El segundo de Vetusta Morla

Qué decir de ‘Un día en el mundo’, una irrupción como pocas se recuerdan en nuestro rock, un debut avasallador fruto de un extenso rodaje previo y una apuesta que les llevó a crear un sello propio bajo el que presentarse, Pequeño salto mortal. En 2008 comenzaba la aventura del sexteto de Tres Cantos; con una firmeza sorprendente para una banda primeriza, sus numerosos conciertos fueron extendiendo la impresión poco habitual de que llegaban para apropiarse de un lugar de privilegio en la escena nacional. Como bien contó Sergio, en 2009 eran la banda del momento y asistir a sus conciertos era una experiencia que no dejaba demasiadas opciones aparte de rendirse a su escueto pero infalible repertorio.

Tres años después llegaría la reválida. Tras  un primer éxito que había desbordado los límites de la música independiente a la que parecían abocados con un trabajo cocinado a fuego lento, editarían en mayo de 2011 la que sería su complicada continuación. Presentadas físicamente con una originalidad y cuidado casi artesanales, como han hecho con todos sus lanzamientos, las canciones de ‘Mapas’ se enfrentaban a una expectación enorme.

Y con la misma firmeza continuaron en la dirección iniciada con su debut, y es que cuando no dejas de hacer buenas canciones pierden valor conceptos como renovación o experimentación y no queda otra que entregarlas y aprovechar el vigor de la llama creativa. O eso parecieron pensar Vetusta Morla antes de presentar esta suerte de continuación de su anterior disco, un trabajo en el que desarrollaban un sonido y una lírica que ya conocíamos para alcanzar unas semejantes cotas de calidad, es decir, un trabajo excelente y sin desperdicio.

El disco lo abre con sutileza el piano de Los días raros, al que se irán añadiendo guitarras y percusiones hasta desembocar en un épico final. A continuación hacen su aparición las guitarras a todo trapo en Lo que te hace grande, con un bajo que también reclama protagonismo, seguida de En el río, que sería el primer sencillo, rítmico de inicio para ir fortaleciéndose poco a poco sobre las guitarras. Bajan las pulsaciones en Baldosas amarillas, aunque no la intensidad emocional especialmente en su coreable final, al contrario que en Boca en la tierra, eléctrica y potente desde el principio, ni en El hombre del saco, que entre percusiones varias y guitarras profundas alcanza un final contundente.

Con aroma folk se abre y desarrolla Maldita dulzura, una de las más relajadas del conjunto, a la que siguen Cenas ajenas, un medio tiempo también de desarrollo suave que se electrifica en el estribillo, y el rock ligero que da nombre al disco, una Mapas que se va endureciendo según avanza. El trío de cierre lo conforman la maravillosa Canción de vuelta, desnuda, sosegada y marcada por una preciosa línea de piano, una potente Escudo humano que abren los tambores y dominan las guitarras y la bala final de Mi suerte, cuyo ascenso lento alcanza a desatarse en los coros finales.

Más allá de debates estilísticos (influencias, muchas; personalidad, a raudales) o interpretaciones literarias (sus letras son tan brillantes como crípticas), lo cierto es que lo que han logrado estos chicos es más que admirable; con guitarras elaboradas y percusiones increíbles, sin olvidar el carisma vocal de Pucho, entre otros argumentos que no conviene diseccionar pero sí disfrutar, han sabido dignificar la intensidad y justificar la épica con su música hasta el punto de convertirse en una de las bandas con un mejor directo y una mayor capacidad de convocatoria de nuestro país, como ha podido comprobar quien haya experimentado una de sus apabullantes giras. Con ‘Mapas’ asentaron las bases sobre las que no han dejado de crecer y hoy, diez años después de su lanzamiento, aún conserva la fuerza y la capacidad de emocionar, la belleza y la contundencia con que aniquilaron cualquiera de las dudas que conlleva todo segundo disco.

No se puede parar a Vetusta Morla

Palacio de los Deportes de La Rioja (Logroño, La Rioja), 3 de enero de 2019, Actual 2019

Había una sensación de nostalgia en nuestras mentes ante la llegada de Vetusta Morla por tercera vez a Actual y es que han pasado diez años desde su primera actuación, cuando eran una promesa emergente y sus integrantes salían a vender sus discos en el puesto de merchandising. Aquella misma noche de 2009 ya se puedo ver el potencial de la banda madrileña, defendiendo el sobresaliente Un día en el mundo (2008) que ha sido confirmado en la década siguiente, cumpliendo dos de trayectoria, sembrando los mimbres en la primera. Vetusta Morla también protagonizaron el multitudinario concierto de 2015 de Actual en la Plaza de Toros de Logroño, presentando La deriva (2014), en otra noche tan fría como la de ayer. Decíamos que había nostalgia porque parece mentira cómo pasa el tiempo pero también mucha expectación para un Palacio de los Deportes lleno. Tocaba el turno de defender Mismo sitio, distinto lugar (2017), que sonó prácticamente entero, sólo se quedaron fuera «Mismo sitio, distinto lugar» y «Punto sin retorno». Antes de la salida de Vetusta Morla actuaron Beware y el Pop de Carlos Sadness, que contaba con no pocos y pocas fans entre el público. Pero la mayoría iban a ver a Vetusta Morla que desplegaron un concierto impecable de veinte canciones en casi dos horas que fueron un no parar. Con Pucho, carismático y dinámico como siempre, las guitarras y más de Guillermo Galván y Juan Manuel Latorre, el bajo de Álvaro B. Baglietto, la imponente batería de David García «el Indio» y las percusiones y programaciones de Jorge González, Vetusta Morla desplegaron un concierto épico, intenso y muy electrónico pero sin perder su esencia y esa misma sensación que nos dejaron hace diez años.

