Drive-By Truckers, «The New OK»

No había pasado ni un año desde The Unraveling (2020), cuando Drive-By Truckers anunciaron nuevo disco, en este caso bajo el título The New OK. Patterson Hood, Mike Cooley y compañía se embarcaban en un trabajo que incidía en su visión crítica acerca de la deriva de la sociedad norteamericana. Ya lo hicieron a lo grande con uno de sus mejores discos, American Band (2016), y lo mantuvieron aunque bajando el nivel compositivo en su sucesor. En ciertos momentos, ya lo vimos en sus primeros discos de la segunda década del siglo XXI, Drive-By Truckers parecen sumirse en una especie de «piloto automático» pero mantienen siempre una identidad basada en el Rock poderoso, las guitarras punzantes y esa vinculación con la etiqueta que les encumbró, el «Southern Rock». El nuevo disco es de urgencia, corto, nueve canciones de las cuales una es una versión de los Ramones, y en el mismo es Hood el que acapara la mayor parte del peso compositivo, hecho que se produce en los demás discos pero aquí se amplifica un poco más. Cooley solo firma una canción y Hood cuenta con la coescritura del bajista Mark Patton en otra. El disco se sitúa en la línea de los anteriores, con algunos altibajos, pero siempre convincentes. Insistimos, no cabe duda de la urgencia del disco y de cómo van captando el espíritu de un tiempo extraño. Finalmente, una de las novedades es la vuelta en el diseño de la portada de Wes Freed, el autor de la mayoría de las de la banda hasta English Oceans (2014), una de las señas de identidad del grupo y que se vinculan con la imaginería de ese Sur profundo que retrata la banda. Aquí, aparecen elementos conocidos que inciden en esa especie de gótico sureño tan presente en otras portadas de Freed.

El comienzo es para la poderosa «The New OK», clásica y cañera, guitarras contundentes y la batería de Brad Morgan sin respiro, además de unos teclados de Jay Gonzalez que nos remiten a los Heartbreakers de Tom Petty. La letra hace referencia a la actualidad del verano de 2020 de Estados Unidos, marcado también por la situación vivida en torno a las protestas por las actuaciones policiales. Luego, «Tough to Let Go» pone la pausa pero en el tono crepuscular que se acrecienta con la épica del estribillo y un órgano del final que le da un sonido más luminoso. En «The Unraveling» entran en una canónica canción de rock sureño con las guitarras de nuevo protagonistas. «The Perilous Night» cambia el tempo con un punto más Pop, aunque sin dejar de estar presentes esas guitarras determinantes, pero es una canción menos conseguida y la producción no funciona tan bien. «Sarah’s Flame», canción compuesta y cantada por Cooley, sigue la línea de sus composiciones habituales, esa forma de cantar con la voz más grave y con un tono más acompasado, interesante pero también con algún aspecto de la producción que no acaba de funcionar.

La segunda parte comienza con «Sea Island Lonely», aquí vuelven a sus sonidos, el teclado es clave y también lo son los vientos y coros que le aportan un tono Soul muy atractivo. En «The Distance» llega otra de las mejores canciones del disco, es un tono más clásico que se inserta en ese tono gótico y oscuro para darle ese sentido épico y crepuscular en el que son unos maestros. Y también destaca una más que notable «Watching the Orange Clouds» donde Hood adopta un tono más narrativo, la voz es melancólica y va creciendo desde ese comienzo intimista y acústico a ese sonido de Rock americano con influencias del Country. El final es para la versión de «The KKK Took My Baby Away» de los Ramones que, para algunas críticas, ha sido señalada como innecesaria o que aporta poco. Ciertamente, es muy canónica y poco más se puede decir de la misma.

Buen disco de nuevo de Drive-By Truckers, que es una de esas bandas que nos tienen enamorados desde siempre. Queda esa sensación de un cierto descenso con respecto al sublime American Band pero es que estamos hablando de una banda que ha firmado su disco número trece con el que nos ocupa.

Bette Smith, «The Good, the Bad and the Bette»

Bette Smith ha publicado su segundo disco, The Good, the Bad and the Bette (2020), continuación del debut de 2017, Jetlagger, que fue saludado por la crítica especializada con valoraciones muy positivas. Smith se suma al conjunto de cantantes femeninas de garra y fuerza Soul pero con un toque más rockero en muchos momentos, lo cual nos llevaría a encardinarla con toda una Tina Turner, como se ha señalado en algunos artículos. Es imposible no pensar también en la añorada Sharon Jones o en una Yola, aunque con sus matices. Smith se muestra dentro de esas líneas aunque las guitarras eléctricas tienen más poso, sin dejar de tener presencia los vientos. Smith también tira de influencias del Góspel y de los tonos más espirituales aunque quedan en un segundo plano. Su voz es poderosa y la banda está de lujo. Además, hay colaboraciones de relumbrón como la de Patterson Hood de Drive-By Truckers, Luther Dickinson de los North Mississippi Allstars y Jimbo Mathus de los Squirrel Nut Zippers. Un disco que se disfruta y que nos remite, una vez más, a esa cantera inagotable de talento que es el Soul y sus distintas ramificaciones y sinergias con otras músicas.

