Fogueada en la intemperie de Londres y Nashville, dos de los escenarios callejeros de mayor solera, la más reciente sensación del nuevo country-soul nació, sin embargo, y dio sus primeros pasos en Bristol como corista de gente como Massive Attack o vocalista de Phantom Limb. Y en Nashville le llegó la oportunidad con la que Yolanda Quartey «Yola» soñaba, de la mano de Easy Eye Sound, el sello creado por Dan Auerbach para editar tanto a veteranas glorias de la ciudad como a músicos emergentes. Admiradora de grandes de la canción americana, desde su idolatrada Aretha Franklyn a Dolly Parton o Mavis Staples, porta rasgos de todas ellas en la voz y en las canciones que compone, para las que ha contado con ilustres colaboraciones como el propio Auerbach o Dan Penn, y de músicos de prestigio como el teclista Bobby Wood o el percusionista Pat Mclaughlin entre otros.
Una privilegiada rampa de salida en definitiva para la carrera de esta talentosa música que, sin duda, ha sabido aprovechar para grabar una de esas joyas que sirven para revitalizar el género y situar a su protagonista a la cabeza de las propuestas más ilusionantes. Con las divas del soul y el country de los setentas y ochentas como referencias y unos arreglos fantásticos dirigidos por el propio Auerbach en sus estudios de Nashville, el disco se mueve constantemente entre las dos tradiciones.
La presentación raya a gran altura con la elegantísima Faraway Look, a la vez que potente en el estribillo, como el soul delicado de Shady Grove. Tiran algo más hacia el «campo» tanto la más suave Ride Out In the Country como la demostración vocal de It Ain’t Easier antes de que la fantástica Walk Through Fire prolongue la atmósfera country. Rock Me Gently es un logro de belleza y emoción a la que siguen las delicias no menores Love All Night (Work All Day) y Deep Blue Dream antes de la extensa e inexcusable joya que supone Lonely the Night, de apoteósico estribillo. Para el cierre guarda las mayores muestras de romanticismo animoso con la clásica y setentera Still Gone, el soul ochentas Keep Me Here y el cierre en las optimistas alturas de Love Is Light.
Más que afortunada la aparición de esta artista, rebosante de destreza y vitalidad en su debut en solitario, que contagia el empuje de una tradición que una vez más demuestra lo mucho que le queda por aportar en las manos de nuevos artistas; una delicia para todos los públicos con la única condición de tener el gusto y la sensibilidad dispuestos para reaccionar ante sus emocionantes acometidas.