Comenzaron con tres temas de su último disco, la ambiental y ascendente «Deséame suerte», que ya empezó a ser coreada por el público lo que sería una tónica del concierto, la fantástica «El discurso del Rey» y la adictiva «Palmeras en La Mancha», una de nuestras favoritas. Se fueron hacia la La deriva con la soberbia y celebradísima «Golpe maestro», aquello era un no parar aunque decidieron poner un poco de freno con «Maldita dulzura» de Mapas (2011), aunque era un espejismo porque la emoción y la intensidad seguiría con «Cuarteles de invierno» (La deriva) y uno de los momentos de la noche, «Copenhage» de su debut, uno de sus temas más conocidos y en ese momento era imposible no volver la vista atrás y recordar ese mismo momento en 2009. Con el concierto por todo lo alto en ese momento siguieron con «Fuego» y regresaron a su último disco con la intensa «Guerra Civil», la más electrónica «La vieja escuela» y «23 de junio», un vals que sirvió de nuevo para poner una pausa que sería rota por «La deriva» y «Mapas». Tocaba ir cerrando la primera parte del concierto con las revisitaciones de «Sálvese quien pueda» y «Valiente», con buena parte del público en la grada ya puesto en pie que dieron lugar a una desatada «Fiesta mayor».

No tardaron mucho en regresar para un breve bis de tres canciones que comenzaron con la épica «Consejo de sabios» de su último trabajo y que finalizaron con «El hombre del saco» de Mapas (2011), otra de las favoritas del público y con la no menos valorada y emocionante «Los días raros» del mismo disco, con un estribillo coreadísimo. Un final de lujo sin duda alguna.

No se puede entender lo que ha ocurrido en el Pop Rock español en la última década sin tener en cuenta a Vetusta Morla, pero la banda siempre se ha mantenido fiel a sí misma y han seguido en una línea coherente. Sí, ahora son más grandes, su puesta en escena es más ambiciosa y como músicos también han crecido, aunque ya estaban muy curtidos cuando empezaron a tener notoriedad, pero lo que decíamos al comienzo, nos queda la misma sensación que hace diez años, estar viendo a seis tipos que se lo están pasando muy bien en el escenario y que lo transmiten a través de grandes canciones. Aunque nos fuimos con la sensación de la nostalgia por los diez años pasados, ese sentimiento era claramente superado por haber disfrutado de un gran concierto.

 

2009 o el año de Vetusta Morla

Queda una semana para la publicación del nuevo disco de Vetusta Morla, cuarto trabajo de la formación madrileña que lleva por título Mismo Sitio, Distinto Lugar. En Los Restos del Concierto ya estamos expectantes ante esta importante novedad y Javi Castro se la ha apuntado para realizar la reseña de un disco que ha tenido dos adelantos, la impactante y diferente ‘Te lo digo a ti’, que a más de uno habrá sorprendido, y la más previsible pero sin dejar de lado su sonido épico ‘Deséame suerte’. En Los Restos del Concierto hemos seguido su trayectoria desde un lejano enero de 2009, concretamente un 3 de enero en un Actual que nos traía además en esas fechas a Tony Allen, Facto Delafé y las Flores Azules, Method Man, Depedro y Tequila, entre otros. La verdad, nosotros íbamos a ciegas a aquel concierto de Vetusta Morla, ni los conocíamos aunque tenían su trayectoria desde 1998 pero los de Fuenlabrada habían ido labrando un camino propio sin prisa lo que, sin duda alguna, ha dado sus frutos. Pero, como decíamos, antes de ese concierto en una fría noche de enero en el Palacio de los Deportes de La Rioja no sabíamos ni cómo sonaban, y nos diréis que podíamos habernos informado…ya…pero…

