Neo-Sounds sigue apostando por grandes novedades de literatura vinculada a la música. Tras Robbie Robertson, Petty, el New York de finales del XX y comienzos del XXI, le toca el turno a la biografía de Jann Wenner, fundador de la revista Rolling Stone, bajo el título de uno de los discos clave de The Rolling Stones, Sticky Fingers. El autor de la misma, por encargo del propio Wenner, es Joe Hagan que, en un voluminoso texto, más de seiscientas páginas, disecciona la vida y milagros de Jann Wenner, y decimos bien de Jann Wenner más que de Rolling Stone como revista. No hay que olvidar lo ya señalado, que es un encargo de Wenner y, con todos los materiales que le aporta Wenner y las numerosas entrevistas que realiza Hagan, presenta el retrato de una época y de un proyecto que se verá también inmerso en la crisis del sector editorial con la llegada de Internet. El libro es un no parar de sexo y drogas, no escatima detalles Hagan con el estilo de vida de Wenner y todo lo que le rodeaba. Wenner cuenta con su homosexualidad encubierta, los déficits afectivos de sus orígenes familiares y sus no pocas adicciones, lo de la cocaína no debía ser normal. Pero todo esto está contado con la aquiescencia de Wenner y aquí vemos uno de los elementos determinantes de la personalidad de Wenner, su narcisismo.
Y es que desde el comienzo del libro Jann Wenner te cae mal, la verdad. Es un arribista que tiene muy claro a dónde quiere llegar. Aquí también Hagan no se corta en mostrar las maniobras de un experto manipulador que no tiene problema en pactar con el diablo si es preciso. Rolling Stone, de abanderada de la contracultura a finales de los sesenta pasa a ser lo que fue, un proyecto del ambicioso Wenner para alcanzar la riqueza y codearse con la élite en todos los sentidos: musical, política, aristocrática…Y si para eso hay que vender lo que sea, se hace. Wenner pasa por estas décadas siendo un superviviente pero no en el sentido que podamos imaginar sino en el otro, el milagro es que los demás hayan sobrevivido a él.
El libro está lleno de personajes, muchos de ellos conocidos. Destaca por encima de todos y todas su mujer, Jane Wenner, una relación incomprensible que tampoco le deja en muy buen lugar, aunque aparezca como una enamorada de Jann que es capaz de perdonarle todo hasta que le abandona por Matt Nye ya en los noventa, hecho que ella tardará mucho en aceptar. Jane Wenner no dejará indiferente y también se observa el hundimiento de una personalidad que parecía ser muy potente. Y, claro, pasan por allí Hunter P. Thomson, Annie Leibovitz, Tom Wolfe, Truman Capote, etc., sin olvidar los periodistas que escribieron en Rolling Stone como Greil Marcus, Lester Bangs, Jon Landau y Cameron Crowe, entre muchos. Tampoco hay que dejar de lado su relación con la política, su apoyo al Partido Demócrata, pero sin olvidar qué podía sacar Wenner de ello. Pero la palma se la lleva la ambición de Wenner por conocer y relacionarse con músicos y estrellas del Rock and Roll. Su relación con John Lennon y Mick Jagger se lleva muchas páginas. Wenner va coleccionando estrellas mientras Rolling Stone se va consolidando. También es destacable la historia de cómo se funda el Rock and Roll Hall of Fame y cómo maneja las nominaciones y los aceptados en el mismo, que se lo digan a Paul McCartney.
Si se busca un significado sobre la historia de la revista, su importancia sociocultural y política, en el trabajo de Hagan queda desdibujada, aunque aparece. Todo gira alrededor de un egomaníaco como Wenner y, en el último tramo, es cuando Hagan parece darle un toque más personal al libro. Por cierto, que la gran mayoría del mismo abarca el final de las décadas de los sesenta y la década de los setenta, hasta que el Rock and Roll pierde fuelle frente al Punk y a la música disco. La historia de Jann Wenner también es una gran lección, que no pierde vigencia, sobre el comportamiento de las élites y cómo se vampirizan ideas e ideologías, y sin ruborizarse.