para «Everything’s Ruined» rebajan el tono, una canción lenta, más minimalista y con un sonido psicodélico.

Fountains of Wayne no tuvieron el recorrido comercial de unos Weezer o Lemonheads, por ejemplo, pero sus canciones, especialmente las de su debut, siguen sonando potentes. El Power Pop es un estilo que nunca parece pasar de moda, al contrario, siempre está presente. Y, con influencias como las de Fountains of Wayne, no va a dejar de estarlo.

 

 

Rolling Blackouts Coastal Fever, «Sideways to New Italy»

Hace un par de años, desde Australia y bajo el mítico sello de Seattle Sub Pop, Rolling Blackouts Coastal Fever, que firman como Rolling Blackouts C.F., se convirtieron en una de las revelaciones del año con Hope Downsque reseñamos en Los Restos del Concierto. Influenciados por el Power Pop de sus paisanos The Go Beetweens, por The Feelies, R.E.M., etc., los Rolling Blackouts C.F. hacían un sonido guitarrero que remitía a esas bandas. En 2020 ha llegado su segundo trabajo, Sideaways to New Italy, esperado con expectación por la crítica pero que ha levantado visiones divergentes. Algunas reseñas han acusado a los australianos de continuistas o de no «inventar nada», hecho constatado con las escuchas de su disco. Nos encontramos con un buen trabajo, con algunas canciones destacadas, con una mejor producción que la que se daba en su debut, pero con un tramo final del disco en el que las canciones se resienten. En definitiva, canciones melódicas de guitarras que te pueden alegrar el día, pero que tampoco parece que vayan a trascender mucho más allá.

Hay un gran comienzo en las tres primeras canciones del disco, como carta de presentación. Primero con la muy Power Pop «The Second of the First» que incluso tiene un punto de Post Punk. Luego llega la muy luminosa «Falling Thunder» que nos parece remitirnos a The Smiths y The Cure, siendo la mejor canción del disco. Y muy ochentera es «She’s There» que tiene un tono muy New Wave y que es muy animada. Con «Beautiful Steven» bajan un peldaño el nivel, aunque se mantiene en notable, con un ritmo más pausado y melódico. Y «The Only One» parece querer remontar con una luminosidad de nuevo propia del Power Pop.

La segunda parte del disco comienza con fuerza con la Post Punk «Cars in Space», un sonido muy afectado que da paso a una línea similar en «Cameo» aunque luego deriva a sonidos más Pop de los ochenta. Sin embargo, el tramo final se resiente, como hemos señalado. Primero con «Not Tonight», un Power Pop que va decayendo. Luego «Sunglasses at the Wedding», la menos conseguida de las canciones del disco, lenta y sin garra. Y el cierre es para la también pausada «The Cool Change», que deja bastante frío.

En fin, un segundo disco que no decepciona pero que tampoco lleva mucho más allá. Hay aciertos, la primera parte del disco, y un final un tanto flojo que parece mostrar una falta de ideas o un «piloto automático» puesto.

Biznaga, «Gran pantalla»

Biznaga es una de las bandas emergentes más relevantes de los últimos años. Su tercer disco, Gran pantalla, llega a Los Restos del Concierto a base de guitarras Punk y furia nada contenida. Antes de este trabajo, Biznaga habían logrado el reconocimiento unánime de la crítica con Centro Dramático Nacional (2014) y Sentido del espectáculo (2017). Gran pantalla también ha logrado buenas valoraciones aunque no tan elevadas como sus antecesores. Nos encontramos ante un disco urgente, como los anteriores, de trallazos Punk que se van acompasando a medida que avanza el disco. Como a Carolina Durante, que sin duda alguna beben de Biznaga, también se les ha relacionado con todo lo ocurrido en los años ochenta en Madrid, una suerte de herencia (lejana) de la «Movida». En Gran pantalla también encontramos un disco que se centra en el papel de las tecnologías en nuestra sociedad, casi podríamos hablar de un disco conceptual, con letras explícitas sobre la cuestión.

«Ventanas emergentes» es un comienzo poderoso con la voz de su cantante, Álvaro García, que es una de sus señas de identidad, lanzada en un Punk clásico al que sigue, en la misma línea pero más expansiva, «2k20», ya con una letra mucho más explícita en el tono del disco. «Producción de sentido 24/7» mantiene el tono y el cantante frasea para otra canción de Punk canónico. En «Motores de búsqueda avanzada» hay una evolución en su sonido, más rockera en las guitarras, pero no así en la voz en la que siguen tirando de contundencia. «La pantalla: usos» es un interludio con una voz femenina que nos vincula a esos anuncios tan característicos de la era digital. «Error 404», ineludible, ahonda en la línea más rockera.

La segunda parte tendrá un sonido un tanto diferente, y casi más interesante que la primera en sus primeras tomas. Comienza con el Post Punk «Libertad obligada», un tema más melódico y de los más conseguidos del disco. A la misma altura «No-lugar», imagino que habrán leído a Marc Augé, que se va hacia el Power Pop en las guitarras pero con un sonido del bajo muy Post Punk, y que recuerdan a los valencianos de La Plata. «Adorno» adopta un punto más épico, aquí el sonido lo marca la batería, y la forma de cantar también cambia. «La pantalla: abusos» es un nuevo interludio con la misma voz femenina anterior, neutra,  que nos recuerda esos momentos de «error» o «el sitio que buscas, ya no existe». Con «Atentado» retornan a un Punk más melódico y «Último episodio» es ya una vuelta al comienzo del disco, un Punk más clásico de nuevo.

Antes de toda la pandemia de Covid-19, Biznaga iban a tocar en el Biribay el 4 de abril junto a Tobogán. Teníamos ganas de verlos en directo porque este disco nos ha convencido bastante y tiene una lectura muy interesante del mundo que estamos viviendo, y que se han intensificado tras Covid-19. Muy recomendables.