Nos saltamos un poco nuestras normas y, en «Discos actuales», nos centramos en un trabajo del año pasado, el disco debut de Black Pumas de Austin (Texas). Estos meses, Black Pumas sacaron una fantástica versión de la inolvidable «Fast Car» de Tracy Chapman, por la que les descubrimos. Black Pumas es un dúo formado por el cantante y guitarrista Eric Burton y por el guitarrista Adrian Quesada. Su sonido es un Soul y un R&B elegante que recuerda, en no pocos momentos, a Michael Kiwanuka, así como a unos Black Keys más pausados y comedidos, menos rockeros. Black Pumas cuenta con unas melodías que también nos llevan a los sesenta y los setenta y a las que aportan ciertos tonos psicodélicos, en algunos momentos también nos llevan al propio Curtis Mayfield. La voz de Burton es fantástica, sus registros van hacia el uso del falsete y las canciones son intensas, adquiriendo una personalidad propia y basándose en medios tiempos ascendentes. Un descubrimiento, aunque tardío para nosotros.
El inicio del disco es una maravillosa «Black Moon Rising», un Soul setentero en clave de medio tiempo, elegante y sinuoso. En «Colors» mantienen el nivel con un mismo tono pero más épico, con la presencia del Hammond y de los teclados, así como unos coros espectaculares. «Know You Better» sigue en clave de los setenta, un tono pausado que nos lleva a Kiwanuka. Y en «Fire» parece que van a cambiar un tanto el tempo pero no salen de su hoja de ruta, recuperando la potencia de los coros. «OCT 33» comienza con un tono más acústico pero luego evoluciona hacia un sonido más orquestal.
La segunda parte comienza con «Stay Gold» que es una canción de Soul psicodélico que podría encajar en una banda sonora de una película de la «Blaxploitation». En esa dirección, pero más animada, la destacada «Old Man» mientras que el Soul clásico se impone en «Confines», con Burton tirando de falsete. Para el final queda una de las grandes canciones del disco, «Touch the Sky» que es una joya, con vientos poderosos y con guitarras contundentes. Se cierra con la más ambiental y atmosférica, aunque con una carga psicodélica, «Sweet Conversations». Además, el disco cuenta con un extra de cuatro canciones grabadas en los estudios Arlyn de Austin, entre ellas una muy psicodélica versión de «Eleanor Rigby» de The Beatles, el resto son versiones en vivo de canciones del disco.
Muy buen disco de Black Pumas, sonidos de los que nos gustan. Puede que se les pueda acusar de poco originales o de que en ocasiones podrían levantar más el freno, pero no cabe duda que estamos ante un dúo que promete.
No conocía a Labi Siffre hasta que escuché en el Hoy por Hoy de la Cadena SER la canción «Watch Me» y hablaron de la serie This Is Us, actualmente en Amazon Prime y TVE, que forma parte de su interesante banda sonora. La serie, que te hace reír y llorar, mucho, es muy azucarada y sentimental pero te deja pegado a la televisión siguiendo las visicitudes de la familia Pearson, jugando con los tiempos narrativos. Pero, dejemos la serie y volvamos al «Watch Me» de Labi Siffre que suena en uno de los momentos culminantes del primer capítulo. Como he señalado, no sabía quién era Siffre y cuando comentaron esta canción en el Hoy por Hoy señalaron que era el compositor de «It Must Be Love», que años después harían propia los Madness hasta el punto de pensar que era una canción de ellos, por cierto que Wikipedia señala que el propio Siffre aparece en el vídeo de la canción. La historia de Siffre es la de esos talentos que quedan ocultos y olvidados. Tuvo su momento en la década de los setenta, cuando publicó seis discos de 1970 a 1975, incluso representó a Reino Unido en el Festival de Eurovisión de 1978. Su siguiente momento es la canción que abre la recopilación que vamos a reseñar, «(Something Inside) So Strong», una canción denuncia en 1985 sobre la situación del Apartheid en Sudáfrica. Su carrera, desde entonces, cuenta con poquísimos discos aunque su relevancia es mayor porque canciones suyas han sido cantadas no solo por Madness sino por Rod Stewart o Joss Stone, entre otros, y ha sido sampleado por Primal Scream, Fatboy Slim, Eminen, Jay Z, Kanye West, Wu-Tang Clan, etc. Por lo tanto, nos encontramos ante un interesante descubrimiento de un artista que basaba su fuerza en su delicada voz y en unas canciones Pop de bellas melodías, con producciones orquestales y con vientos pero casi siempre con la presencia de la guitarra acústica, incorporando elementos Soul, Folk y del Spoken Word. Unas canciones emocionantes que se recogen en esta recopilación de 2016 titulada It Must Be Love. The Best of Labi Siffre y que salió no en uno de los grandes sellos sino en Music Club. Veintiocho canciones que te conquistan.