«Fistful of Dollars» es el comienzo del disco, una canción más Soul pero endurecida por las guitarras que marcan la cadencia, muy disfrutable. «Whistle Stop» es una balada más intensa que va creciendo, muy emocionante. En «I’m a Sinner» se da de nuevo un sonido más rockero con las guitarras de nuevo como protagonistas y con los vientos también destacados. «I Felt It Too» es una de las cimas del disco, una canción muy poderosa con una Smith como un ciclón para un tema que tiene similitudes con «People Have the Power» de Patti Smith. Más contenida se muestra en «Signs and Wonders», un regreso al Soul más suave que luego va creciendo de nuevo.

En la segunda parte comienza con una imbatible «Human», más rockera sin duda y con un punto psicodélico, con los vientos de nuevo como una presencia clave. «Song for a Friend» es más emotiva, recuerda a Mavis Staples dentro de los parámetros de Smith, pero sí que se aprecia un punto en esa dirección. «Pine Belt Blues» es puro Southern Rock que nos remite a unos primigenios The Black Crowes incluso, de nuevo Smith se sale en la interpretación. «Everybody Needs Love» cuenta con la colaboración de Hood, habiendo interpretado la canción con los Drive-By Truckers en directo, otra vez un sonido poderoso pero con una Smith que juega al contraste con la contención. El final es para «Don’t Skip Out On Me», una canción más ecléctica que tiene Rock, influencias Góspel y también unas guitarras más crepusculares, con el contrapunto de un saxofón más jazzístico que le da un toque más expansivo. La mezcla da lugar a una canción más épica y un tanto diferente con respecto al conjunto del disco.

Buen disco de Bette Smith que, como decíamos, se inserta en esa línea que va de Sharon Jones a Yola, pasando por otras muchas artistas. Poderío Soul y Rock para disfrutar.

 

 

Drive-By Truckers, «The Unraveling»

Los años siguen pasando y Drive-By Truckers se mantienen fieles a la publicación de un nuevo disco de forma periódica, el número doce hace The Unraveling, sucesor del brillante American Band (2016) con el que los de Athens (Georgia) regresaron a sus niveles más altos. Recordemos que los de Patterson Hood y Mike Cooley habían publicado anteriormente dos discos más irregulares, Go-Go Boots (2011) y especialmente English Oceans (2014). Pero con American Band, surgido al calor de los cambios políticos en Estados Unidos en aquel año, se salieron. Con The Unraveling mantienen la tensión pero bajan un peldaño su calidad con respecto a su antecesor, aunque nos encontramos con un disco de nuevo notable que va ganando poso con las escuchas. Con el peso compositivo de nuevo en Hood, los Drive-By Truckers siguen haciendo esas canciones de rock sureño que han conformado su personalidad, un camino del que no se han salido en estas décadas y que ha generado un grupo de seguidores y seguidoras fiel. Habrían merecido una mejor suerte los Drive-By Truckers, no al nivel de Wilco por ejemplo, pero sí que parece que formaciones menos dotadas han capitalizado mejor sus méritos. Sin embargo, Drive-By Truckers siguen transmitiendo una honestidad y autenticidad que igual otros grupos no pueden presentar.

Comienzan con la explícita «Rosemary with a Bible and a Gun», muy explícita y Hood cantando de maravilla, una canción en la tradición del rock sureño ligado más al Folk a la que incorporan unas cuerdas que le dan a la canción un tono más épico. Siguen en lo más alto con «Armaggedon’s Back in Town», otra canción con mensaje que incrementa la épica a través de un mayor peso de las guitarras eléctricas. «Slow Ride Argument» es de Cooley, también la canta, y se aleja de algunas de sus canciones en otros discos, incluso cambia su forma de cantar, para una canción más rockera todavía. «Thoughts and Prayers» es un medio tiempo Folk más acústico y con un tono Folk, una canción río fantástica. «21St USA» es más ambiental, muestra esos paisajes que se miran al horizonte y que son iconográficos del sur de Estados Unidos.

La segunda parte sigue con canciones comprometidas, «Heroin Again» es una canción potente de rock americano y, por el contrario, «Babes in Cage» tiene un sonido más oscuro y atmosférico en la que contrasta la forma de cantar de Hood con la instrumentación de la canción. «Grievance Merchants» es la segunda canción de Cooley que recupera su forma grave de cantar y que está vinculada a un Country Rock más épico con unas guitarras crepusculares. El cierre es para la extensa «Awaiting Resurrection», el protagonismo es para unas guitarras que cortan y la sección rítmica en un segundo plano, para un final en el que las guitarras ocupan toda la escena.

Como decíamos, igual le falta ese punto de urgencia y garra de American Band pero es un buen disco de Drive-By Truckers que nos muestra a una banda que no tiene nada que demostrar hace mucho tiempo. Una formación que juega con sus señas de identidad de forma reflexiva y que huye de los tópicos. Unos grandes.