La dificultad para elegir una canción de Aretha Franklin: «30 Greatest Hits»

Finalmente, la llama de Aretha Franklin se apagó el 16 de agosto a los 76 años, tras varios días en el que se venía anunciando el terrible desenlace tras la lucha contra una dura enfermedad. Ya a comienzos del año pasado, la gran Aretha se había retirado de los escenarios y, en los últimos años, los rumores sobre su salud, no habían cesado. Pero Aretha Franklin no había parado de dar conciertos, llevando su leyenda a los escenarios. Cuesta mucho decir adiós a uno de los grandes iconos de la música popular, una de las grandes imágenes de la misma en la segunda mitad del siglo XX, una figura incontestable. Icono del Soul clásico de los sesenta, se elevaba por encima del resto y eso que la competencia era feroz. Aretha, nacida Memphis (Tennessee) en 1942, venía del mundo del Góspel, como tanta gente del Soul que daría el paso a la música profana. Cimentó su carrera en los sesenta y primeros setenta, siendo sus primeros pasos en Columbia, aunque su éxito llegaría a partir de la segunda mitad de los sesenta cuando fichó por Atlantic Records de Ahmet Ertegün y bajo la producción de Jerry Wexler en buena parte de sus trabajos para el sello, aunque también ejercieron esa labor Quincy Jones o Curtis Mayfield, entre otros, así como la propia Aretha. Fueron unos años frenéticos, en los que enlazó hit tras hit a la par que superaba el Soul y se convertía en una artista global. En 1980 deja Atlantic y ficha por Arista, y a partir de entonces su carrera deriva en otra dirección, dedicada a explotar su cancionero y a ir basándose en colaboraciones, parte de ellas cuestionables. Sin embargo, la figura de Aretha Franklin era incuestionable, no tenía nada que demostrar a esas alturas, reconocida como «Reina del Soul» y con sus canciones sonando durante décadas.

A la hora de rendir homenaje a Aretha Franklin, hemos elegido recordar un recopilatorio que a mí, personalmente, me fascina desde hace más de dos décadas, el que recoge lo mejor de su producción en Atlantic Records: 30 Greatest Hits (1985). Obviamente, su obra en Atlantic es mucho más amplia y daría para centenares de páginas, no así la de Arista. De hecho, no fue mi primer recopilatorio de Aretha, en 1994 me regalaron Greatest Hits 1980-1994 (1994), que recogía lo mejor de su producción hasta ese momento en Arista y, no hay color, sin apenas canciones escritas por Franklin, a diferencia de la época de Atlantic. Hay muchos recopilatorios de Aretha Franklin, incluso alguno recoge las dos etapas, pero este 30 Greatest Hits no te da descanso ni respiro a través de un doble CD que incluso te descubre otros temas fascinantes más allá de la larga lista de hits con los que cuenta. Otra de las ventajas de este disco es que va en orden cronológico, cubriendo de 1967 a 1974, lo que muestra que en esos años Aretha Franklin se salió a través de canciones propias, temas que otros le escribieron y que Aretha haría suyos, y con versiones fantásticas a las que les daba su toque particular para llevarlas a su terreno.

Será la segunda mitad de la década de los sesenta cuando entregue sus canciones más inmortales. Allí estará su primer gran éxito, «I Never Loved a Man (The Way I Love You)», que en parte marca el canon de sus temas; su reivindicativa «Respect», que la hace suya por encima de la original de todo un Otis Redding; la emocionante «Do Right Woman, Do Right Man»; «(You Make Me Feel Like) A Natural Woman», otro tema canónico de su cancionero compuesto por Carole King y Gerry Goffin; la fantástica y animada «Chain of Fools»; el mítico «Think» elevado a otra categoría junto a The Blues Brothers»; y «I Say a Little Prayer», el tema de Bart Bacharach y Hal David para Dionne Warwick, apropiándosela un año después Aretha con ese tono melancólico y esa explosión final. Pero hay más, en «Dr. Feelgood» apunta un tono Blues; en «Save Me» los vientos le dan la réplica; la tremenda «Baby, I Love You»; la explosión Soul de «Since You’ve Been Gone»; la elegantísima «Ain»t no Way» y su forma de cantarla; la increíble «The House That Jack Built», un tema también muy de la época, un Soul muy urbano; por su parte, «See Saw» y el medio tiempo de «Share Your Love With Me», no se quedan atrás. Y, para ir cerrando este primer disco del recopilatorio, las versiones de «The Weight» de The Band, a la que le da la vuelta con ese toque Soul y con un punto de Blues, y de «Eleanor Rigby» de The Beatles, acelerándola e insuflándole más energía.