El primer CD comienza con su regreso ya señalado en 1985, «(Something Inside) So Strong», canción épica y expansiva con coros góspel y que crece en intensidad. Sigue con temas como «Too Late» o «Make My Day», de sus comienzos, que son orquestales y que cuentan con la acústica. Llega luego «A Little More Line», una de sus mejores canciones que tiene un tono de Soul creciente con unos vientos fantásticos. En «I Don’t Know What’s Happened to the Kids Today» apuesta por el Folk aunque las cuerdas le llevan hacia el Pop orquestal. Fascinante es también «There’s Nothing in World Like Love», de nuevo esa combinación de vientos y cuerdas con su voz. En «Not So Long Ago» incorpora algunos aspectos de la Bossa Nova y también percusiones, mientras que «When I’m on My Own You Are on My Mind» regresa al Folk más acústico. De este primer CD también destaca la más Soul «Thank Your Lucky Star», con ese Hammond fantástico. «Bless the Telephone» retorna al Folk y crece en ese sentido «Get to the Country». «Cannock Chase» tiene un tono muy melódico, las cuerdas vuelven a quedar imponentes de nuevo. En «Blue Lady» cambia el tono, es más compleja, su voz está fantástica y la percusión le da un punto diferente. El sonido más acústico retorna con «Crying Laughing Loving Lying» aunque también hay un sonido de guitarra eléctrica que tiene un punto crepuscular.
El segundo CD comienza en un no parar. Primero, «It Must Be Love», que tiene un tono más inocente que la versión de Madness. Luego «My Song» que es una brutalidad Pop, qué sección de cuerdas. Y, finalmente, completando una triada inapelable, «Watch Me», delicadísima y maravillosa. «Somesay» es un Pop orquestal con el piano como elemento diferencial. Y en «Children of Children» es un Folk que luego deriva hacia un tono más épico con la incorporación de las cuerdas. Otra de las grandes canciones es «Entertainment Value» que comienza con un punto de Music Hall y luego deriva hacia un sonido más moderno, con esos teclados del final. «Prayer» es una canción completamente acústica y en «Let’s Pretend» se marca una canción Pop de casi de diez minutos, compleja y enorme. En esa misma línea, en un Pop que aquí se apoya en los vientos, te conquista «If You Have Faith». «I Got The» sorprende por el cambio de estilo, es de 1975 y se notan las influencias Funk y de artistas como lo que estaba haciendo Curtis Mayfield, por ejemplo, clavando una canción que luego lleva de nuevo a su Pop pero que tiene unos vientos muy de la época. Y el Funk sigue haciendo su aparición en «The Vulture». El cierre es para tres canciones ya de su etapa posterior. Primero, «Nothing’s Gonna Change», sonido ochentero, en el peor sentido de la palabra, que no acaba de funcionar. Luego, ya de 1998, «Sparrow in the Storm» que es una vuelta a sus orígenes, y la acústica «Why Isn’t Love Enough?».
Fantástica recopilación que recoge la carrera de un artista desconocido para mucha gente, entre los que me incluía. A mí me tiene fascinado.
