En no pocas ocasiones regresas sobre bandas y artistas que permanecen olvidadas, y pillas esa recopilación que te compraste hace muchos años. Es el caso de Supergrass, una de las bandas que tuvieron una importante presencia en el Britpop en la segunda mitad de los noventa y que, sin embargo, seguramente fueron infravalorados con respecto a otros compañeros de generación, comenzando por Oasis y Blur y siguiendo por Suede y Pulp, pero también por Elastica y demás. Y es que los de Oxford se presentaban como una de las formaciones más divertidas del Britpop, un sonido festivo y despreocupado que alcanzaba su cumbre en temas como «Alright», uno de sus hits en el que destacaba un piano machacón. Supergrass atesoró una carrera de casi dos décadas, se disolvieron en 2010, y su evolución se centró en ir madurando su sonido, que tenía tintes también psicodélicos, aunque siempre predominando ese Pop de la época con influencias de The Kinks a The Jam, aunque más acelerados que los primeros. Y había igualmente un punto costumbrista, aunque no tan exagerado como en el caso de Blur. La banda tenía un formato trío con Gaz Coombes a la cabeza, que acaba de sacar disco, Danny Goffey y Mick Quinn, incorporándose Rob Coombes, hermabo de Gaz, en 2002, y en aquella segunda mitad de los noventa daban la imagen de pasarlo muy pero que muy bien, lo que posiblemente contribuyó a no ser tan valorados, aunque tuvieron un enorme éxito.
Su debut se produjo en 1995, en plena consolidación del Britpop con I Should Coco, que les colocó como número 1 inmediato en Reino Unido. Aquel disco contaba con canciones que no pararon de sonar como la citada «Alright», ña cañera «Caught by the Fuzz», «Lenny» o «Mansize Rooster», donde también aparecían guitarras poderosas. El siguiente paso, con el Britpop ya de capa caída, lo darían en 1997 con otro gran disco, In it for the Money, con una portada curiosa, y con una evolución en su sonido que iba dejando paso a temas contundentes como «Richard III» o canciones donde exploraban su lado más intimista en parte como «Late in the Day», que tenía un punto Beatle. Junto a estos temas, también fueron singles «Sun Hits the Sky», un tema fantástico que llama a la rabia de The Jam, «Going Out» o «Cheapskate».
Ya muy consolidados, su tercera entrega llegaría en 1999 con Supergrass, un disco que contendría dos de las mejores canciones de la banda, y que también mostraban su evolución. Una de ellas era «Moving», más compleja y de coordenadas más ambientales. La otra era la festiva y divertidísima «Pumping on Your Stereo», una canción que remitía al mejor Pop británico de los sesenta. También estaba una fantástica «Mary», otro tema más complejo que sus discos anteriores. Supergrass terminaban el siglo XX no habiendo realizado un disco malo.
El comienzo del siglo XXI traería el cuarto disco de la formación, que es mi favorito. Life on Other Planets (2002) marca la evolución de la banda, ya como cuarteto, y es un disco más complejo y ambicioso. Era un momento en el que los restos del Britpop estaban diseminados, con la autorrepetición de Oasis, el bajo momento creativo de Blur, las dudas de Suede y la separación de Pulp. Supergrass entregaban un disco maduro y muy interesante con canciones como «Grace», «Seen the Light» que sonaba a The Kinks, la más psicodélica «Rush Hour Soul», la más acelerada «Never Done Nothing Like That Before», etc. Para mí, un disco que tuvo menos suerte que la que merecía, aunque no es menos cierto que era los tiempos ya habían cambiado.
En 2004 publicaron un excelente recopilatorio, de título muy poco humilde Supergrass is 10. The Best of 94-04, y todavía tendrían fuerza para publicar hasta 2010 dos trabajos más, pero el tiempo era inapelable. Aunque se podría haber hablado de un segundo Britpop en esos años, no fue comparable. Supergrass sacarían Road to Rouen (2005), que contaría con una buena aceptación de la crítica, y Diamond Ho Haa (2008), que pasó mucho más desapercibido. Reconozco que no presté atención a estos dos últimos discos pero Supergrass siempre me pareció una banda a recordar y considerar, y siguen sonando igual de divertidos, lo cual siempre viene muy bien.