El segundo disco no tiene tantísimas canciones conocidas pero no se queda atrás en calidad, al contrario, hace más de dos décadas supuso para mí un descubrimiento muchas de ellas. Comenzando con la fascinante «Rock Steady», un tema que compuso la propia Franklin y que en 1971 incorporaba sonidos del Funk. Pero hay un grupo de temas que me emocionan muchísimo como son «Call Me», imbatible, compuesta por Franklin; la tremenda delicadeza con su interpretación de «Oh Me Oh My (I’m a Fool for You Baby)» y cómo va ascendiendo la canción con esas cuerdas; la juguetona «Day Dreaming», también de ella y donde hay claras influencias de la Bossa Nova; «Wholly Holly» es un tema de todo un Marvin Gaye que te deja sin respiración y que aparece en directo; y qué decir de «Angel», una joya en una de esas interpretaciones también de locura. Además, aparece su interpretación del «Until You Come Back to Me», un tema original de Stevie Wonder, y también en «I’m in Love» de Bobby Womack, cuya primera versión fue de Wilson Picket. Aquí también aparecen el «Spanish Harlem» de Jerry Leiber y Phil Spector, otro de sus grandes temas, así como la muy espiritual «Spirit in the Dark»; «Don’t Play That Song» el que de nuevo sobresale su voz; la adaptación a los tiempos también se observa en «You Are All I Need to Get By»; y no hay que olvidar la versión de «Bridge over Trouble Water» de Simon & Garfunkel, a la que le otorga una carga más espiritual.

En fin, que te dan ganas de ir corriendo a por los discos de Aretha Franklin en Atlantic Records, cuando se ganó con justicia el reconocimiento de «Lady Soul». Siempre se recordará a Aretha Franklin por su prodigiosa voz, sus canciones e interpretaciones, y sus reivindicaciones por los derechos civiles y de la mujer. Nos despedimos de un icono de la música popular, alguien que deja un espacio que será difícil de ocupar.

 

Leon Bridges, «Good Thing»

Fue en 2015 cuando un disco titulado Coming Home nos dejaba sin aliento. Lo firmaba un joven texano, Leon Bridges, y su sonido nos remitía al revivalismo Soul pero no impostado. La voz de Bridges fue comparada con la de Sam Cooke y una nueva figura se unía al firmamento de los sonidos Soul del siglo XXI, siempre encabezado por la recordada Amy Winehouse. El segundo disco de Leon Bridges, Good Thing, se ha hecho esperar (bastante) y ha supuesto un cambio de registro en su propuesta que ha pillado con el pie cambiado a casi todo el mundo. Y es que, lejos de una segunda parte del excelso Coming Home, aquí Bridges apuesta por actualizar su sonido y centrarse en sonidos más urbanos, con una presencia más destacada del R&B y pareciendo que los modelos en los que se ha mirado son Anderson .Paak o el propio Pharrell Williams, con una producción en la que participa Ricky Reed, especializado en esta clase de sonidos. Una vez superado el cambio de registro, nos encontramos con un buen trabajo de Leon Bridges, con algunos altibajos, y con un final de disco en el que regresa a sonidos más clásicos. Es un trabajo que ha entrado directamente en el 3 en Estados Unidos pero que, sin duda alguna, le coloca en un ámbito más competitivo como es el del R&B.

El comienzo del disco, «Bet Ain’t Worth the Hand», es un medio tiempo baladístico en el que comienza con un falsete, hecho que aplicará en más ocasiones, con un sonido más clásico, incorporando una sección de cuerda y con reconocimiento en los créditos para Curtis Mayfield. En «Bad Bad News» se destaca con un tema muy potente, una canción moderna en la que frasea incluso, y muy bailable. Pero con «Shy», un medio tiempo de R&B, no acaba de funcionar, es un tema que gana en la parte del estribillo pero no convence. Sí que lo hace el baladón «Beyond», un tema que gana con las escuchas y en la que Bridges vuelve a frasear y cuenta con el contrapunto de la guitarra acústica, y especialmente con «Forgive You», en la misma línea pero superior, con un sonido grandioso.