Cuando llegamos al Palacio de los Deportes, el concierto ya había comenzado hacia unos pocos minutos y, lo primero que nos sorprendió, fue que la banda llevase un percusionista (no es muy frecuente), Jorge González, además de la presencia de Pucho a la voz, Guillermo Galván y Juanma Latorre a las guitarras, David García ‘el Indio’ a la batería y Álvaro G. Baglietto al bajo. La verdad es que imponían, se notaba que no eran unos recién llegados y entre el público tampoco eran unos desconocidos para parte del mismo, ya sonaban por aquel entonces en Radio 3. Pudimos ver el concierto muy de cerca y desde el minuto uno acabamos convencidos de un concierto en el que desgranaron su debut, el inapelable Un día en el mundo (2008), un disco que se habían autoproducido y autoeditado a través de su sello Pequeño Salto Mortal. Vetusta Morla igual no sonaban a nada parecido a lo que habíamos escuchado anteriormente, puede que se pudiese atisbar un intento por acercarse en algunos temas a unos Radiohead más accesibles, sus canciones enganchaban desde los primeros compases y, especialmente, contaban con una fuerte personalidad y transmitían una gran convicción en sí mismos. Acabamos tan impresionados que salimos a comprar su disco en el hall del Palacio de los Deportes de La Rioja donde parte de la banda se encontraba despachándolos junto a otros productos de merchandising. No sé si estaba en su mente lo que pasaría a continuación y es que, Vetusta Morla, se iban a convertir en la gran referencia de lo denominado ‘Indie Pop’, junto a Love Of Lesbian y Lori Meyers entre otros, una etiqueta que desbordarían.

Un día en el mundo fue uno de los discos que más escuché en todo 2009. No podía dejar de hacerlo. Ya desde el comienzo con ese sonido de ‘Autocrítica’ que va en aumento a medida que sube la intensidad de la letra, siempre con ese gusto por la complejidad y un cierto barroquismo que encajaba en su sonido. Luego le seguía ‘Sálvese quien pueda’, un tema sobresaliente que se convertiría en un himno y con una letra también destacada. ‘Un día en el mundo’ tiene un punto de complejidad y no abandona la épica. Y para ‘Copenhague’ faltan palabras, una canción redonda que se convirtió desde el primer momento en una de las favoritas de sus seguidores, y no era para menos con ese medio tiempo triste y melancólico y ese verso del comienzo ‘El corría, nunca le enseñaron a andar’ y esa guitarra del final y esas cuerdas de cierre…Pero el disco no bajaba el ritmo, ‘Valiente’ también alcanzaría la categoría de himno, esas guitarras se te clavan y ese estribillo está muy logrado, para un tema más bailable. ‘La marea’ quiere poner un poco de pausa, es una canción bella y delicada, en la que Pucho cambia por momentos su registro vocal.

La segunda parte del disco comienza con ‘Pequeño desastre animal’, un tema más complejo, donde se observa un gusto por ciertas texturas más atmosféricas y que también va subiendo en intensidad. En cuanto a ‘La cuadratura del círculo’, sin duda nos encontramos ante otras de las canciones más destacadas del disco, un tema más duro y contundente que en directo es una fiesta, un tema furioso que es de los que se te quedaban clavado en la primera escucha y en donde destaca el impacto de las guitarras y las percusiones. Como en otros momentos del disco, tocaría un cambio de ritmo con ‘Año nuevo’, una canción que comienza con el protagonismo del piano aunque luego vuelven a acelerar para dotarle de una mayor personalidad al tema. Y ‘Rey Sol’ es una canción diferente, si se quiere tiene un punto más experimental. ‘Saharabbey Road’, el título no lo disimula, es una maravilla Pop que también se convirtió en uno de los momentos más destacados, y karakonianos, de sus conciertos por su tono festivo y su melodía pegadiza, incorporación de vientos incluida. Para el cierre, no podía ser de otra manera, tocaba un tema más reflexivo como es ‘Al respirar’, un colofón ajustado para un disco que todavía sigue sonando fresco, un debut fulgurante.

2009 nos traería a Vetusta Morla en San Mateo a la Plaza del Ayuntamiento. Para entonces, Vetusta Morla ya estaban instalados en otra categoría, habían ido creciendo muy rápidamente a lo largo del año aunque la plaza no se llenó ni mucho menos, pero había mucha más gente que se sabía y coreaba sus canciones que en enero. Luego llegaría Mapas (2011), el siempre complicado segundo disco que solventaron de forma notable, un trabajo ambicioso que igual tenía alguna laguna, pero que les sirvió para consolidarse y en 2012 los vimos en una lluviosa noche en el BBK Live en Kobetamendi el día que tocaron Radiohead, y allí congregaron una gran cantidad de público. En 2014 llegaría un trabajo sobresaliente, con un tono político y social en parte, La deriva, que Javier Castro se encargó de reseñar en Los Restos del Concierto. Y Vetusta Morla regresarían a Actual precisamente otro 3 de enero, pero en esta ocasión de 2015, en la Plaza de Toros de Logroño que alcanzó un lleno histórico con 8.000 personas que acudieron a ver a una formación que había alcanzado entonces lo más alto del panorama musical nacional, y así lo contamos en Los Restos del Concierto. De esta forma llegamos a la cuarta entrega de Vetusta Morla, un trabajo que promete más experimentación y que, como mínimo, no nos dejará indiferentes. Vetusta Morla se han ganado un gran crédito y nunca han defraudado, ni en sus discos ni en directo. Como decíamos anteriormente, Javier Castro lo contará aquí, una vez más, en Los Restos del Concierto.