En 2006, Amy Winehouse lograba un éxito sin precedentes con el revival Soul del Back to Black. Aquel disco fue un acontecimiento gracias a unas grandísimas canciones, a la fuerza de Winehouse y a la producción de Mark Ronson y Salaam Remi. En el mismo participaron muchos músicos y algunos de ellos eran integrantes de los Dap Kings, la banda de Sharon Jones. La historia de Winehouse es de sobra conocida, y trágica. Sirvió para poner al Soul de los sesenta de nuevo en órbita, aunque siempre había estado ahí pero no había habido una figura que lo hubiese capitalizado como ella, y se lanzaron una serie de artistas con ese estilo que podría ser catalogado como «vintage». Eli Paperboy Reed, Duffy, la propia Adele, etc., en mayor o menor medida había influencias claras. Pero, sin duda alguna, todavía era más interesante lo que estaba ocurriendo al otro lado del Atlántico, donde unos jóvenes productores y músicos se habían puesto a descubrir artistas e intérpretes que no habían tenido mucha repercusión o que, directamente, se habían limitado a sobrevivir. Son los casos de Lee Fields, Charles Bradley y Sharon Jones. Jones fue, sin duda alguna, la figura de ese movimiento y demostró la fuerza de la naturaleza que era. Desde Daptone Records, fue labrando una carrera que creció gracias a la visibilidad del Back to Black. Ojo, las canciones ya estaban ahí, el talento por supuesto, pero muchas veces no es suficiente con eso, lamentablemente. La historia de Daptone Records también es conocida, con Bosco Mann (Gabriel Roth) y Neal Sugarman como fundadores, ambos también integrantes de los Dap-Kings. Siguiendo los modelos de las grandes del Soul clásico, de Motown a Stax, crearon un sello discográfico que se colocó en el mapa desde Nueva York y que tendría a Jones y a Charles Bradley como grandes nombres, junto a James Hunter o Lee Fields, entre otros. Sonido muy clásico donde Jones, junto con unos Dap-Kings imperiales serían el nombre más destacado.
Con I Learned the Hard Way (2010), disco que celebramos en su décimo aniversario, Jones y su banda llegaban a la cuarta entrega, tras los destacadísimos Naturally (2005) y 100 Days, 100 Nights (2007). Título que se podría aplicar a la vida de Jones, el sonido clásico del Soul se hacía presente con canciones emocionantes, la mayor parte compuestas de nuevo por Bosco Mann, y que te conquistaban desde la primera escucha. Allí había mucho Motown y también influencias de una Shirley Bassey de la que, años después, versionarían su «Goldfinger» para la película de Martin Scorsese El lobo de Wall Street (2014), en la que también aparecían en una actuación. Cuando llegó I Learned the Hard Way, la recuperación del Soul clásico y sonidos más vintage estaba de moda tras el golpe en la mesa de una Amy Winehouse que ya estaba en su camino descendente y sin freno, lamentablemente. Charles Bradley y Lee Fields, pero también jóvenes como Eli Paperboy Reed, Nick Waterhouse, etc., se convertían en exponentes del mismo, con su estética incorporada. Pero Sharon Jones se elevó un poco más que ellos y ellas. En 2012, en Actual, pudimos verla con todo su poderío y una banda que te dejaba anodado. I Learned the Hard Way es el disco de Jones y los Dap-Kings que más me gusta, me parece una barbaridad desde el comienzo al final, así que vamos con ello.
«The Game Gets Old» es un comienzo épico y Jones hace gala de su voz, un Soul clasicista con los coros, los vientos y las cuerdas, un medio tiempo emocionante y ascendente. Luego llega «I Learned the Hard Way» que te acaba de desarmar, con ese comienzo potente que recuerda a algunas canciones de la Blaxploitation, esos vientos, esas réplicas entre Jones y el coro, los vientos…impresionante. «Better Things» pierde la épica y gana en un tono más alegre, aunque la letra no va por ese camino, siendo otra de las grandes canciones del disco. «Give It Back» supone una vuelta al sonido del comienzo, otra canción clásica y de gran fuerza. «Money» supone un cambio de ritmo, tono Funk para un tema que brilla también en lo más alto del disco, los vientos están brutales y Jones vuelve a salirse. «The Reason» es una canción instrumental en la que los Dap-Kings se lucen más todavía.
La segunda parte se inicia con una balada épica como es «Window Shopping», una Jones de lujo. En «She Ain’t a Child No More» se centra en sonidos del Soul clásico de los sesenta, lo mismo que en la también sobresaliente «I’ll Still Be True», todavía más orquestal. En «Without a Heart» llega un tono más festivo y los Dap-Kings están de nuevo fantásticos. «If You Call» es poderosa, destacan los vientos que dan la réplica a Jones, mientras que el cierre es para una más minimalista pero maravillosa «Mama Don’t Like My Man» con una Jones disfrutando.
Gran disco I Learned the Hard Way. Sharon Jones & The Dap-Kings continuarían triunfando con discos fantásticos el siguiente lustro pero un cáncer acabó con la vida de Jones en 2016, habiendo continuado grabando y girando. Una terrible pérdida, a la que se sumaría en 2017 la de Charles Bradley. Una lástima y el cierre de una etapa de recuperación del Soul más clásico que tuvo en Sharon Jones y sus Dap-Kings a uno de sus protagonistas fundamentales.