La segunda parte comienza con la también fallida «Lions», un tema que no funciona aunque trata de hacer algo diferente con poca instrumentación. Levanta el vuelo con la más animada «If It Feels Good (Then I Must Be)» en la que la sombra de .Paak se intuye. «You Don’t Know» nos sorprende porque, a pesar de ser un tema claramente urbano, también tiene un punto de Funk setentero que deriva hacia la pista de baile, y que es uno de los descubrimientos del disco. El final, como decíamos anteriormente, es para la recuperación de los sonidos más clásicos. Primero con la preciosa «Mrs.», una canción donde Bridges canta de lujo y se aproxima al Soul de su primer trabajo. Y, segundo, con un nuevo homenaje a su madre como en su debut con la muy destacada «Georgia to Texas», una canción intensa en la que incorpora elementos jazzísticos de nuevo y que cuenta con la presencia del saxofón.

Aunque el retorno de Leon Bridges haya sorprendido por el ya señalado cambio de dirección, no es menos cierto que nos encontramos ante un artista que está buscando su espacio y lugar. Puede que haya gente que observe que su primer disco pudo ser una jugada para aprovecharse el revivalismo Soul, no sería el primero, pero no parece darse el caso. Veremos cómo evoluciona la carrera de Leon Bridges.

 

Nathaniel Rateliff & the Night Sweats, «Tearing at the Seams»

A finales de 2015 nos llegó un disco que se convirtió en uno de nuestros favoritos de aquellos meses, el primero de Nathaniel Rateliff junto a The Night Sweats. Aquello era una explosión Soul a cargo de un Rateliff que se había centrado en sus primeros discos en el Folk y en los sonidos más cercanos al «Americana», sin los resultados que esperaba. Su giro hacia un Soul sureño bajo el manto del mítico sello Stax, con una formación tremenda y con una preeminencia de la sección de vientos, junto a temas incontestables como «I Need Never Get Old» o «S.O.B.», entre otras, fue todo un acierto y así fue reconocido por la crítica. Así que había muchas ganas de su nuevo trabajo en esa dirección y Tearing at the Seams no ha decepcionado, al contrario, es una continuación fantástica que incide en las mismas líneas y con algunos temas que te conquistan desde la primera escucha. Rateliff sigue cantando con fuerza y pasión y las canciones funcionan de maravilla, Soul que no cae en el revivalismo sino que sigue con personalidad propia.

Ya el comienzo es brutal, casi un minuto y medio con los vientos a todo trapo para iniciar un «Shoe Boot» de gran calidad sonora y con un final tremendo. «Be There» igual tiene un sonido más clásico con Rateliff cantando de forma más suave sobre una poderosa base instrumental que marcará todo el disco. El ritmo no baja con «A Little Honey», un tema más tranquilo pero con Hammond destacado que le da un tono épico. «Say It Louder» es un medio tiempo creciente Soul elegantísimo con la voz de Rateliff tremenda. Y qué decir de la impagable «Hey Mama», intenso y emocionante que hace referencia a un momento duro de su vida, cuando perdió a su padre, utilizando los vientos como contrapunto al comienzo y para crecer en fuerza en un desgarrador final. La primer parte del disco se cierra con «Babe I Know», una canción que recuerda a los grandes del Soul, de Redding a Cooke, y aunque es un tema que también va a crecer en intensidad, deja la exuberancia a un lado al comienzo.

La segunda parte se inicia sin freno con la tremenda «Intro», tono festivo y de celebración, con los vientos de nuevo a todo trapo y el Hammond impecable. «Coolin’ Out» es un tema menos contundente, más «aseado», con la presencia de coros femeninos. Y se escora hacia otros sonidos, puede que más sofisticados, con «Baby I Lost my Way, (But I’m Going Home)», donde introduce novedades en una percusión diferente y destaca el saxo. Otro de nuestros temas favoritos es el más rockero «You Worry Me», aderezado por la clase del Soul. Y el cierre comienza con la más pausada «Still Out There Running», una canción con una base instrumental más lenta. El último tema es «Tearing at the Seams», que entronca en ritmo con la anterior pero que luego va a crecer en intensidad con fuerza, esos vientos, y que nos recuerda, aunque sus voces son diferentes, a las incursiones más Soul de Van Morrison.

Tearing at the Seams ya es uno de nuestros discos favoritos de lo que llevamos del año con el Soul volviendo a darnos grandes alegrías. Rateliff y sus Night Sweats han subido la apuesta, demostrando que su anterior entrega no fue una casualidad. Al contrario, este es un disco que lo supera demostrando la clase que atesora Rateliff, capaz de entregarnos grandes temas.