Hay grupos o artistas que te quedan un poco de lado, aunque sabes que son gente que tienes que escuchar. Puede ser que no te haya tocado generacional, o puede ser que haya una cuestión de manía o que no te ha entrado. A mí me pasa con toda la «New Wave» neoyorquina de la segunda mitad de los setenta y primeros ochenta, y creo que la cuestión es generacional, a la mía se le pasó porque era anterior a los años en los que nos interesábamos por la música. Además, esas bandas y artistas a partir de la segunda mitad de los años ochenta, en general, estaban fuera de foco, exceptuando Talking Heads. Salvando a los Ramones, con su Punk Rock característico, y que no encaja exactamente en ese movimiento, el resto nos quedaban lejos. Patti Smith estaba retirada, Talking Heads no eran el grupo que le iba a gustar a un postadolescente a finales de los ochenta, Blondie…algunos descubrirían a Blondie con «María» a finales de los noventa. Y allí también estaban Television, que es uno de los protagonistas del libro que nos ocupa. Claro que conocíamos la mítica del CBGB, mítico club, y la «New Wave» tendría una segunda vida por ser referente para The Strokes, Interpol y compañía a comienzos del siglo XXI, pero esa es otra historia. Television serán, seguramente, la banda menos conocida de las que estuvieron en primera línea. Reconozco que siempre tuve curiosidad por ellos, sólo por el nombre ya me llamaban la atención, y por ese Marquee Moon (1977) con esa portada tan…tan extraña que Richard Lloyd explica en su libro.
Porque, de lo que va este artículo, es de las memorias de Richard Lloyd, fundador de Television, guitarrista de la banda, y figura central en todo ese periodo que estamos comentando. Ya sólo por el prólogo del gran Rafa Cervera, el libro era todo un reclamo. Y es que Material inflamable (Contra) no te va a dejar indiferente, y responde claramente a su título. Lloyd, figura del underground, no ahorra detalles con una prosa sencilla y directa que te hace que todo lo que te cuenta suene cotidiano y cercano (algunas de las cosas que cuentan son todo lo contrario de cotidiano y sencillo). Hay varias partes en el libro. Una de ellas, muy importante, es toda la parte espiritual de Lloyd y sus diversos experimentos en diferentes sentidos para alcanzar determinados estados. Claro que eso también le lleva a un carrusel de adicciones, preguntándote cómo sobrevivió a todas ellas. Y, dentro de toda la mitología del Rock & Roll, pues no puede faltar tampoco el tema del sexo, donde Lloyd también entra con todo detalle.
Y está la música, y Television, por supuesto. Lloyd también realiza un análisis pormenorizado de esa escena incipiente y de cómo se va fraguando. Él va a estar en primera línea, va a ser protagonista principal tanto individualmente como con Television, y te sumerge en todo lo que estaba ocurriendo en esos años. Y está Television, claro. Y está Tom Verlaine, cantante y principal compositor de la banda, que queda muy mal parado. Lloyd y compañía, siguiendo la versión de Lloyd, tuvieron muy mala suerte con un Verlaine que, será todo lo talentoso que sea, pero en el libro queda muy mal parado. Television no tuvieron una gran trayectoria, tras su exitoso (de crítica que no de público) y seminal debut sólo hubo un disco más, Adventure (1978), del que Lloyd no se siente muy orgulloso. No duran mucho, Verlaine les anuncia que deja la banda por lo que Television se disuelven ese mismo año y no regresan hasta 1991, publicando un disco homónimo en 1992 del que Lloyd tampoco tiene buenas palabras. Lloyd aguanta en Television hasta 2007, cuando ya no puede más. Su carrera en solitario y en otras formaciones no tiene suerte, parece estar en el lugar equivocado en no pocas ocasiones, y no sólo en la cuestión musical.
Si queréis echar un buen rato, Material inflamable es vuestro libro, divertido y directo, escenarios de otras épocas con un Richard Lloyd que trufa todo el relato de numerosas anécdotas. No sólo no defrauda sino que te hacen ir corriendo a por Marque Moon.