Por encima del bien y del mal, Wilco lanzan su anunciado y esperado décimo disco, este Schmilco que supone la continuación de Star Wars (2015), que apareció por sorpresa, fue regalado durante unos días desde su Web y tuvo unas críticas irregulares. Star Wars no me parece un mal disco pero, claro, la obra de Wilco es tan impresionante que palidece si lo comparamos con sus obras cumbres. Schmilco tampoco será un clásico de los de Chicago pero sí que muestra una coherencia y una homogeneidad más formada que su antecesor. No deja de ser un disco de digestión más lenta, marcado también por la enfermedad de la mujer de Jeff Tweedy, a la que también le dedicó el disco con su hijo Spencer a la batería en 2014, el recomendable Sukierae. En Schmilco vuelven a aparecer todas las facetas de la banda, aunque no es menos cierto que predominan unos temas más centrados en ese ambiente que suelen crear, con la preeminencia de acústicas y los toques eléctricos de Nels Cline, aunque también es cierto que en ocasiones la melodía suele quedar soterrada. Pero hay temas muy luminosos, de un Power Pop que nos remite a Summerteeth (1999) o Wilco (The Album) (2009) y que, en mi opinión, están entre lo más destacado de todo el disco.
El comienzo es para la acústica y ambiental ‘Normal American Kids’, que tiene un poso amable y cálido, para dar lugar a dos momentos álgidos más cercanos al Power Pop como son ese medio tiempo delicioso que es ‘If I Ever Was a Child’, esas acústicas, y la más dinámica ‘Cry All Day’ que tiene una letra dura. Nos convence menos la más experimental, opresiva y oscura ‘Common Sense’, cuya letra también va por esa dinámica. Más interesante, aunque cuesta entrar, es ‘Nope’ donde Tweedy parece querer seguir por el lado más experimental pero le cuesta. ‘Someone to Lose’ da un descanso musical, es el Wilco más melódico y Power Pop, aunque la letra es también dura.
La oscuridad se vuelve a hacer presente con ‘Happiness’, a pesar del título, donde hace referencia a su madre y tiene versos como ‘So sad it’s nothing, happiness depends on who you blame’, casi nada. ‘Quarters’ es otro tema más íntimo y desnudo donde Tweedy cambia la tonalidad de su voz. Y una canción extraña, que a ratos me gusta más y otras menos, es ‘Locator’, que tiene su punto experimental e incluso algunos momentos más esquizofrénicos. ‘Shrug and Destroy’ sigue esa línea de oscuridad, aunque parece buscar algo de luz, pero se queda a medias. Y justo al final Wilco regresan a la melodía y con dos temas tan redondos como son ‘We Aren’t the World (Saffety Girl)’, de letra un tanto críptica y con el punto que le otorga el órgano, y culmina con ‘Just Say Goodbay’, canción cuya letra no acabo de descifrar, aunque claramente Tweedy parece hacer referencia a su mujer.
Habrá las acusaciones de siempre con Wilco, que si están sobrevalorados, que si son aburridos, que si ya tienen puesto el piloto automático, etc. Como decíamos al principio, no estará entre sus obras de referencia su décimo disco pero nunca Wilco han entregado una obra menor o mediocre. Schmilco contiene momentos brillantes, otros se atragantan más o parecen funcionar peor, pero Jeff Tweedy y los suyos siguen mostrándose honestos.