En su personal concepción del rock americano, Jim James viene presentando diferentes caras en sus dos proyectos principales: con My Morning Jacket muestra un sonido complejo y original facilitado por la compañía de una banda excelente, mientras que en sus discos en solitario venía presentando un sonido más calmado e innovador. Tanto en su debut («Regions of Light and Sound of God») como en su última referencia («Eternally Even») también tenía especial protagonismo su particular interpretación de las fuentes del soul y del R&B de la que resultaban algunas piezas un tanto intrigantes y otras más bailables, pero siempre con una personalidad y una concepción casi ambiental que los relacionaba.
En esta tercera entrega mezcla ambos conceptos; concede más protagonismo a las guitarras y relega la experimentación hasta un plano apenas perceptible, extrayendo de los componentes clásicos del rock (guitarra, bajo, batería y voz) un sonido vivo y eléctrico que supone un viraje en su trayectoria en solitario y que en bastantes ocasiones remite más a su banda que a la propuesta que había tomado forma en los dos anteriores trabajos bajo su firma.
El disco lo abre Just a Fool a todo trapo con un estribillo guitarrero y eléctrico, al igual que la algo más clásica You Get to Rome. A continuación experimenta con los ritmos en Out of Time, un medio tiempo duro y oscurecido por el bajo, a la que siguen la bonita Throwback, con mayor protagonismo para las voces, y la estupenda No Secrets, un medio tiempo melódico y potente en la estela de Neil Young. Insiste el bajo en la más garajera Yes to Everything antes de sonar más denso en una No Use Waiting que funciona. All in your Head sube el nivel con un riff fantástico para recuperar tensión y crudeza en Better Late than Never. Algo más clásica Over and Over suena soulera hasta desatarse al final antes de bajar definitivamente las revoluciones para el pequeño cierre de Too Good to Be True.
Aparentemente menos elaborado, con un sonido más básico y directo, no está nada mal este tercer disco de Jim James, más cercano a la línea rockera de su banda (más de tres años ya desde «The Waterfall» de MMJ), con el que continúa consolidando su discografía paralela y vuelve a demostrar que la alargada sombra de su talento prevalece en todo lo que toca.