The Killers es una banda que no me ha interesado nada en los últimos quince años. Sí, me compré su debut, el vigoroso Hot Fuss (2004). Los de Brandon Flowers sorprendieron dentro del grupo de bandas que realizaban sonidos de guitarras bailables, Pop Rock inspirado en la New Wave y sintetizadores ochenteros. Allí estaban Franz Ferdinand, por supuesto. Y The Killers, que colocaron millones de discos gracias a canciones tan poderosas como «Somebody Told Me» o «Mr. Brightside». Pero, a mí The Killers me dejaron de llamar la atención en muy poco tiempo. Sam’s Town (2006) no me dijo nada aunque lo peor vendría después. Fue ese «Human» del Day & Age (2008) que Pep Guardiola se empeñó en poner como referencia tras el «Viva la Vida» de Coldplay. Desde entonces, huía de The Killers y de Brando Flowers en solitario y sus discos me dejaban tan frío como los de los propios Coldplay o Muse, por ejemplo. Barrocos y excesivos, nada. Pero, un día sonó «My Own Soul’s Warning» y ya me hice una pregunta: «¿son The Killers?». Sí, y es una tremenda canción imbuida por el espíritu de Adam Granduciel y sus The War on Drugs, el cual colabora en el disco. Y, de repente, sin esperar nada, The Killers, convertidos en trío, hacen un disco notable con el Synth Pop y el Pop Rock épico como bandera. Un disco que convence desde el principio, con algún momento de bajón, pero muy coherente. Por cierto, el disco lo produce Jonathan Rado, entre otros, que participa en las canciones así como en la composición de varios temas. Rado es una de las partes del dúo Foxygen, y esa impronta también se nota.
El comienzo es para la ya mencionada «My Own Soul’s Warning», una de las canciones del año, muy de The War on Drugs pero sin el tono tan melancólico, esos teclados son primorosos y apuntan a la épica sin rendición. Luego llega «Blowback» en la que colabora el propio Granduciel, muy ochentera, de nuevo con los sintetizadores como protagonistas y con un tono de Pop épico que gana con las escuchas. En «Dying Breed» se van hacia un tono más electrónico pero luego derivan hacia una épica más springsteeniana, que va creciendo. En «Caution» siguen en esa línea y se superan, casi a la altura de la canción de inicio, de nuevo la inspiración de The War on Drugs y aquí colaboran Lyndsey Buckingham y Blake Mills. En «Lightning Fields» aparece k.d. lang en un medio tiempo de Pop electrónico, con unos coros destacados, aunque queda por debajo de las cuatro canciones de comienzo.
«Fire in Bone» incorpora sonidos electrónicos aunque al comienzo suenan a Talking Heads, pero todo con un Pop muy épico. «Running Towards a Place» deriva más hacia el Rock americano con un sonido más guitarrero. «My God» cuenta con la participación de Weyes Blood a a las voces, es la mejor canción de esta segunda parte del disco, de nuevo la apuesta épica y con unos coros que enganchan, aunque también tiene esas voces de Flowers que se nos hacen tan cuesta arriba. El cierre es para dos canciones que son las más flojas del disco, desciende el nivel con «When the Dreams Run Dry», un medio tiempo menos logrado, y con «Imploding the Mirage» que retorna al sonido Pop de los ochenta.
Pues sorpresa y notable para The Killers. Un buen disco que, lamentablemente, en su tramo final desciende el final, frente a una primera mitad muy lograda. Para mí, «My Own Soul’s Warning» es una de las canciones del año.